36

283 31 9
                                    

Richard.
No hay cosa que Eleanor se niegue a darnos en estos momentos, y por ello estamos en un campo abierto al medio día estacionados bajo unos árboles mientras esperamos el intercambio, aunque no entiendo cuál es el intercambio si Eleanor no tiene nada que dar.
- Tengo hambre– Samael suelta apoyándose en el árbol–
- Yo les dije que se quedaran, no es un Picnic–
- Jamás hemos tenido uno–
- Nosotros sí, le decíamos a Lio que nos íbamos a divorciar–
- Tú se lo dijiste– Eleanor gira los ojos.
- Un auto se acerca, señora– Daniels sale del auto como George preparando sus armas, nosotros nos cubrimos con el auto–
- Un momento, son las placas de Pável–
El auto se estaciona junto al nuestro, salen unos hombres que saludan a Eleanor, ella se relaja y hacemos lo mismo.
Pável sale del auto.
- ¿por qué están rescatando a Narccise si acabo de verlo dormir en la casa?–
- Estás desactualizado con los chismes– Digo–
- ¿trajiste comida?–
El ruso mira a Samael.
- ¿de que chisme hablan?–
Los guardaespaldas de ambas partes se van al auto cerrando sus puertas.
- De ninguno ¿por qué estás aquí?–
- Llegó a mis oídos que Narccise estaba secuestrado, Isabell– suelta obvio– ¿qué hacen aquí?–
- Tienen al hijo de Fritz, y lo voy a rescatar–
- Les hago la misma pregunta– se acerca con esos aires de asesino que siempre tiene– Solo estás exponiéndote por el hijo de ese inútil, tu hijo está bien en casa–
- Lo que sucede es que ese Niño también es hijo de Eleanor– Suelto ganándome una mirada asesina de Ell– ¿era secreto?–
El ruso no dice nada, pero en los ojos felinos que siempre se carga dicen el coraje que tiene–
- Bien– carraspea– Estamos a mano supongo–
- ¿a manos? ¿Eso que significa?–
Samael y yo nos miramos.
- Ya sabes, el cogerme a mi ex todo este tiempo–
Ni siquiera sé porqué nos sorprendemos si muy bien lo sabíamos.
- Doy Gracias que jamás tuvimos hijos, que estaría arrepentido de darles una madre puta–
Su rabia solo provoca la rabia de Eleanor, ganándose una fuerte bofetada que hasta le gira el rostro–
- Ya te puedes unir al Club de odiar a Eleanor–
- Debemos iniciarte, hoy a la media noche en el arroyo, no faltes– Bromeo–
- Gracias por confesar tu infidelidad frente a testigos. Los términos del divorcio acaban de cambiar—
El ruso sigue pasmado por la dolorosa bofetada.
Los guardaespaldas salen del auto.
- Auto aproximándose– nos señala al frente, no el camino de dónde venía Pável o de dónde pasamos nosotros, el auto está cruzando el campo.
Se estaciona a unos cuarenta metros de nosotros.
Del auto lujoso sale la loca que nos mantuvo torturando. Viene elegante como si no le hubieran matado a la familia, sus lentes oscuros le hacen ver más malvada.
- ah no sabía que le haríamos de Hombres de negro, permíteme– Eleanor suelta, se mete al coche y sale con unos lentes.– así está mejor–
- Todo para ti es una broma–
- Solo que es gracioso– Eleanor se acerca–
- Debe see esto para ti gracioso– abre la puerta del auto, forceja y saca a un niño tomado de su camisa, lo arroja al suelo y le jala la correa– Debería matar a tu favorito, pero quiero de vuelta lo que es mío–
- Está bien, pero como te negaste a decirme que querías, no traje nada–
- ¡era lógico que quería a mi esposo e hijo!–
- Uy perdón por no ser adivina– se quita los lentes– Tu esposo me dijo que los niños que murieron no eran suyos ¿sabes lo que eso significa?–
- ¡eran tu sangre!–
- Ay por favor, ni siquiera sabemos que parentesco tenemos– la voz le sale fastidiada– sabes que no puedes llevarme ante el consejo porque sabrán que tenías un amante–
La loca guarda silencio.
- Tu esposo está bajo mi protección ahora que tú estás en quiebra. No tienes nada–
- Tengo a tu hijo– vuelve a jalar la correa–
- sé cómo funcionan los intercambios, dime qué necesitas y te lo daré–
El Niño no parece asustado, por el contrario muy molesto.
- sé que tienes aliados, sé quienes son. Tomaste tus sentimientos del pasado para hacer esto, Zaria– se lleva las manos a la espalda– Sabes, yo sé perdonar–
- ¿perdonar?¡tú mataste a mi familia!– se altera–
- las malas acciones traen castigos, Zaria. ¿Lo recuerdas?– La que habla ya no es niña linda— escoge bien. Te doy la oportunidad de elegir. Conmigo o con esa niña que solo te trajo problemas–
- Los malos nunca ganan,Isabell. El abuelo se equivocó en elegirte, nosotros vemos lo que él no vio–
- Bien. Entonces dime lo que quieres a cambio de mi hijo–
- Dame el trono que todos quieren. La guerra puede evitarse aún–
Isabell pega una sarcástica risa.
- ¡deja de burlarte!–
- La guerra la comenzaron ustedes– suelta firme– Ustedes saqueaban mis almacenes, ustedes mataban a mis hombres– Espeta–
- Eso es lo que somos, Isabell– medio sonríe–
- Pues yo no lo soy. Quería paz–
- Estás a tiempo, dame el objeto de esta guerra–insiste la mujer– Hazlo por tu hijo–
- Promete que lo entregarás– suaviza la voz– Pelear es lo último que ahora necesita mi familia. Tienes razón, esta guerra debe acabar–
- Nada de juegos–
- solo dame a mi hijo–
- te dejaré a mi esposo e hijo...a cambio del Americano–
Isabell me mira sobre su hombro.
- ¿qué te hace pensar que te daré por quien asesiné a tu gente?–
- Porque lo marqué– La loca se carcajea dando unos pasos hacia adelante jalando la correa del Niño– fue al que más me gustó cogerme–
Sus palabras me ponen nervioso sintiendo la vergüenza caer hasta mis pies. Le he insultado a Eleanor, y ahora sabiendo esto, estoy seguro me echará– Es mío–
- En ese caso, es él quien elige con quién irse— me hiere ¿cómo dudaría de mi repuesta–
- ¿elegir?– se mofa– Está marcado y por ello es mío ¡me pertenece!–
- Ya te lo dije, él va a decidir– se lleva de nuevo las manos a la espalda tropezando el abrigo, me deja ver el negro reluciente de la beretta llenándome de odio–
- Quiero que la mates–  suelto, me vuelve a mirar sobre su hombro. Siento la mirada de mi amigo y del ruso–
- Sé que seguías órdenes, Zaria, pero lo hiciste por el pasado–
- ¡no te desvíes del tema, Isabell!¡sé lo qué haces! No te vas a salir con la tuya– jala de nuevo al Niño que se resiste, el infante forcejea con la correa escupiéndole el brazo y ganándose una bofetada que lo tira al suelo– Igual de animal que tú. Ni los golpes los hace cambiar–
- No, simplemente yo no crío presas. Te mereces más que la muerte, pero que dejes de respirar traerá paz–
- intenta algo y no habrá más Narccise Volkov– amenaza–  Dame al vaquero y te daré a tu pequeña rata–
- No, él no quiere ir contigo–
El Niño es tomado del cuello.
- ¡Mátala ya!– Espeto, la orden es acata de inmediato, Eleanor saca la beretta, apunta, dos hombres salen de los asientos delanteros, la mujer sonríe victoriosa con El Niño pataleando por su vida, sin embargo los hombres caen de un solo tiro antes de levantar sus armas, por instinto nos agachamos en busca del franco tirador. Eleanor es la única que se mantiene en pie.
- ¡tramposa!– la mujer saca una pistola, El Niño se alza pateandole la cara, cae con brusquedad al suelo recibiendo un par de patadas.
- ¡Zaria!– Eleanor ruge llamando su atención– Dime quien te dijo dónde encontrar a mi hijo y te dejaré vivir—
La loca alza el arma furiosa pero solo se escucha un proyectil ser disparado.
Volteo hacia el ruso, me mira cuando nota que yo lo hago. No le dijo dónde estaba mi hijo, si no el del Alemán ¿pero por qué?.
- ¡mamá!–
El llamado en ruso dirige mi dirección al frente.
Eleanor le quita el collar al lastimado y sucio niño.
George y Daniels corren entregando una botella de agua. Los celos se apoderan de mi cuando la veo quitarse el abrigo y ponérselo a ese niño bastardo. Lo carga dándole mimos que solo a mis hijos debería de darle.
Se acerca a nosotros.
- Hay que irnos–
Daniels hace una llamada mientras todos subimos con George de piloto. El ruso se va por su cuenta.  Minutos más tarde sube Daniels.
El Niño está lleno de lodo, en sus manos puedo ver heridas abiertas, como en su rostro, por la forma de estas, puedo suponer que fue azotado como nosotros. Es un alivio que esté muerta. No la ha pasado bien, su nariz tiene sangre seca, así que debo admitir ha sido bastante fuerte, sin embargo, los celos me impiden sentir pena.
Sé que estoy mal, pero...este Niño puede quitarle el puesto a mi hijo.
Llegamos a la mansión junto con el ruso que nos seguía.
Eleanor se va con el niño dejándonos en el vestíbulo.
- Espero el Alemán se lo lleve pronto– Samael habla con el mismo enojo que tengo yo– Acompáñame a comer algo–
Lo sigo a la cocina donde pide al chef desde el comunicador un sándwich, yo hago lo mismo. Tomamos asiento frente a la mesa.
Saco una de las pastillas para las náuseas y me la tomo. Los malestares vienen y van irritándome.
- Calma tus hormonas de andropausico– Samael saca de móvil para ponerse a jugar uno de esos jueguitos de zombis que Lio nos tiene descargados–
- Debió dejar que las escoltas se lo llevaran al papá– Me cruzo de brazos—
- No lo sé, pero tranquilo, ella no se atrevería a ponerlo sobre nuestros hijos–
- ¿cómo estás seguro de eso?–
- Porque sí– Los disparos del juego se escuchan más que una respuesta coherente– Solo sé que no lo puede poner arriba ni al mismo nivel que ellos. Un bastardo de probeta...– sigue jugando y le doy la razón. Uno de los sirvientes llega con lo que pedimos–
Una vez terminamos, nos mantenemos en el salón con televisor, Samael se duerme en mi hombro después de película y media. No nos presentamos a la comida, un par de horas más tarde el mayordomo aparece.
- La señorita Les pide su presencia en el estudio–
- ¿ahora?—asiente y se va.
Despierto a Sam con unos codazos hasta verlo restregarse la cara.
- ¿qué? ¿Ya terminó?–
- hace horas– le palmeo la pierna levantándome–Eleonor quiere hablar con nosotros–
Me sigue de mala gana al estudio, adentro está el ruso y Eric.
- ¿ya se están divorciando?–
- No, aún no, pero ya se iba– Eleanor mira mal al ruso–
- A mi da igual lo que hagas con tu vida una vez firmemos los papeles– Dice Pável medio tragándose el coraje– Pero a Narccise yo lo quiero como un hijo, no te voy a permitir que lo reemplaces–
- Nadie está reemplazando a Narccise–
- Lo estamos protegiendo– Eric interviene–
- ¿de qué están hablando?– Cuestiono–
Tocan la puerta un par de veces dejando la pregunta en el aire.
- Pasen– Eleanor se talla la frente, aparece el mayordomo con el niño limpio y bien vestido. Tiene porte, como si no fuera hijo de un vende fresas con delirios de doctor.
- Ya conocían a Sigmund– habla mi esposa como si El Niño fuera una cosa muy importante, lo recuerdo en la piscina, es un niño muy callado.
El mayordomo cierra dejando al niño a mitad del estudio.
- ¿por qué no te acercas?– Eric lo alienta, El Niño no toma como orden obedeciendo–
- Ellos son Samael, Richard, Pável...y Eric–  nos presenta, el infante asiente–
Las manos se las lleva a la espalda.
- Mi nombre es Sigmund–
Samael y yo nos miramos sorprendidos, no  debería hablar tan fuerte y claro a sus dos años.
- Sigmund se quedará en el palacio hasta que todo vuelva a la normalidad– Avisa–
- Eso no lo has hablado conmigo– Espeto–
- Mi hija no tiene nada de que hablar contigo respecto a sus hijos– Eric se mete– Den gracias que se los está haciendo saber–
- ¿y qué? ¿Solo así se lo dirás a nuestros hijos?– Samael se molesta– Este Niño no va a compartir tutores ni mesa con los nuestros ¿qué carajos te sucede?–
- ¿y por qué no puedo?— la voz del niño aparece–   ¿Mamá?–
- Ella no es tu madre– Samael espeta–
- ¡lo es!–
- ¡Sigmund!– lo regaña–
- Es igual de corriente que su padre– Pável niega– Anda, lárgate de aquí o te golpearé por grosero–
- Obedece, Sigmund–
El niño endurece la mirada, camina molesto y si tuviera la fuerza, golpearía la puerta al salir.
- Es un niño, no tenían que ser tan groseros con él–
- ¿puedes explicarnos por qué no se lo lleva su papá?– me comienza a doler la cabeza–
- Sigmund será la mano derecha de Oliver cuando ambos tengan edad–  Eric habla y no estoy entendiendo–
- ¡Lo están reemplazando por un bastardo!– Pável enfurece, Eleanor baja la mirada al escritorio– A Narcisse le corresponde ese lugar por Derecho. ¿Qué te pasa, Isabell? ¿Sabes cuál es la posición de los bastardos y huérfanos en la bratva?–
- Narccise ha demostrado no ser apto para ese papel– Eric me aturde–
- ¿cuál maldito papel?– el coraje me hace doler el pecho–
- Proteger y ayudar a Oliver y si fuera necesario, tomar su lugar. Yo amo a Narccise, pero no sirve para ese trabajo, solo lo matarán– suspira– Sigmund es más apto para esas responsabilidades, así tu hijo estará a salvo–
- La Bratva jamás aceptaría a un bastardo como el segundo en línea de sucesión de ningún negocio ¡ellos siempre van a lo último!– Pável defiende el lugar de mi hijo mientras yo trato de no caer en la ira–
- Sigmund es hijo de un concubino, tiene derechos–
- Ese niño solo sirve de Boyevik y asesino, esos son los lugares para bastardos como él. No puede aspirar a más por su naturaleza– señala al francés– Narccise, es quién debe caminar junto a Oliver. Están olvidado la importancia de ese puesto, cuando ellos sean mayores, el heredero necesitará no sólo protección y consejos, si no la compañía y confianza que solo brinda un hermano–
- Sigmund es su hermano– refuta Eric–
- no, claro que no– mira a Eleanor, quien sigue sin decir nada – Isabell, tu puesto está en guerra, si se enteran que el segundo en la línea es un bastardo, nadie te apoyará. Ten por seguro que mi familia te quitará el apoyo. No estamos hablando de tus negocios, si no de toda la mafia roja–
- Entiende, Sigmund tomará ese puesto, y nadie podrá negarse a aceptarlo, porque sus padres contraerán matrimonio– un pitido aparece en mis oídos, dejo de prestar atención en lo que dicen procesando lo anterior–
- ¡¿no vas a decir nada?!– Samael sale de sus casillas limpiando el escritorio con ira– ¡responde!– Eleanor solo respinga– ¡habla!–
- Es lo mejor para Narccise– Dice cabizbaja–
- Inténtalo, quiero ver que lo intentes– mi amigo no suelta una advertencia, si no una amenaza–
- Tú ni siquiera debieras opinar, ya no eres su esposo– Ataca el francés—
Mi amigo se mofa, su altura le permite apoyar ambas manos en el escritorio con Eleanor en el medio.
- No necesito ser su esposo para defender a mi hijo–
- Narccise no es tu hijo, no te...–
- ¡lo es!– Golpea la mesa haciendo respingar a Eleanor– Es mi hijo, así que olvida tus estúpidos planes. Eleanor no se casa con ningún imbécil ni a Narccise me lo consideras un pelele ¿oíste?–
- A ti no te corresponde opinar, Samael ¡a ninguno!–
- Los tres hemos criado a ese niño, y más te vale respetarlo. Te aseguro que se nos olvida quien carajos eres—
Eric se ríe.
- ¿o qué? ¿Van a matarme?– niega burlándose–
- No lo sé Eric ¿seremos capaz de asesinar al abuelo de nuestros hijos?–
- Veamos hasta dónde llegan tus planes, Eric– El ruso añade, no puedo decir nada, pues si bien estoy molesto, estoy muy lastimado.
Eleanor sigue sin decir alguna palabra y los otros discuten dándome la oportunidad de pensar y hacer lo que es mejor para mi hijo.
Salgo de ahí, subo las escaleras con prisa en busca de mi hijo. Lo encuentro en su habitación jugando con Oliver unos carros de madera entre risas.
- Papá, mira lo que nos envió el tío Max– Oliver se levanta entregándome uno de los carros– Ven, viene con una pista– se vuelve a tirar al suelo.
Beso su mejilla y alzo a Narccise.
- Vamos amigo–
- ¿a dónde van? ¿Puedo ir con ustedes?–
- llevaré a tu hermano conmigo a California–
- ¿Estados unidos?– Oliver se sienta en la cama observando como le pongo los zapatos a su hermano–
- Sí–
- Pero mañana tenemos clases con los tutores, y su primer día de doma–
- Yo no quiero– Suelta con su habla no tan correcta y aún así marcando las R–
- Será solo unos días, amigo–
- ¿puedo ir?– Oliver insiste–
- Será en otro momento, vaquero– Le revuelvo los rubios cabellos yéndome al vestidor, saco una pequeña mochila dónde meto un par de prendas y su papeles–
- ¿Mami y tú están peleando?– lio se me pone enfrente cuando salgo– ¿te lo llevas para siempre?–
- No– Le miento, porque no tengo planes de regresarlo–
- Mientes– Los ojos se le enrojecen y la voz se le quiebra. Me pongo a su altura– ¿por qué? Vas a irte para siempre, tú y Narccise–
- Cuándo seas grande entenderás muchas cosas, Vaquero. Esto es necesario para tu hermano–
- ¿es mi culpa? ¿Es porque peleo con él? Creí que los hermanos peleaban– Se limpias las lágrimas, aveces olvido que ese Niño de cinco años que conocí sigue ahí– Papá, te juro que es mentira, yo quiero mucho a mi hermano. Solo aveces me molesta, pero eso no significa que no lo quiera. Perdón–
- No, claro que no es tu culpa– lo abrazo– Hijo, solo eres un niño, y las cosas que los adultos hacemos es solo nuestra responsabilidad–
- No te vayas– lo alejo–
-¿sabes cuándo llamarme?–
- cuándo tenga miedo–
- Eso es, vaquero–
- Mamá no sabe ¿verdad?–
Niego, se limpia la cara.
- Los autos tienen localizador, pero puedes desactivarlos cortando el cable bajo el volante, es azul me parece—
- ¿cómo sabes eso?– se acerca a su hermano arrancándole el reloj de la muñeca–
- ¡mío!–
- Tengo una amiga que su papá sabe de autos– me enseña el reloj– y esto es de películas– se para frente a mi y me da un abrazo– En un mes es mi comunión ¿podrías no faltar a eso?–
- Lo intentaré–
- No sé porqué huyes, pero...confío en ti– me da un gesto parecido a una sonrisa. Me duele dejarlo, pero Narccise no es bienvenido en esta familia. Mi hijo se pone sus lentes oscuros como ya tiene ordenado.
Cuando salgo la escolta pretende seguirme, pero tranquilo doy la excusa de querer estar a solas con El Niño por problemas con su madre y que si pasa algo les llamaré, se la creen dejándome ir.
Conduzco sin ningún afán, pero cruzando los portones, estoy seguro Eleanor ya lo debe saber, acelero llegando a la carretera, me estaciono buscando el cable que mi hijo dijo.
- ¿vamos a Macdonalds?–
- Así es ¿qué te gustaría comer?–
- ¡una malteada, papi rick!–
Corto el cable, beso la frente de mi hijo.
- tendrás tu malteada–
Ahora sí debo de tener a Eleanor encima.
Dejo el auto en la ciudad, tomo un taxi rumbo al aeropuerto.
- ¿y mi malteada?–
- a eso vamos–
-¿y compamos para Lucy?–
Asiento.
- ¡sí!– Celebra. Narccise es demasiado bueno para esta familia, lo veo en su mirada y en cada gesto que hace. No es un Volkov, simplemente es un Greene, un simple Niño–
Cuando llegamos al aeropuerto y pago lo que se me indica.
- El vuelo más próximo a los Estados Unidos–
- Mo hay viaje directo pero...
- No importa ¿sale ahora mismo?–
- Está por salir, si no tiene equipaje podrá subir–
- Perfecto, un adulto y un menor–
Uso mi tarjeta sin importar que ella lo sepa, en America tardará en encontrarnos.
- Que disfrute Los Ángeles– 
- ¡Fran!– Mi hijo intenta soltarse de mi mano pero lo agarro girando a su dirección, Franco mira a todas partes– ¡papi es Fran!– Comienza a saltar agitando su brazo llamando la atención de la escolta, le hace señas a quien sabe quién y nos señala, aparece James. La multitud de la gente los entorpece  para llegar a nosotros pero eso me da ventaja, cargo a mi hijo y huyo.
Por la clase de boletos que llevo en mi mano paso los filtros rápido, veo como las escoltas son detenidas por los guardias de la sala de embarque,  entrego los boletos a una mujer de la puerta que da a la pasarela, siendo los últimos en estar arriba del avión.
Los nervios me dan dolor de cabeza, para que cierren las puertas es tardado.
El capitán ordena tomar nuestros asientos, obedezco con la impresión que aún subirán, pero los minutos pasan y eso no sucede.
Es un alivio, por media hora Narccise me pide su hamburguesa, termina siendo feliz con unas galletas que la sobre cargo le entrega.
No me preocupo por mi celular, mi trabajo me exige no sea un equipo que pueda ser rastreado y mucho menos intervenido.
La cabeza me duele cuando la realidad se me viene encima.
Antes de ser secuestrado acepté un empleo que me regresará a Inglaterra.
Llego hecho mierda a mi departamento en Sacramento, de Los Ángeles a Sacramento es un poco más de 1 una hora, así que ha sido agotador todo el viaje.
Llegamos directo a la cama. ¿Qué mis hormonas están alteradas? Sí ¿quiero llorar porque la mujer que amo no me ama y tampoco ama a nuestro hijo? Definitivamente.
El celular vibra a mi lado, lo tomo llevándolo a mi oreja.
- ¿qué estás haciendo?– su voz, su maldita voz que pretende sonar preocupada–
- Te hago esto fácil–
- Nuestro hijo debe...–
- Mi hijo está bien lejos de tu maldita familia. ¿Qué te cuesta solo querernos y ya?—
- Tony...
- Solo...solo déjame tranquilo unos días. Necesito tragar lo que has decidido, solo eso–
Cuelgo. No puede saber dónde estoy si he pagado en efectivo el vuelo hasta aquí.
...................
Las cosas comienzan a ponerse irritantes cuando Narccise exige a su mamá y a todo el palacio. Cada cinco minutos dice querer irse.
Le doy todo lo que quiere, se entre tiene y vuelve a mencionar Inglaterra.
Le distraigo saliendo a pasear, necesita ropa así que le compro algunas en el centro comercial.
Se calma al segundo día y todo comienza a ser lindo al tercero.
Se respira paz en el departamento. No nos llevamos muy bien, pero terminamos conviviendo sin regaños o berrinches.
Vemos hotel Transilvania en la sala con varios dulces al rededor y unas palomitas en un tazón, nos reímos de vez en cuando y eso me gusta, su necesidad de estar pegado a la gente lo mantiene casi encima mío.
Me veo obligado a dejarlo solo cuando tocan la puerta.
- ya regreso– asiente metiéndose varias palomitas a la boca, agarro algunas antes de marcharse.
Como algunas de las palomitas y abro. Me quedo a medio masticar.
- Hola, Ricky–
- ¿no estabas en Inglaterra?– Trago–
- Me movieron como tropa de apoyo en un nuevo sistema internacional, regresaré a Inglaterra en unos días. ¿Me dejarás pasar?–
Me hago a un lado.
- ¿sabes quién es el comandante?–
Niega, mira a mi hijo, regresa a mi.
- no muchos tendrán acceso a él– me mira – ¿ tu esposa está aquí?–
- ¿cómo supiste que llegué?–
- Te vi en el Los Ángeles, llegaba de la base....¿puedo quedarme a ver la televisión con ustedes?–
- Alicia, nosotros rompimos y creo...–
- Tranquilo, prometo no intentar nada– sonríe dirigiéndose a dónde está Narccise. Mi hijo la saluda con dulzura iniciando una conversación con balbuceos entre inglés y ruso sobre la película.
No estoy cómodo, no vine a cogerme a mi exnovia, pero debo confesar, ha sido de gran ayuda estas últimas horas. Lo hace dormir a pesar de toda la azúcar que comió, sale medio cerrando la puerta.
- Es muy lindo– los ojos los tiene iluminados, no hay mejor madre que la que no puede y lo desea.
- ¿quieres algo de tomar que no sea sodas de Mora azul? ¿O algo de comer que no sean gomitas?–
- Agua está bien– se ríe. Lo mínimo que puedo hacer es ser educado,  me sigue a la cocina, en la barra espera el vaso de agua, lo  sirvo  y se lo entrego, bebe un poco dejándolo entre sus manos.
-  ¿peleaste con ella?– no contesto– Así te conocí. Ella no parece hacerte bien. Espero esta vez la hayas dejado–
Guardo silencio, Dios sabe que lo intenté, tomo aire cuando la tengo demasiado cerca de mi, es alta, no tiene que luchar mucho para estar a centímetros de mi rostro–
- Yo te perdono, Ricky...creo que te amo– sus palabras me sorprenden, y me mueven no como quisiera, por el contrario a todos los sentimientos positivos que generan esas palabras, a mi me causan melancolía, pues no salen de los labios que quiero–
- Intentémoslo de nuevo–
Niego
- Mi hijo...
- Yo siempre he querido tener un bebé– se abraza a mi– Una familia–
El corazón me late más rápido de lo normal, ojalá fuera ella.
- ¿podemos ser una?– Enreda sus brazos en mi cuello uniendo nuestros labios, le correspondo, pero cuando sus manos viajan a mi pecho sus intenciones son otras. Le tomo las muñecas sin ser brusco alejándome.
- Lo siento, Ali, pero este no es el mejor momento para esto—
- ¿puedo venir a cuidarlos? Prometo no molestar– voy a hablar pero me interrumpe– Oye Ricky, tu esposa es un Volkov ¿cierto?–
- ¿qué tiene eso?–
- Hace muchos años se tienen los datos que su familia son parte del crimen organizado, pero a ninguno se le ha confirmado nada–
- ¿y?–
- Nada, solo he leído informes. Mi capitán es amigo, y la primera investigación es sobre Arseni volkova ¿la conoces?—
- ¿Viniste aquí a interrogarme?– Me hago el indignado–
- no, por su puesto que no, solo lo creí– Soba mi brazo– Te veo mañana–
............................
Eleanor.
Me encierro en mi estudio para que nadie me moleste. Si hay alguna cosa que resolver, Eric se encarga, es el que me metió en esto. Por suerte Alex desde hace una semana está en York en su casa de campo.
Mi familia sigue atacando mis negocios y propiedades, ya ha asesinado a dos de mis brigadier, pero lo he dejado pasar, mis aliados y yo nos mostramos pasivos.
Mis primos y tíos más cercanos con los que comparto sangre de la primera esposa , aquellos con los que jugué y sufrí se muestran leales a mi.
Enciendo un cigarrillo y sigo leyendo el libro que servirá como apoyo en mi clase de mañana.
Samael no me mira y el hijo Que compartimos menos.
Respingo cuando la puerta es fuertemente golpeada.
- ¡mami!–
Me levanto apresurada al escuchar a mi hijo, abro encontrándolo con líneas rojas caer desde su cabellera rubia.
- ¡¿pero qué te pasó?!– le reviso todo el cuerpo, buscando alguna otra zona lastimada, su abrigo está sucio como sus zapatos–
- Me siguió al bosque, mami— se suelta a llorar, no he notado lo que tiene en la mano–
- ¿qué tienes ahí, Ángel?– me muestra con sollozos un gato bebé muy pequeño, está lastimado...muerto– Circe protegió a sus bebés, pero él los mató– no hay una cosa que Oliver ame más que a esa gata–
- ¿pero quién lo hizo?¿Fue el lobo?–
- ¡no!– Ruge– ¡fue el bastardo!–
- Ángel–
- ¡Circe está sola en el bosque!¡sola!– me grita con los ojos inundados de lágrimas, llora como si volviera a tener cuatro– ¡quiero a Circe de vuelta!¡quiero a Circe!–
- Ángel tranquilo, amor, Circe debe estar bien, tu tienes que curar...-
- ¡quiero a mi gatita! ¡Quiero a mi gatita!– su llanto me parte el corazón–
- ¿qué está pasando?– La voz de Samael hace presencia, por dónde viene, estaba en su estudio, se preocupa por el estado de nuestro hijo, no piensa ni una vez en hacer lo mismo que yo, revisarlo.–¿qué te pasó?–
- Mi Circe está sola y triste en el bosque, papá.¡ella vio a sus bebés muertos!–
- ¿Circe era madre?– me pregunta–
- yo no lo sabía–
Oliver le muestra el gato negro que a mí me mostró.
- Deja de llorar, encontraremos a tu gata–
Mi hijo sigue llorando desconsolado.
- ¡mi Circe!– se tapa los ojos con el brazo en tanto su llanto sigue–
- ¿quién lo hizo? ¿Quién lastimó a esos gatos?– Mi esposo se molesta– Te dije que ese lobo no se puede domesticar– me reclama–
Para mi buena fortuna el lobo aparece estirándose de una de las habitaciones. El animal se acerca a paso lentos y se restriega en mi hijo alejándonos de él. Sam y yo nos levantamos.
- Solo un maldito animal sería capaz de lastimar a esos gatos. Tendrás que matarlo o puede lastimar a los cachorros–
- ¡Fue ese Niño!¡el bastardo!– Samael mira a su hijo y después a mi dedicándome tanto odio–
- Debieron estar jugando–
- ¡jugando!¡mira al Niño!–
La puerta principal es abierta.
- ¡Isabell!– Samael carga a nuestro hijo encaminándonos al vestíbulo– ¡Isabell!–
Pável trae a Sigmund de la chaqueta.
- ¡mami!– El Niño lloriquea suspendido por el ruso–
- Tu bastardo intentó alimentar a los perros con gatos–
- ¡mentira!–
- los guardias le vieron salir después de Oliver del bosque–
Samael baja a nuestro hijo, quien no para de sollozar.
- ¿él te hizo esto?– Pregunta en ruso, Oliver asiente limpiándose las lágrimas, manchando su abrigo de sangre–
- ¡mentiroso!–
- ¡Yo quiero a mi Circe!–
- Sí la gata está lastimada, le haré las mismas heridas a tu bastardo– amenaza–
- Es solo un niño ¿qué rayos te sucede?–
- ¡quien lastimó a Oliver!¡ mira su cara!–
- ¿qué está pasando?– Fritz aparece en las escaleras, El Niño no duda en llamarle en cuanto lo ve–
- Tu hijo lastimó al mío–
- Dios– El Alemán mira a Sigmund y a Oliver, intenta revisarlo pero Samael lo aparta de un empujón–
- No te atrevas a ponerle una mano encima–
- Supervisa a tu bestia bastarda– Pável lo tira al suelo, Sigmund es auxiliado por su padre de inmediato–
- Lo siento, seguro estaban jugando, solo son niños–
- ¡él me pegó!–
Sigmund tuvo la mala fortuna de tener mucha Sangre Parisi. Si hay algo que no le gusta, se desquita.
- ¡no es cierto! ¡Circe alimentaba a sus bebés y los aplastó! Solo lo empujé para que los dejara en paz– mi hijo explica entre sollozos– ¡y me pegó con una roca!¡él los mató!–
- ¡No es cierto, mami!–
- Solo son niños, Isabell–
- ¡cállate!– Samael grita embravecido– Deberías dar las gracias que mi hijo tiene educación y no hizo lo mismo con tu bastardo–
-¡yo no fui!– la molestia llega quitándome toda la paciencia– Mami, yo no fui– Lloriquea en los brazos de su padre–
- Quiero a mi Circe de vuelta– Mi hijo sigue llorándole a su gato–
- Compraré nuevos cachorros para ti, Oliver, tranquilo– Fritz intenta mejorar las cosas con el pensar que mi hijo es así de facial–
- ¡yo no quiero otros!¡quiero a Circe!–
- ¿cómo te atreves a decir esa estupidez, imbécil?– Pável se le acerca furioso– ¡esa gata importa más que tú y tu bastardo!¡no se compra!–
- ¿qué puedo hacer? Díganme—
- Largarte, no vamos a permitir que tu hijo lastime a los nuestros–
- ¡yo no hice...!– Le corto el poco habla de Sigmund dándole una bofetada, le jalo del cuello de la chaqueta–
- No vuelvas a lastimar a ninguno de tus hermanos, Sigmund y mucho menos me mientas– no tarda en soltar lágrimas y sollozos–
- Mami, perdón– intenta abrazarme pero lo suelto alejándolo provocando más lagrimas, quizá lleve mi sangre, pero no es mi hijo y jamás lo voy a querer como a los que sí lo son–
- Vete a tu habitación ¡ahora!– le suelto en Alemán, corre subiendo las escaleras.
- Lo siento, Sigmund ha estado muy difícil estos días, ha pasado por mucho–
- Mi hijo también fue secuestrado y no lo ves matando y golpeando animales— Samael lo enfrenta– Pudo lastimar de gravedad a Oliver ¿o eso quieres?–
- ¿qué? ¿Yo por qué querría algo así? A mi me agrada, Lio. Lo conocí de muy pequeño– Niega– Pido le tengas paciencia a mi hijo, es un niño muy pequeño aún–
- No, no voy a permitir que hagas lo que te plazca en esta casa. Educa a tu bastardo, y que no se vuelva a meter con mi hijo–
- Sí me entero que, tus planes son deshacerte de Oliver, te mataré junto a ese niño– Pável por el momento no es de mi agrado, pero si defiende a mi hijo, no me negaré a agradecerlo–
- Eso jamás sucederá– Mira a mi hijo– Lo siento, príncipe, no volverá a suceder–
- Ni siquiera le dirijas la palabra– mi ex se interpone–
Fritz me mira avergonzado, no sabe que más decir así que se va.
- Mamá, yo quiero a Circe de vuelta, debe estar muy asustada–
- tranquilo, encontraremos a tu gata– Samael se pone de cuclillas revisando la herida– Debemos curarte esto–
- Pero Circe ¡anochecerá pronto!–
- La encontraré, tranquilo ángel. Ven, vamos a limpiarte y curarte—
- ¡pero mi gatita!– llora otra vez, el lobo se le vuelve a restregar. Se escuchan unas patas correr, de alguna parte aparece la torpe dóberman resbalándose, se mueve y salta como loca. Oliver llora sin control recibiendo el cariño de los dos animales, quienes aparecen sienten su pena. La perra lo olfatea por completo.
- Vamos, cariño- me toma de la mano resignado.
Los espasmos del llanto se quedan mientras lo desvisto con la furiosa mirada de su padre encima.
- te dije que ese niño sería un problema– me dice cuando ya tengo a Lio en la bañera– No entiendo porqué diablos no te defendiste, Oliver–
- Porque tu hijo no es un abusivo–
- ¡pero mira que le ha hecho!–
- ¡yo solo quiero a mi Circe!– mi hijo vuelve a llorar con auténtico dolor.
Lo termino de bañar, curo su herida y lo acuesto.
- Duerme un poco– beso su frente, los animales me quitan subiéndose a la cama–
- Encuentres a Circe, por favor– La cara de le desfigura dónde intenta no llorar–
- Lo haremos, te despertaré para cenar– bajo la intensidad de la Luz, Samael me abre la puerta y cierra tras de mi.
Me sigue a mi habitación con todas las ganas de seguir peleando, pero lo ignoro.
- ¿a dónde vas ? – se mete al vestidor–
- A buscar al gato, llevaré a los perros– me cambio el vestido por unos pantalones y sudadera, los moretones ya casi no duelen, me pongo unas botas y salgo.
- Iré contigo–
- no es necesario
- No estaba preguntándote—
Pido dos canes y algunas lámparas. Los perros llegan y las luces las trae Pável.
- Franco y James me dijeron dónde estaban Los Gatos de Circe. Pienso que la gata regresó en busca de sus bebés–
- ¿por qué no te has ido?– tomo las cosas, me ignora–
Caminos varios minutos para llegar al bosque, encendemos las linternas y nos adentramos.
Este bosque es enorme, la valla de mi propiedad lo limita un poco, especialmente por la seguridad de los animales domésticos, pero recuerdo muy bien como de niña pasaba esos límites, no todo el bosque es de mi propiedad, pero mi abuelo se encargó que fuera la mayoría.
Hay muchos animales, y así como la madre de Circe fue devorada, seguramente también lo fue ella. 
- ¿por qué no le tienes un localizador a ese gato?— Pável cuestiona fastidiándome con su voz, no le respondo–  ¿hola? Estoy hablándote–
- Bueno solo tú le dices en la cara que te acostabas con tu esposa– Samael se mofa–
- Tú igual lo hiciste–
Carraspea
- Fue diferente, yo estaba arrepentido–
- Ajá- giro mis ojos–
- y agradezco que me perdonaras–
- Ay sí, el perdonado– Pável se ríe– Se metió con Richard, conmigo y con la rata. Bien perdonado–
- tú que sabes, adúltero–
- Te perdonó porque o ya te había engañado o ya tenía con quien engañarte–
- A Richard lo conoció después–
- ¿no tu hermano fue el primero en acercarse a ella?–
- Cuidado donde pisan, podemos encontrar a tu familia, Pável. No queremos a nadie envenenado–
Samael se ríe.
- Que graciosa, pero tú no sabes perdonar, te desquitas– comienza a atacarme– O te haces la enamorada de una rata. Ibas hasta casarte–
- No iba a casarme, solo comprometer– alumbro a algunos árboles por si ahí está la gata–
- Como sea. Te veías ridícula con ese sujeto– lo miro y vuelvo a buscar– " ay amor vamos al cine" " ay amor vamos a la torre a cenar" " amooor saquémonos unas fotos" " ay amor ay amor "– agudiza la voz– Que asco–
- tus celos los debiste mostrar hace más de dos años. Y yo no hablaba así–
- ¡ja! Hasta náuseas provocabas de tanta pendejada cursi– " bebé dame un beso" – otra vez agudiza la voz– Jamás había escuchado tanta idiotez que en esos meses–
Bien, quizá escupí muchos colores y flores en Francia.
- Y a mi me tratabas horrible–
- ¿qué querías? ¿Un besito después de coger?–
- Pues que al menos te quedarás cinco minutos.  Igual tengo sentimientos, y era feo que te levantaras así nada más–
Lo alumbro con la lampara.
- Estoy esperando que te empieces a reír– sigo alumbrando mi camino.
- Que el asesino mafioso ruso tiene sentimientos dice- Samael se mofa–
- Y aún casados lo hacías- Sincera–
- oye, tu pusiste límites desde un principio y los respeté ¿cuál es tu problema? No intentes justificar el porqué te cogiste a tu esposa– 
- Yo dejé que te acostaras con el Alemán y ni así fuiste buena conmigo, Isabell–  Espeta–  No lo maté porque no quería que me odiaras–
- Eso se le pasaba. Debiste hacerlo– Giro los ojos antes las palabras de Samael–
- fueron como tres veces, ya supéralo–
- Eso lo cambia todo, discúlpame– El sarcasmo que sale de su boca lo ignoro–
- No sé para que te quejas, cuando venga tu abogado esto se termina, no nos vamos a encontrar otra vez–
- Sí, supongo que eso es lo bueno de no tener hijos–
- Tal vez Dios sabía que esto pasaría–  sigo en busca del gato iluminando lo más que puedo. El celular me suena, contesto sin pausar mi cometido.
La escolta de Richard da nuevas noticias. 
Esa tal Alicia entró esta tarde a su departamento y tardó horas en salir.
- Gracias– Cuelgo, ¿celos? Tal vez. Richard me odia y sé que lo primero que hará es buscar consuelo en esa puta–
Me concentro en la búsqueda de la gata de mi hijo, ese animal tiene un valor especial para él, lo sé, tuvo su compañía y consuelo cuando las cosas no estaban bien. Le agradezco a ese gato tanto y por ello ruego que la encuentre con vida.
Llegamos a dónde nos dijo su escolta estaban los gatitos, están cerca de la vieja estatua convertida en un estanque, el caer del agua se escucha relajante.
Oliver le tenía una caja de zapatos ahora rota y una frazada de carritos manchada.
- Tu bastardo es un enfermo– Espeta Samael–
No digo nada. Sigmund es mi primer hijo, y si bien yo no lo tuve, heredó lo peor de ambas familias, especialmente de los Parisi. Su padre no sabe educarlo y por ello hace estas terribles cosas a sus dos años.
Recorremos algunos metros llamando al animal, la temperatura baja por el anochecer y eso ya es preocupante si el gato está herido.
- ¡Circe!– Gritamos los tres pero no hay contestación– ¡Circe! – volvemos a gritar un par de veces más–
- shhh– Pável nos sisea para callarnos–
El débil maullido de un gato aparece, los perros paran sus orejas, buscan el origen como nosotros.
Seguimos caminando escuchando cada vez más cerca, los perros corren a un dirección, los seguimos, ladran y cuando llegamos a los canales encontramos a Circe atrapada en musgo y lodo, son canales muy viejos . En ellos no corren más que aguas de lluvia, y por lo lejos que están, no siempre se les da mantenimiento, de hecho, por lo que veo, hace mucho no se limpian.
Circe intenta subir pero sus uñas no ayudan, resbalándose, aún peor con toda esa suciedad que no le deja mover las patas traseras. Su pelaje está completamente sucio.
Sabe que estamos ahí y por ello pide auxilio. Por las marcas en el concreto lleva horas tratando de salir.
- El infiel sin vergüenza baja– Digo–
- ¿y por qué yo?– se queja Samael– Ya he recibido suficiente castigo–
- Hablo de Pável–
- ah, la costumbre–
- Pensé que te hablabas a ti misma, muñeca—
- yo no soy sin vergüenza–
- Tenemos a tu amante en la casa, lo eres– Samael se encoge de hombres. Niego dejando la linterna en la orilla.
- Es broma, baja....– me deslizo por el concreto cubriéndome las botas de todo ese lodo con una capa verdosa encima– Yo iba a bajar, Isabell– los dos se acerca iluminándome–
- Pobre gatita– maúlla, le tomo del lomo, aparto todo el lodo y la saco. Asustada se me enreda en el brazo cuando la cargo. Samael se apresura a agacharse y darme la mano, me sube sin ninguna dificultad, me aleja de la orilla tomándome por la sudadera . 
- Está temblando– comento, mi ex se quita su chaqueta enrollando al animal dejándole solo la cara descubierta.
- Si te morías, ibas a costar varias semanas de terapia– se la lleva al pecho– Ya vámonos–
En ocasiones los guardias en las copas de los árboles hacen parpadear sus linternas guiándonos de regreso. Esto me hace pensar en cubrir más el territorio con guardias.
Llego cansada, por lo que le pido a mis escoltas bañen al gato, pues a la mañana siguiente se lo entregaremos a mi hijo.
- ¿No es esto trabajo de James o franco?— se quejan–
- Si así estamos, ustedes bañan al lobo– Responde Franco, el lobo no es de Oliver, si no mío.
- Olvídalo– George ya no discute yéndose con su compañero—
- Díganle a Alfons que revise a Cirse mañana– la escolta asiente y se va–Gracias por acompañarme–
- No lo hice por ti – Pável espeta–
- entonces, gracias por interesarte en mi hijo. ¿Mañana viene tu abogado?-
- Sí, claro– se cruza de brazos— Si sabes que no te voy a ceder nada ¿cierto? No harás lo mismo que con Samael–
- Ay por favor, como si babeara por tus rublos. Lo que tienes en tus cuentas yo lo recibía de mesada–
- Eres una pretenciosa, manipuladora de lo peor–
- Lo es, pero bien que te tiene desde hace tres días con excusas tontas sobre tu abogado– Samael dice– y no te veo quejándote. Mira yo estoy esperando que tú dignidad resucite como jesucristo, pero ya se le pasó el tiempo–
- No estoy con excusas, tiene trabajo. ¿Yo para que quiero seguir con esta mentirosa cobarde?–  mira a Samael pero me señala–
Le doy un manotazo.
- Te arranco el dedo si me vuelves a señalar–
- Y aparte golpeadora de maridos. Debería denunciarte–
- ¿por un manotazo? ¿Ahora te volviste marica?– Le miro despectiva, pero él se lo busca– Parece que Zaria te cortó el pito–
El semblante le cambia, sabe disimular muy bien, pero su incomodidad se le nota.
- Me voy dormir– suelto, no debo mencionar a su secuestradora, subo las escaleras pensando en lo que dijo Zaria, no puedo ser tan estúpida creyendo que ellos accedieron.
Una vez llego a mi habitación me quito la ropa y me meto a la ducha. Los moretones en el cuerpo ya no duelen como antes, pero la molestia ahí está.
Me peleo con el agua cuando pienso en Richard con esa puta América.
- ¿Eleanor?– Respingo al escuchar la voz de Samael en la puerta–
- Dime– Que vergüenza si me vio golpeando el agua, espero los detalles de flores en el cristal hayan ayudado–
- sé que no estamos juntos y que te vas a casar con el papá de tu hijo bastardo....
- al punto- lo interrumpo–
- Me duelen las heridas de la espalda...no sé si puedas...– Se queda callado–
Los ojos me arden y la nariz me pica. Soy una persona muy mala, una esposa y madre de lo peor.
- Sí, salgo en un minuto–
- Te espero en la habitación, siento molestarte–
- No es nada–
Termino de ducharme, me pongo la pijama y salgo rumbo a la habitación principal, la cual es la que compartíamos.
Entro pero no está.
- ¡en el baño!– Exclama cuando cierro la puerta, camino hasta ahí encontrándolo sin camisa y solo con los pantalones de pijama. Se cura los latigazos del hombro frente al espejo.
Cinco años y aún no puedo dejar de ruborizarme con su belleza masculina. Es un escocés de casi dos metros, debe tener el mismo efecto en todas, pero a mi en verdad me derrite.
- Espera, traeré un banquito– Salgo y voy de regreso con el reposa pies de la pequeña sala.
- Tu amigo me dio unas cosas que aplicar. Primero el alcohol y después el spray, pero me duelen un poco así que...el gel–
- Bien– pongo alcohol en un algodón y me subo al banquito, él se abre un poco de piernas para bajar un poco más–
- Estaba pensando–
- ajá–
- que si me muero, Oliver me va a llorar menos que a cómo le lloró a su gato– nos reímos–
- Sam–
- dime–
- Lio pronto tendrá diez años, yo ya no quiero que crezca–
- Es impresionante como han pasado casi seis años– le veo en el espejo negar divertido– ¿Recuerdas el viaje a la cabaña?–
- ¿qué parte? ¿En la que me desfloraste o en la te enojaste conmigo?–
- No olvidemos que primero fue por atrás–
Le golpeo la cabeza haciéndolo reír.
- El drama de Thomas y Maria–
- Definitivamente, o la novia americana de Dorian– nos reímos– No puedo creer que termináramos adoptando a uno–
- Lo mejor de ese viaje fue conocer a mi bebé–
- Bueno, ya que compartimos al Niño y que es legalmente tu hijo, confieso que le dije que te dijera mamá–
- ¡oye!–
- Pero funcionó, ahora tenemos tres hijos más–
Se queja cuando pasó el algodón en una de las grandes– Lio te quiso mucho cuando le defendiste por los conejos–
- Siempre quise que alguien me defendiera– sincero– Haría todo por mis hijos–
- Eric debió hacer algo, Ell– Nuestras miradas se conectan por el espejo, regreso a las heridas–
- Era un niño–
- No cuando de crearte se trataba–
- fue alejado de su familia, quería compañía, pero cuando ella murió...tuvo la oportunidad de irse y la tomó–
- pero te dejó– Se molesta– por su culpa ahora quieres salvar a medio mundo–
- Solo a los que quiero– Río levemente– Aprendí de ello–
- Tu abuelo te consideraba una huérfana...eso no estaba bien–
- Lo era. Mi padre me dejó con Jhon y mi abuelo no dudó en sacarme de ahí...sin embargo, pasaba la mitad del año con él, bueno, en septiembre me iba a siberia–
- Pero en esas fechas nos conocimos–
Alzo la mirada unos segundos—
- ¿te quedaste por mi?–
- Gracias a que peleábamos mucho, podía controlar a mi abuelo. No le gustaba que perdiera mi tiempo en la escuela británica, pero se dio cuenta, y me mandó a vigilar-
- ¿por qué no me dijiste?–
- No quería que te espantaras. El abuelo me dio un sermón de mil horas, cuando fui a Italia fue uno más extenso– solo de recordarlo me da jaqueca– Dijo que si volvía a pasar lo de Lucas, me mandaría a China–
- Cuándo nos peleábamos yo me amargaba solo en mi departmento y tú te veías con tu abuelo mafioso–
- Lo sé, estaba muy molesto porque no trabajaba– Tiro el algodón al lavamanos y destapo el gel para untarlo–
- ¿trabajar? ¿De qué?–
No digo nada, solo lo miro.
- entiendo...eras su nieta–
- Si quería dinero, debía hacerlo. Mis cuentas estaban congeladas y el negocio administrado por uno de mis tíos. Tenía una suma muy limitada disponible por seguridad– suspiro– temían que Jhon se aprovechara–
- ¿y no decía nada de los golpes? ¿Tu abuelo nunca se dio cuenta?–
- ¿Jhon?– resoplo– ¿que le podía decir? Jhon era un gitano, si le decía algo respecto a mis golpes posiblemente se moría–
Lo veo fruncir el ceño.
- Creí que Jhon te golpeaba– Niego– una vez te vi y no me dejaste entrar–
- Jhon era un alcohólico, le lloraba a la abuela y a su hija...o algo así, y sí, quizá no me quería, pero, no se atrevía a golpearme–
- ah...–
- siempre tuvo cara de muerto. Cuando la policía comenzó a investigar su muerte, Adam Parisi movió influencias– Explico–
- ¿y para que se metió en eso?– hace una mueca demostrando lo tanto que odia a mi abuelo–
- Porque el método se parecía mucho al que usa Eric– Me encojo de hombros– Da igual, Jhon fue mi maestro y lo apreciaba por ello–
- ¿y por qué crees que Eric lo hizo?–
- Tal vez mi abuelo lo mandó, no lo sé y no me importa–
- Era tu abuelo–
- Un Volkov jamás tendría Sangre de Gitano– termino de poner el gel–
- ¿a qué te refieres?–
- Creo que lo sabes– Se gira–
- No–
- Ajá–
- No te creo–
Se gira por completo
- No te creo ¿ y sigue vivo?–
- Sí, es parte de un clan con el que no tenemos mucho contacto–
- ¿por qué no?– Cuestiona curioso–
- Porque la abuela le fue infiel. Solo se perdonaron un rato e hicieron a mi mamá–
- ¡¿qué?!– su cara me da gracia, me bajo del Banquito guardando todo en los cajones– ¿por qué nunca me lo dijiste?–
Me giro apoyando las manos en el tocador.
- cuando pediste casarnos, lo entregué todo. Cada rublo Volkov. No era necesario contarte nada de mi familia si no iba a ser parte de ella– suspiro– pero...estaba muy enojada. El abuelo comenzó los preparativos–
- y aún así no me dijiste–
- En serio no quería meterme en todo esto. Quería una vida normal. De verdad la deseaba y quería hacerla a pesar de todo, pero es obvio que no se pudo– se sienta en el banco–
- Quiero que me cuentes cada secreto. Todo–
- No tengo muchos secretos, los que me avergonzaban ya lo saben–
Me acerco para tocar su rostro.
- No te cases con ese tipo. Sé que no lo amas, dime ¿por qué lo haces?–
- Por mis hijos– contesto segura–
- Tengo la piel marcada por tu familia, puedo volver a ser tu esposo–
- Tú no entiendes, ellos dejarán de molestarte, lo prometo–
- ¿es porque no tengo madera de mafioso? ¿Es eso?–
- No  claro que no –
- Enséñame–
- Sam–
- hazlo. Enséñame, veras que puedo ser un esposo grandioso —
-Lo eres, te escogí por algo. Sé que harías de todo por nuestros hijos, por mi...–
- Enséñame– insiste tomándome de las manos– Enséñame y verás que no necesitas casarte con él- los ojos se le humedecen— Ell, por favor no te atrevas a casarte con otro– solloza tratando de ocultarlo– no me hagas esto—
Aparto mis manos de las suyas.
- Algún día nuestro hijo tomará mi puesto, debo limpiarle el camino– aparto la mirada de sus ojos– Pero también debo proteger a Narccise. Descansa–
Huyo de ese lugar antes de ceder.
Lo amo más de lo que cree, y por ello debe estar muy lejos de mi

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora