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ELEANOR.
Tomo la desabrida sopa que Alex me obliga a comer mientras tres hombres están a mi al rededor.
- está bien bonito el sofá ¿verdad?— comento, ellos asienten, Richard le cambia al televisor, miro a Alex, niega divertido.
Oliver no se queda atrás estando en mis pies.
- ¿no se me va a salir la sopa por la herida o si?– bromeo–
Alex niega.
- Tus hermanos quieren verte y están en camino–
- Lo que quiero es irme a casa–
- Lo harás mañana, mientras tanto come y descansa—
- Al menos tráeme una hamburguesa con papas–
- Yo iré por ella– Pável se levanta–
- No, come eso– Alex ordena y se sienta el ruso-
- necesito hablar con mi abuelo– insisto—
- No, tú no tienes nada que hablar con el clan francés– me regaña– tus maridos y yo nos vamos a encargar hasta que te recuperes–
- yo ya estoy bien–
- no es verdad– Samael me mira molesto— Estabas por morir—
- Ustedes no lo entienden, no sé quienes están en mi contra, hay franceses en mi casa, Aretva y Sergei manejan mis negocios...–
- Ya tenemos controlados a los franceses, y respecto a los otros dos, esperarán a hablar contigo, cosa que ellos insisten en hacer— Pável avisa– Cálmate jefa—
Los miro a los tres, tal vez deba confiar en ellos.
- si me prometen que se protegerán el trasero entre ustedes, me calmaré–
Se miran.
- pues ya qué– Sueltan, me sacan una sonrisa–
Mis hermanos llegan una hora después junto a mis amigos y Dorian.
Mi familia está conmigo y aún así el saber que mi propio padre casi provoca mi muerte me...duele. No debería de ser así, pero mi rabia se opaca, la traición me enfurece, pero saber que Eric no me quiere es imposible de ignorar. Es una herida que la creía cerrada, el abuelo me entrenó para olvidarlo. Crecí como huérfana, pero aún así duele. Me cambió por otra familia, lo perdoné, pero esto es distinto. Esto duele tanto que si bien siento rabia, también decepción y tristeza.
Veo a todos hablar entre ellos, incluso discutir, no debería estar rogando amor de un hombre que jamás me ha querido.
- ¿estás bien?– Richard me acaricia el mentón y me da un beso en la mejilla—
Asiento y sonrío.
- No vuelvas a asustarme así– Vuelve a darme un beso–
- Estoy bien– 
- Mi niña linda– besa mi mano y me hace mirarlo– Somos amigos antes que todo ¿lo recuerdas? Yo te conozco, y esa carita está triste–
- Yo no estoy triste, solo estoy pensando– me enfado– los tres deberían estar buscando a esa loca, no aquí–
- No te enfades conmigo, y no me hables de esa forma, que no sabes la angustia que hemos vivido– niega–quita la cara de perra– me agarra y me besa en los labios, me quejo por la herida en el labio inferior.
- perdón–
Le pellizco el pezón.
- mi chichita– se queja haciéndome reír– tonta– me abraza con cuidado.
Es un imbécil.
Cae la noche y todos se van excepto mi padre, y los tres postes de luz que a fuerza quieren dormir en la misma cama que yo.
- No los quiero aquí– Les advierto- No entramos–
- Pável se va al piso, sí entramos–
- ninguno–
- Pero yo quiero dormir contigo– Samael me hace cara de perrito mojado subiéndose a la cama– por favor–
- Ay amor– cierra los ojos cuando lo acaricio– No– frunce el ceño–
- Yo voy a dormir con ella, quítate– Pável se acerca– mi sueño es más ligero, cualquier cosa yo la auxilio–
- quiero la cama para mi solita– Me divierten, - pero gracias-
- Ya escucharon, a dormirse caballeros– Alex se acuesta en el sofá– ya dejen de molestarla–
Apagamos las luces y nos disponemos a dormir. Tardo en dormirme, por lo que siento como Richard se levanta en la oscuridad y se acuesta a mi lado.
- Ven– me abraza cual peluche, no digo nada, duermo pero una pesadilla me despierta de golpe. Todo está en penumbra.
Me levanto con el cuerpo adolorido, me cuesta mantenerme de pie, pero a cómo puedo logro entrar al baño.
Agacharme será toda una odisea si hasta respirar me duele.
- ¿por qué no avisas?–
- auch– me tomo la herida de mi estómago cuando el pequeño susto me hace brincar–
- Sam, yo puedo sola.
- no puedes–
Intento negarme pero me duele cada esfuerzo. Con vergüenza lo dejo bajarme los pantalones deportivos. Me apoyo pasando mi brazo en sus hombros, me baja despacio.
- ya, voltéate—
Gira los ojos pero lo hace.
- Si vas a hacer...
- solo haré pipí– Lo corto–
- Es una semana de cuidados, en algún momento lo harás– se burla–
- Puedo limpiarme el trasero sola– gruño–
- Bueno– se ríe.
- ¿está todo bien?– Pável me asusta–
- ¡si! Solo vine al baño– Me quejo– Ya vete–
- ¿todo bien?– Me tapo la cara cuando aparece Richard–
- voltéense, si no, no hará pipí–
Los dos hacen caso.
- Esto no es una reunión, ya sálganse–
- ¿Segura no te duele algo?– Pável insiste–
- No–
- llamaré a una enfermera–
- Solo quiero hacer pipí, Richard- giró los ojos– ya cállense pues– me concentro hasta que logro hacer a lo que venía–
Samael me para con cuido y me da el papel.
- ¿puedes?—
- ajá–
Richard baja de la cadena, Samael me sube la ropa en tanto los otros dos me sirven de bastón.
- Esto es innecesario, no me cortaron una pierna- me siento avergonzada–
- ¿puedes dejar que te cuidemos?– Pável me regaña mientras caminamos a la cama– Eres muy arisca incluso indispuesta—
- Ahora que lo mencionas, ¿recuerdas a pelusa?– Richard habla divertido–
- esa maldita gata me detestaba, casi me saca un ojo una vez–
El americano se ríe.
- De verdad te detestaba. Uno de los caballos la mató–
- por perra–
- ¿él sí conoce tu casa y nosotros no?– Samael le reclama–
- Al parecer solo nos deja conocerle el pene– Me acomodo en la cama– Yo ya tuve esa conversación con él y me da largas-
- Le conocemos más cosas, menos la casa– Samael se cruza de brazos sentándose a mi derecha–
- No se pierden de mucho, es un pueblo–
- Cuando ustedes quieran los llevo. En verano se hacen varias actividades, de hecho mis sobrinos las hacen por la fundación que les dejó mi hermana– Se acomoda a un costado mío dejando un pie en el suelo– Podemos ir con ellos a acampar–
- ¿cómo es tu casa?– Cuestiono– Ja, tenemos un hijo y no sé ni siquiera cómo es tu casa–
- Porque no han querido–
- tú no nos invitas– me defiendo–
- No los voy a invitar, los voy a obligar a ir– Sentencia– En verano lo haremos–
- Ajá– Samael y yo soltamos en unísono–
Suspiro, miro a los tres hombres en la penumbra, Pável se sienta en el incómodo sofá individual, dudo que duerma.
- Gracias por estar conmigo– le digo a los tres, el ruso asiente y los otros dos toman mi mano– agradezco que estés dispuesto incluso a llevarme al baño–
- Te me has subido a la cara, ¿cuál es la vergüenza?– Richard se encoge de hombros, a cómo puedo le palmeo la pierna–
- Olvida que me orinó encima cuando iba a tener los mellizos– Samael me da un beso en la mejilla–
- Fue aún peor, estuvimos horas empapados de ese líquido– El ruso niega–
- Fue culpa de ustedes, me hicieron enojar a tal punto de romper fuente–
- ¿de dónde íbamos a sacar mangos en Rusia, y en invierno?– Pável saca su móvil–
- que mal que no pude estar ahí– Richard besa mi cabeza– me hubiera encantado–
- estabas tan triste que se la metías a otra– el ruso alza la mirada– Que tristeza–
- Pues sí estaba triste–
- ¿ya se pueden callar?– Alex nos regaña– Ya déjenla dormir por el amor de dios, y a mí también–
Nos logra callar, concilió el sueño pensando en lo sucedió unos minutos después.
..................
La luz del sol queman mis ojos, los cierro con fuerza tapándolos con el dolor que provoca la herida de mi brazo.
- No puedes quedarte tanto tiempo en cama- Alex dice.
- Me apuñalaron– me quejo, abro los ojos cuando escucho como cae algo y desaparece el peso a mi lado, Richard se levanta de golpe tambaleándose.
Escucho la risita de mi hijo.
- estarás mejor en casa–
Oliver se acerca y ocupa el lugar donde estaba Sam.
- Sami está viendo tu alta, casi tres días en hospital es suficiente, no es hotel–
- Está bien– abrazo a mi hijo le lleno de besos.
- Pável lidera la búsqueda de esa loca. Marvin y Sergei están a la espera de tus órdenes–
- Ellos pueden o no ser cómplices– me acomodo– Los hombres de Eric–
- Los tenemos en el sótano– Richard se talla la sien– Esperábamos que nos dijeras que hacer, dicen no conocer a...ella–
- Eric era mi consejero, y me traicionó, pero tengo aún un deber de sangre– Giro los ojos– quiero que le corten la cabeza a todos sus hombres–
Richard ríe nervioso, lo miro, se pone serio.
- ¿qué?–
- Lo que escuchaste–
- Son aproximadamente cien hombres–
- No, he dicho a todos. A cada uno de ellos. Y se las entregan en la casa Parisi y en la suya–
- Niña linda, le declararías la guerra a otro clan. Creo que deberías pensarlo, son muchas vidas de inocentes–
- Claro– asiento, de todos modos lo haré–
- ¿pensarlo?– Mi hijo se levanta– Eric Parisi casi la mata–
- Oliver– intento jalarle para que se calle pero da un paso hacia atrás, si no atuviera herida podría estirarme a un más–
- Él defendió a otra en lugar que a mi mamá. Lo único que debe de pensar es en cómo matarlo–
- Nos discutas con tus mayores– Lo regaño– No deberías ni siquiera meterte en una conversación de adultos–
- Si no despertabas, él...–
- Cuida tus palabras– Lo corto– Por algo Dios me dejó viva, que si te dejo siendo un cretino en el poder– me levanto a cómo puedo–
- Él es solo un esposo, mi opinión debería valer más– me responde molesto– Yo soy el próximo Pakhan
- No en mi casa, no bajo mis reglas. Y No intentes enseñarme– con un movimiento de cabeza le ordenó que se marche–
Mira a Richard y después a mí.
- Si te niegas a que hable y participe, es mejor que pongas a alguien que te apetezca. Como a uno de tus hijos—
- Solo vete– suelto entre dientes– giro los ojos con mi mano en la herida de mi estómago, Richard me ayuda a caminar a la ventana.
- Cuando el consejero traiciona, se le mata– Comienzo– Pero Eric es mi padre también, hizo un juramento, las reglas son distintas—
- Eric no se está escondiendo– Alex se posiciona a un lado–
- No lo quiero ver– sentencio–. Ni si quiere me importa escuchar sus explicaciones–
- Te sentirás mejor en el palacio, niña linda– Richard besa mi mano– recibiremos tus órdenes, mientras tanto necesitamos que te recuperes– le medio sonrió, aún no entiendo lo que siento ahora por el que se supone es mi padre.
- Oliver debe regresar a Rusia, Tatiana puede cuidarlo–
- Ni siquiera conocemos bien a esa mujer– Richard  busca mi mirada–Él ni siquiera la conoce–
- Pero yo a ella sí, será solo un par de semanas–
- ¿no es mejor la academia?-
Niego ante las palabras de mi padre.
- No estaré tranquila sabiendo que los hijos de mis enemigos pueden matarle mientras duerme–
- ¿y sí en la casa de una desconocida?–
- Ella lo protegerá como su hijo, Richard. No está a discusión, Oliver se marcha hasta que sepa dónde está esa mujer– sentencio–
- Pues no, está mejor aquí, con sus padres–
- ¿mejor? Lo llevaste a un enterramiento– mira hacia la ventana y vuelve a mi–
- No fue mi mejor decisión, lo admito–
- su escolta irá con él, estará bien– Le tomo de la mano– tal vez lo mejor sea abdicar, renunciar a todo lo que a mí y a lio nos corresponde–
- No sería la primera vez que sucediera algo así– Me volteo hacia mi padre– ¿qué te hace pensar que los dejarán vivos? Recuerda la historia de tu sangre–
- Tiene razón– Richard suspira– podemos ganar esta guerra–
Sonrío para mis adentros.
Por la tarde regreso a mi casa, la escolta nos aborda.
- Señora– Daniels habla, nos siguen el paso-
- Ella tiene que descansar– Samael los reprende–
- y esperamos que la señora se encuentre bien– George es amable, pero no es a cómo nos manejamos.
- doy un paso por minuto, hablen– giro los ojos–
-  Su casa en San Petersburgo, fue tomada- George habla–
- Y la propiedad en Irkust— Daniela añade— Los halcones nos mostraron estas imagines, es ella–
Me entrega una fotografía.
Me detengo un momento en el pie de la escalera.
No la puedo recordar, no a la que me muestran, solo a una niña que me odiaba. Y esos ojos, a ellos los recuerdo hasta en mis pesadillas.
- ¿qué hacemos?— George insiste preocupado–
- Realmente no me importa, por mi puede comerse esas ruinas– espeto entregándole la fotografía– Esto solo me dice que hay mucha gente de su lado, y por ahora yo quiero dormir–
Mis esposos me ayudan a subir, los analgésicos comienzan a dejar de funcionar por lo que el dolor aparece.
- ya hubiéramos llegado si te dejaras cargar– Richard suspira.
- Me va a doler más–
Cuando al fin llegamos, me tratan como enferma ayudándome a poner ropa cómoda y metiéndome a la cama.
Samael me acaricia el rostro.
- Tremenda golpiza que te dio–
- Gracias— me acurruco entre las cobijas–
- Le diste guerra— Richard se acuesta a mi lado– prácticamente hizo trampa– 
No digo nada.
- Siento que debas pasar por este, conejito– Samael toma lugar a mi lado dándome un beso, medio sonrío– Que tu madre quiera matarte no es algo que se pueda digerir tan fácil–
- Ella no es mi madre— Sentencio– Les prohibo que le llamen así. Por favor, encárguense de los franceses–
Me acomodo para dormir.
Los dos se levantan.
- Está bien– Samael gruñe–
- Y vigilen a Pável–
- No somos sus niñeros– Richard espeta–
Abrazo una almohada.
- Te tomas las pastillas, te las estoy dejando en la mesita– Samael vuelve a hablar- ¿me escuchaste?–
- Sí–
.......................
SAMAEL
La cantidad de hombres que esperan abrumados en el sótano es preocupante, pero no voy a negarme a las órdenes de Eleanor.
Se alarman cuando nos ven entrar.
El lugar es enorme, pero parece pequeño con tanta gente aquí.
- Mis señores– Uno habla acercándose, pero mi escolta le impide avanzar más. Lo conozco, es quien ronda la entrada– Deben saber que somos inocentes, y sobre todo fieles a la señora, a nuestra Pakhan–
- Hemos escuchado el motivo de estar aquí– Otro dice– Somos leales a esta familia–
Comienzan a hablar al mismo tiempo.
- En la guerra...– Comienza Richard– Los inocentes son quienes más padecen–
- Señor–
-  lo fue, lo es y siempre lo será.— Richard niega–Lamentablemente sus raíces están en el clan Parisi, y en el ejército rojo no puede haber ni la más mínima duda de traición–
- ¡fuimos iniciados!– uno levanta la voz– Somos fieles a la señora–
Las armas largas de la escolta rechinan en sus manos.
- Wilson, diles que no somos traidores–
- ¡atrás!– la amigable escolta de Richard espeta apuntando a uno de los hombres–
- hagan lo que tengan que hacer, nos tocó ser la advertencia, la carta al traidor– Uno de ellos se resigna– 
- Solo háganlo–
El primer tiro me molesta por la cercanía, pues fue mi escolta la que inició con el trabajo.
No se defienden, ni siquiera suplican, solo esperan la bala.
Cierro los ojos cuando gotas de sangre me salpican la cara, los obro para ver a mi escolta arrancado la cabeza de uno de los hombres con un cuchillo.
Aspiro el aire contaminado con el olor a sangre. La adrenalina me fluye por las venas.
Nuestra escolta disfruta el trabajo que hace, por lo que me confirma que ninguno realmente está cuerdo como lo aparentan. No estarían aquí si fuera lo contrario.
- Llévenlas a París. A la casa Parisi y a la de Eric– Richard me golpea el brazo- Vámonos– me limpio la cara mientras subimos.
- Que apeste–
- Creí que resistías esos olores, es verdad, la andropausia– me le burlo cuando entramos–
- Ja ja ja– Se saca unas pastillas del pantalón y se las mete a la boca–
- ¿seguro que no embarazaste a la rubia? Eso te pasó cuando Ell lo estaba–
- Ella no puede tener bebés. Veamos una película en mi habitación, dejemos descansar a niña linda—
- No estás contento de lo que hacíamos ¿verdad?– no me responde– Sé que eran inocentes–
No dice nada, le respeto el silencio.
Revisamos a Ell y continuamos nuestro camino. Está muy dormida gracias a las pastillas recetadas.
Pedimos algunas cosas. Oliver se niega a estar con nosotros, Narcisse prefiere estar con los mellizos, por lo que terminamos solos.
- no puedo creer le hayas pedido a Ell una pantalla como la del alemán–
- Necesitaba una– sonríe quitándose el sombrero, lo pone en la mesita de noche mientras prendo el televisor que sale de la pared partiendo en dos una pintura.
- Creí que Lio dejaría de querer estar con nosotros en la adolescencia– Comenta acomodándose en la cama–
- Yo creí que siempre te iba a querer– me burlo acostándome a un lado–
- No es chistoso, de verdad me odia– se cruza de brazos– ya, escoge algo–
- Tenemos más de 40, a media película los dos vamos a estar durmiendo– me quita el control, busca rápido y pone una película–
Silencio.
- Sabes, no estuve de acuerdo con asesinar a tanta gente– le pongo atención, se nota molesto– Podíamos usarlos para otra cosa, carnada, lo que sea–
En eso tiene razón.
- Pero lo acepté porque sé que a niña linda le dolió lo que Eric hizo, sé que lo hizo por eso– la rabia se le nota en cada palabra–
- sí, supongo que le rompió el corazón– suspiro , mi padre era un abusivo conmigo, pero cuando tuve edad entendí que no me debía amor si no éramos nada, pero Eric, Eric es su sangre, yo no podría ser tan cruel con mis hijos, no podría abandonarlos–
- y esa mujer ¿cómo puede intentar matar a su hija?–
- Recuerda que jamás le ha visto como su hija– le golpeó el brazo un par de veces–
- Es horrible que tu madre te odie, que no te quiera. Le debe estar doliendo mucho a Niña linda–
- Lo sé, por lo pronto debemos darle espacio para que lo piense, un par de horas nada más obviamente– Se divierte con lo que le digo– Después de eso seremos un chicle en el zapato. Veamos la película y deja de estar tan hormonal. Contrólate, así no resolvemos nada–
- Pareces muy tranquilo ¿estás drogado?– niego– ¿Ni coca?–
- Mi dosis diaria– Hago una mueca– Estoy tranquilo porque Ell está con vida, es lo que me importa, lo que esté sintiendo lo superará, no se está enterando de algo nuevo, ya sabía que su padre es un patán de mierda, solo que se negaba a creerlo–
- ¡su mamá revivió!–
- Es algo que superará también cuando la mate. Relájate, debe arreglar su mente sola, nosotros solo estamos para apoyarle y protegerla–
- No la hemos protegido bien– gruñe–
- Porque la hemos dejado a ella hacer lo que quiere, creo que eso se acabará pronto. Ya me cansé que me la lastimen cada vez que quieren– la cabeza me comienza a doler– es mejor no estresarse, tú deja de estresarte– tomo unas de las gomitas que nos trajeron y las meto a mi boca– me estresas a mi–
- ¿y si me desestresas?–
Lo volteo a ver lentamente.
- ¿qué?–
- Ya sabes–
- No, no sé– Sí sé–
- No me hagas decírtelo, me haría ver como un maricón–
Me río y vuelvo a tomar de los dulces.
- Eres un cuarentón al que le gustan los hombres, es momento de admitirlo–
- Sabes que solo me gusta un hombre–
- Felicidades, pero me niego a tus insinuaciones— Miro el televisor—
- ¿y por qué tú no aceptas que también te gustan los hombres?– se irrita–
- No me gustan los hombres, pero tuve que estar con ellos, es distinto– lo miro– respecto a ti, es confuso– confieso– ¿por qué estás tan hormonal? Cogete a una gallina–
- Los dos somos hombres, y si yo te follo, tú me lo haces también– Me pone la mano sobre su paquete–
- ¿por qué?–
- Porque se me antojó, y ya deja de hacerte del rogar–
- ¿y qué si no quiero?– espeto–
- Ya hubieras quitado la mano– me sorprende con el beso que me da, intenta darme otro pero me niego volteando el rostro–
Los hombres no me van y jamás ha sido así, todo lo contrario, pero jugar con Richard es diferente.
- Cierra la puerta— me recuesto en el cabezal, lo veo pararse, ponerle seguro a la puerta y regresar.
- Tal vez esto te ponga menos tenso– sugiero enseñándole la coca que cargo en el bolsillo–
- ¿crees que follo mejor drogado?—
- no dije eso–
Niega, acepto su negativa.
- Parece que tú eres el tenso–
Hago una mueca, puede que tenga razón.
- Porque me caes bien dejaré un poco de mi heterosexualidad a un lado– besa mis labios, pasa a mi cuello y sube a horcajadas sobre mi.
Besa bien y eso no se lo voy a negar.
Se aleja para quitarse la camisa, es sexy, lo era con sus polos y playeras, pero ahora es un poco más.
Tanto años aquí le cambiaron un poco, pero no lo suficiente para dejar de ser ese grosero americano.
Vuelve a mi, me deja con ganas de más en tanto baja por mi abdomen, sonrío para mi cuando me desabrocha el cinturón, me quita los botones del pantalón y me saca el miembro que se termina de poner duro con los masajes.
- Te doy una paliza si me empujas– advierte señalándome, alzo las manos y asiente.
Se mete mi verga a la boca y ahogo un suspiro.
Disfruto lo que me hace, no puedo negarme a una buena mamada.  Se detiene minutos más tarde cuando estoy a nada de terminar, me besa antes que pueda quejarme.
- Voltéate–
Obedezco, el calor aumenta tanto como mi nerviosismo al escuchar su cinturón en toda la habitación. Sé que es él, pero aún no puedo acostumbrarme.
Cierro los ojos al sentir la presión.
- Me detengo cuando lo necesites–
Sigue empujando al no recibir nada de mi parte. Pone más saliva y sigue. El dolor es soportable pero sumamente incómodo.
- Carajo– Gruño entre dientes al sentirla adentro, se acomoda y comienza a moverse.
Mi verga se frota contra las sábanas, por lo que no tarda en comenzar a gotear. Nuestras respiraciones se vuelven a cada minuto más pesadas, es evidente que ninguno de los dos no quiere emitir sonido alguno a pesar de estar disfrutando.
Aprieto los dientes con fuerza cuando se mete por completo pegándome a mí y besarme sin parar de moverme.
- Esto es denigrante–
- El trato es que después me denigres a mí–
Se quita cuando va a correrse, me levanto y bombeo mi verga como él la hace con la suya hasta terminar.
Me pongo los pantalones y me levanto.
- Voy a ducharme– aviso, hago a un lado mis zapatos y me meto al cuarto de baño, salgo en cinco minutos, me pongo una de sus camisas y salgo. Él hace lo mismo y sale completamente listo.
- me gusta coger contigo– habla y lo miro–
- ¿qué te sucede?–
- Pero si te sientes incómodo por lo que dije, lo aceptaré–
- me siento incómodo ahora porque te estás poniendo raro– me siento y comienzo a ponerme los zapatos, sé lo que insinúa–
- ¿a dónde vas?¿te enojaste?–
- Entiendo que creas que por haber cogido con otro hombre sea el puto pasivo, pero no es así–
- No es eso...
– No soy un maldito adolescente, y no soy un maricón—
- Entonces no debiste irte con ese pedófilo de mierda– Me giro–
- ¿qué dijiste?–
- Lo que escuchaste. No hay más razón, te gustaba y te fuiste con él–  Me reclama–
- él nos tomó una foto besándonos, me amenazó con publicarla– suelto entre dientes– Siempre ha encontrado la manera de tenerme, y ninguna de ellas ha sido porque me gustara. Eres un imbécil de mierda–
- Lo siento, yo...–
- Es mejor que te calles y te vayas al diablo, no, a tu puto país– lo señalo furioso antes de girarme para marcharme–
- ¡debiste decirme!–
Lo ignoro saliendo de la habitación.
- ¿qué te costaba?–
- Mi familia entera– lo encaro en el pasillo— Solo imagínate que estuviéramos en primera plana. Perdería todo. Mi familia, mi trabajo, todo. Solo que tú no lo entiendes, a ti no te vendieron a tus doce como carne— musito– tú no debiste luchar por lo que tienes ahora, yo sí, y no iba a perderlo todo tan fácilmente–
Sigo mi camino.
- Lo siento, Sam. ¿Podríamos calmarnos?– vuelvo a ignorarlo.
Me detengo en el descanso de la escalera al ver la puerta abrirse, continuo al ver al ruso.
- ¿cómo está Isabell?–
- Durmiendo– contesto, lo observo rápido– ¿sabes algo de la mujer?–
- Irkust está repleta de su gente, al menos el pueblo. Traté de indagar, son como una banda– Le extiende un pedazo de papel a Richard– Matrioska, búscala en la base de datos de la organización–
- Es una de las carpetas principales junto la familia Volkov– Dice–
- creí que no estabas trabajando– Lo miro–
- Pedí vacaciones con trabajo en casa. He estudiado el caso. Matrioska es una persona, el líder de una enorme red criminal–
- ¿y?- Pável espera más–
- Tiene laboratorios de toda clase por toda Europa y parte de América. No solo comercializa drogas, si no también armas químicas.  Hay registros de ser asesinos a sueldo, matrioska los dirige, no todos tienen acceso a sus servicios.
- ¿sabes desde dónde operan?—
Richard niega.
- no realmente. Se sabe del nombre Matrioska porque la Interpol tenía un agente encubierto en Nueva York, durante ese año jamás vio a matrioska. Y no olvidemos que se han involucrado en el terrorismo–
- ¿no hay más?– insiste—
- No, no hay más. Es un callejón sin salida como los Volkov– se encoge de hombros– ahora sé que Matrioska es la madre de mi esposa–
- O simplemente es otro jefe– Pável chasquea la lengua–
- ¿19 años es suficiente para crear una red así de grande?– cuestiono incrédulo–
- nuestra esposa hizo la mitad en dos años– el ruso se talla la frente– Recuperaremos la casa en San Petersburgo–
- Ell dijo que no le importaba, y considero que  no podemos atacar si no conocemos a nuestro enemigo– digo–
- ¿al menos sabes en qué casa está? Es un Volkov, la viste ¿o no?– Richard resopla llevándose las manos al cinturón– No saldríamos vivos de ahí-
- ella cree que mamá ha muerto– Oliver, lo busco hasta encontrarlo salir de su escondite– lo que hará ahora es matarme, a mí y a mis hermanos-
- Así ella tendría el poder– Pável dice lo obvio–
- alguien la trajo de regreso, deberíamos de averiguar quién fue–
- La mitad del clan volkov está en contra de tu madre–
- Pero conocemos solo dos líderes, la niña y el viejo en su contra desde el inicio– Comento– Ambos quieren el poder ¿por qué traerían a alguien que también lo quisiera–
- Tal vez solo se enteró– Oliver niega– Tenemos tiempo para estudiarla y atacarla–
- Es mejor que tú te mantengas con tu mamá, ve con ella– Pável le ordena, mi hijo me mira–
- hazle compañía a mamá–asiente no tan convencido y se va– por aquí – se regresa y sube las escaleras–
Niego, ¿en qué momento dejó de ser un bebé?
- El niño tiene razón, si cree que Isabell está muerta, vendrá por sus hijos, por ahora debe estar disfrutando su victoria–  Pável se cruza de brazos– un par de días es lo único que tenemos para averiguar cómo atacar–
- O tal vez debamos preguntarle a niña linda– Richard se pasa la mano por la cabeza– tenemos una próxima guerra con los Parisi, un aliado menos–
- ¿qué haríamos si estuviera muerta?-
- Ella no está muerta,Pável–  Giro los ojos– Richard tiene razón, debemos consultarlo con ella–
- ¿y quedarnos con las manos cruzadas?– el ruso insiste–
- Si ella no quiere hacer nada, lo haremos nosotros. Dejémosle descansar, hablaremos con ella después– 
Están de acuerdo conmigo, asiento.
- Voy a comer algo, ¿quieren venir?– espero digan que no–
- He tenido un largo viaje, así que sí–
- Yo esperaba que termináramos nuestra conversación–
Ignoro a Richard siguiendo el camino a la cocina.
- ¿problemas de matrimonio?– Pável se burla–
- Que chistoso– Richard finge reírse–
La algarabía de afuera nos hace retroceder.
no nos han avisado de nada la caseta de guardia.
una de las hojas es golpeada y abierta de golpe mostrando al franceses. Solo mirarlo me da tanto odio.
se dirige a las escaleras apresurado, pero le cortamos el paso, miro a mi escolta para que se retiren.
- lárgate–
- No me toques– Empuja al ruso con fuerza– Necesito hablar con Isabell-
- Tú no tienes permitido estar aquí, así que lárgate— Insisto– Es mejor que te vayas–
- no–
- ¿no?– me le acerco– los tres estamos a nada de matarte ¡a nada!–
- Lárgate, a menos que quieras ser la cena del lobo– Richard mira aún costado de nosotros, el animal de Isabell asecha desde la habitación siguiente, seguramente ahí estaba con Oliver.
- ninguno de los tres me da miedo– la mirada se le endurece– ustedes hubieran hecho lo mismo–
- No, no trataríamos de matar a nuestra hija– Pável espeta–
- ¡Tú no te atrevas a hablarme!¡mataste a mi hija!–
- y aún me faltan– Pável lo reta– Los mataré a todos para que mires a lo siempre has ignorado–
- ¡maldito imbécil!–
Va a atacarlo pero Richard y yo lo empujamos con fuerza.
- ¡no me voy hasta hablarlo con Isabell!–grita–
- ¡cállate! Antes que todos los sirvientes sepan que eres un maldito– Lo callo–
- Él mató a mi hija–
- Tal vez te lo tengas merecido– Richard suelta sorprendiéndome– Casi matas a nuestra esposa, y su vida vale más que la de tus bastardos– Se acerca empujándolo– Nosotros haremos lo que tú nunca hiciste por ella, lo comienza a sacar– ¿acaso no has entendido que por ella quemaríamos Inglaterra? Francia, Rusia, el puto mundo. Matarte–
- Deja de ponerme tus manos de americano encima–
- entonces prefieres las mías– Me acerco junto con Pável para sacarlo a la fuerza pero se resiste, Richard abre la puerta–
- ¡ella los entregaría por cualquier cosa! ¡Solo están ciegos!–
- ¡¿qué haces en mi casa?!–
Soltamos al francés para girarnos. Isabell está en la escalera con una mano en su herida.
- ¿cómo te atreves a venir aquí?–
- ¡Pável mató a una de tus hermanas!–
- Yo no tengo hermanas– Espeta–
- Isabell– suaviza la voz– Lo que sucedió...no fue mi intención, yo creí...–
- ¿qué creíste Eric? ¿Que nos abrazaríamos y caminaríamos de la mano como una familia Feliz?– bajo un par de escalones más–
- Ibas a matar a tu madre–
- ¡ella casi me mata!– Ruge– Por tú culpa– lo señala. Tú le diste la oportunidad, tú me ibas a matar si seguía–
- Claro que no, Isabell–
- ¡me apuntaste!¡la defendiste! Ella quería matarme, y aún así lo hiciste–
- Ella es mi esposa–
- ¡y yo soy tu hija!– vocifera, la voz se le quiebra, sus ojos se humedecen y gotean– ¿por qué no me quieres, Eric? ¡Dime!. Dime porqué.
- Isabell—
- No te acerques– El francés se detiene– viniste aquí a quejarte y no ha escuchar niñerías– Se seca los ojos– Te he regresado a tus hombres–
- Pável asesinó...—
- ¿y qué puedo hacer yo? ¿Revivirla? No soy Dios. Ve a llorarle a tu bastarda o a cogerte a tu esposa muerta–
- Eres tan cruel, ¡mide tus palabras!–
- ¡tú le diste mi vida a una puto fantasma!– Grita furiosa, se queja de la herida, mira su mano. La blusa tiene un parche rojo.
- Saquen a este maldito traidor de aquí–
Obedecemos, pero Eric se quita las manos de encima caminando hacia atrás.
- Isabell, hablemos esto con calma. Déjame explicarte, por favor–
- Tú ya no eres nada para mí. ¡Vete! Vete antes que Alex vuelva– toma aire adolorida, se que es momento de auxiliarla cuando se tambalea.
- Está bien–
Subo y le sostengo.
Le duele más el corazón que la herida que le sangra.

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora