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Siberia, diciembre del 2005

La densa nieve desaparecía las botas de los infantes alineados tras de un hombre que parecía no molestarle ni un poco la nieve que pronto se intensificaría en una tormenta.
Siete niños de entre los cinco y siete años cargaban pesados rifles en su día de caza.
La fila se detiene, imitan al mayor agachándose un poco.
Todos miran a donde se les apunta. Un ciervo aparece entre los arbustos. El hombre se gira, posa su mirada en el ser más pequeño de todos.
- Andando, Isabell– niega pero es forzada por el otro adulto que los acompaña–
- Abuelo por favor– Solloza– Yo no quiero—
- ¡lo harás!– Regaña – De aquí sales siendo un Volkov o yo mismo te daré un tiro– La empuja haciéndola caer, la levanta de la mochila arrastrándola hasta un árbol. El animal queda a seis metros, se alarman, mira a todos lados y vuelve a arrancar corteza.
El aire se hace presencia con un alarmante ruido.
- Abuelo...por favor...– Solloza– quiero a mi papi– su abuelo le toma con fuerza del abrigo llevándosela al rostro–
- No seas cobarde y mata al maldito animal– Gruñe, le vuelve a aventar– ¡es una orden!– suelta entre dientes. La Niña se levanta, se apoya en el árbol y apunta.
- Límpiate las malditas lagrimas. Si no lo matas te quedarás aquí y regresarás sola–
Aterrada llora. Toma aire para obedecer. Cuando la tiene en la mira decidida a acatar esa horrenda orden, aparece un pequeño e indefenso ciervo.
- ¡AHORA, ISABELL — El Fuerte grito en su oreja le hace apretar el gatillo, la bala hiere al animal dándole la oportunidad de huir– ¡CORRE!¡CORRE!–
La Niña de tan solo cinco años no hace más que apresurarse a atrapar el animal entre lágrimas.
El corazón le late tan fuerte, está aterrada. Los dos animales son acorralados entre una enorme piedra y ella. La madre protege a su cría tras sus patas a pesar de tener una sangrándole.
Apunta al más grande, pero los ojos de aquel animal salvaje le dieron tanta pena, veía en ellos desesperación y miedo, aún más de lo que ella sentía.
Respingó al sentir la pesada presencia del hombre de más de dos metros. Alzó el rostro para mirar el furioso rostro. Miró al frente, observado como ambos animales luchaban con escalar, fallando cada intento.
A pesar del frío, sudó al sentirlo a su altura.
- Hazlo, ¿o no eres un Volkov?–
- Si...– Sollozó antes de dar un certero tiro en la cabeza–
-Mata a la...– Un segundo estruendo hizo eco– su enorme abuelo se plantó frente a ella, antes que pudiera verla la cara, una fuerte bofetada la hizo caer a la nieve–
- ¡un Volkov siempre debe tener piedad!–
Grita a todos los niños. – El que no la tiene es un monstruo ¡y nosotros no lo somos!– Exclama con dureza– Somos hombres de honor, y somos hijos de Dios ¡jalar el gatillo con dolor ayuda a nuestra absolución!¡a nuestro perdón!– rodea a La Niña que llora en silencio con una mano en el rostro– ¡Hombres Justo!
- Bambi sufrió, este no lo hará– lo mira–
- Bambi–
.......................
Siberia, Mayo del 2012.

Diez niños creaban un círculo en el bosque, firmes a cómo se les fue ordenado con ropa de combate. No había ninguno que no estuviese con la cara lastimada. Moretones por el rostro indicaban la dureza del entrenamiento.
Todos le daban ligeros vistazos al sujeto junto a uno de los tantos árboles.
La formación se rompe unos segundos cuando el jefe de jefes camina al centro con el misterioso hombre.
- Él es Gustav– Comienza el abuelo a caminar frente a todos, enciende un cigarrillo– un Zaitsev me lo ha prestado. Es su mejor hombre–
Todos se aguantan las ganas de mirarse.
- ¿quién será el primero en enfrentarlo?–
Uno de los chicos mayores da un paso al frente.
- Seré yo, abuelo–
El hombre asiente apartándose, el círculo de extiende.
Los niños se alejan asustados cuando su familia es atrozmente golpeada sin piedad. Es descartado en pocos minutos dándole entrada a otro.
- ¡basta, basta!– Un adolescente se arrastra agitando su mano para parar la pelea. En lugar de recibir ayuda, consiguió unas severas patadas por parte de su abuelo–
- ¡un Volkov jamás suplica!– Grita– ¡repítanlo!–
- ¡un Volkov jamás suplica!– El grupo de descendientes obedece–
- nuestra sangre jamás se rinde– Mete a otro–¡jamás!– Otro– ¡repítanlo!–
- ¡nuestra sangre jamás se rinde!¡jamás!– Sueltan con dureza a pesar del miedo de ser aplastados por un matón.
- Serán un Volkov cuando no caigan. Invictos siempre— se para frente a la más pequeña niña de ojos grises y cabellos claros sobresaliendo de entre tantas cabezas y ojos negros– ¡Nadie vence a un Volkov¡– le toma de la chaqueta–
- No me tienes que obligar– Gruñe tratando de quitarse la mano de encima. El hombre no se inmuta ante el forcejeo–
- Trabajaremos en ti, Isabell. Te arrancaré lo Parisi– la levanta poniéndosela frente al rostro– A golpes si es necesario– Cierra los ojos cuando siente el choque de saliva en su rostro–
La lanza al centro sin preocupaciones limpiándose la humedad del rostro.
- No huimos– empuja otro– Nos levantamos siempre hasta vencer. Grábenselo, solo nuestra propia sangre puede vencernos ¡nadie más!– Observa como la más débil ha caído ganándose una mirada de odio– ¡Nadie vence a un Volkov, ¡solo un volkov vence a otro Volkov!!– Exclama– ¡repítanlo! –
Obedecen los que tienen fuerza para hacerlo.
- ¡solo un volkov vence a otro Volkov! ¡Solo un Volkov es capaz!-
Cuando el entrenamiento termina, el abuelo deja que se retiren a excepción de una.
- ¡déjame en paz anciano!– vocifera–
- ¡Isabell!– le toma de las ropas cuando le da la espalda para irse–
- ¡¿qué?!– Patalea en el aire una y otra vez sin poder soltarse– ¡odio este maldito país!¡quiero irme a Inglaterra!–
- Eres un Vo...–
- ¡No!– cae al suelo dejando su chaqueta en las manos del sujeto– ¡ni un Parisi! ¡Soy Eleanor Pierce!— Lo reta levantándose sin dudarlo– ¿¡oíste!?– Una dolorosa bofetada la hace caer de nuevo. La levanta de un tirón–
- No te atrevas a manchar tu raza nombrándote una mierda gitana– La abofetea de nuevo – ¡y mucho menos eres una pierda francesa!– Le golpea el estómago de una patada– Tendrás ese carácter del demonio de tu padre, pero tu alma es de un Volkov–
La patea de nuevo
- Dilo, Isabell—
- Púdrete—
-suficiente con ese asqueroso nombre– Le jala del cabello arrastrándola a un árbol mientras es arañado en el brazo – Eres más Volkov de lo que crees–
- Mi nombre es Eleanor Pierce– Espeta—
- Tú no tienes nada de esa gente– Se pone de cuclillas frente a ella– Haz lo que desees Isabell, llámate como quieras. Pero eres un Lobo...– calla cuando los ojos grises se tornan agresivos y llenos de ira–  yo te quitaré esa mirada Parisi a como de lugar– le acaricia el cabello– Haré que ya no seas una bola de odio, Bambi–

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora