Capítulo 21: " Quería ser valiente "

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Metí las manos en mis bolsillos y salí de mi cuarto. Caminé por el pasillo pensando en la conversación que llevaba días ideando para tener con Lisa. Ella ya sabía casi todo, era la primera que supo de Michelle y de nuestra historia, solo que nunca la había conocido.
Bajé al salón y la vi, acaba de llegar de París y sabía que traía malas noticias. Seguro.

Ella sonrió al verme y yo lo hice con mi mirada llena de tristeza.

- Hola, Michael - dijo ella acercándose a mi para abrazarme.

- Hola, Lisa. ¿Qué tal ha ido el viaje?

- Han sido dos semanas ajetreadas, ya sabes. Mi madre y sus viajes inesperados. - Asentí mirando nuestras manos. - Hey, la última vez que hablamos me dejaste muy preocupada. ¿Ocurre algo malo?

- Bueno... - susurré caminando con ella hacia el sofá. - Creo que... Ya es hora de aclararlo todo.

- ¿Con esa chica? - asentí y ella colocó un mechón de su cabello a un lado. - Vamos, cuéntame.

La miré un poco avergonzado y con cierta timidez comencé a hablar: - ¿Recuerdas la chica del vestido azul oscuro de la boda de Taylor? - Ella desvió la mirada y juntó sus labios en una fina línea intentando recordarla.

- ¡Oh, claro! Sí, esa chica era muy guapa - dijo sonriendo un poco.

- Pues ella es Michelle, la chica de la que te hablaba.

Lisa llevó su dedo índice a su barbilla y me miró unos segundos.

- Claro, por eso te miraba así... - susurró asintiendo.

- Tiene la costumbre de mirarme así. - Lisa sonrió y volvió a asentir.

- Claro, así que ella es la chica que te trae loco.

- Sí, y no puedo callármelo más. - Le expliqué apretando un poco su mano.

- No lo hagas, Mike. Mira yo, prefiero que lo hables y lo aclares ahora antes que termine enamorada de ti o algo parecido. - Dijo intentando sonreir como pudo - ¿No la has vuelto a ver desde la boda?

- No - dije apoyando los codos en mis rodillas y soltando su mano. - Estamos muy distanciados últimamente.

- Pues no, eso no puede ser. Habla con ella. Ve a solucionarlo, Michael. Creo que a veces te empeñas en pasarlo mal sin motivo. Y debes darte cuenta que, si conmigo no ha funcionado, es porque sigues pensando en ella. - La miré y vi como acercó sus labios a mi mejilla. - Pero si no funciona con ella, ya sabes que lo nuesto quizás, se merece otra oportunidad.
Y la vi desapareciendo de Neverland. Salió de allí sin parecer enfadada. No creía que lo estuviese, en realidad ya que había sido sincero con ella, quizás tarde, pero... Lo había hecho. Ahora tocaba buscar a Michelle. A lo mejor no quería escucharme o... Me daba igual.
Me levanté del sofá y subí corriendo a mi habitación para coger mis cosas.

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- ... Entonces cuando me desperté, me miré al espejó y vi que tenía la cara llena de garabatos de mi sobrina - me reí al escuchar a Eric. Estaba contándome que esta semana estuvo cuidando de su sobrina y se le veía animado. Y a mí igual. Eric me estuvo animando mucho y eso que era la segunda vez que quedábamos solos.
Terminó de beber su Coca Cola y sonrió mirando su reloj.

- Es tarde ya. Y debo ir a por ella al colegio - susurró.

- Claro - dije levantándome del sofá para acompañarle a la entrada de mi casa. - Gracias por traer helado - susurré sujetando la puerta.

- No ha sido nada, estoy muy contento porque te veo genial - asentí y sonreí.

- Eres un buen chico, Eric. Deberías ser siempre así. - Tras decir eso me dió un abrazo. Yo, le rodeé con mis brazos y sonreí.

- Espero verte pronto - dijo animado bajando las escaleras que daban a la acera.

- ¡Cuídate mucho! - exclamé viéndole subir a su coche.

Cerré la puerta y recogí todo lo del salón. Eric vino a casa para alegrarme un poco o hacer el intento. Lo cierto era que ya estaba un poco mejor después de todo lo que estaba pasando en los últimos meses.
Habitualmente iba a comer con mi madre y John para no pasar demasiado tiempo sola y pensar en cosas que pudieran hacerme daño.
Llamaron a la puerta de casa.
Pensé que podía ser Eric que quizás se olvidó algo pero no. Al abrir, me llevé la mayor sorpresa del mundo.
Michael estaba en la puerta de casa.
Y no estaba disfrazado ni nada, a plena luz del día cualquier persona que pasara por ahí podría reconocerle y causarle problemas.
Fruncí el ceño sin saber qué hacía aquí y sonreí un poco al ver que no dejaba de mirarme.
Iba a hablar pero justo en ese instante, Michael dio un paso hacia a mi y me besó haciendo que mi corazón se descontrolara. Sus labios empezaron un baile sin música contra mi boca mientras sus manos rodeaban mi cintura con fuerza y delicadeza al mismo tiempo.
Qué bonito era sentirle tan cerca y de esa forma...
Sin pensarlo, mis manos rodearon su rostro. Oh, Dios su piel era tan suave y su forma de besar era tan perfecta que mis piernas empezaron a temblar.
Se separó de mi unos centímetros y respiró hondo sin dejar de mirarme.

- ¿Me... has besado? - susurré abriendo los ojos.

- Sí - dijo respirando agitadamente.

- ¿Y... Por... Por qué?

- Quería ser valiente - dijo sonriendo - Y he llamado a tu puerta, tal y como tú querías.

Acaricié su mejilla y sonreí como una niña pequeña.

- Has roto el listón por lo que veo - dije tirando de su chaqueta para meterle en casa.

- Tú lo has roto conmigo - dijo acorralándome contra la pared de la entrada. No cerró la puerta. La luz del sol hizo que sus ojos se vieran de forma diferente. Con más brillo.
Eran preciosos.

- ¿Y Lisa?

- Era solo mi amiga - me aseguró. - ¿Y Eric?

- Un amigo. - Respondí al instante.

- Bien - Dijo mirando mi boca.

- ¿Entonces...? - sonrió y tuve que dejar de hablar. ¿Cómo me ponía tan nerviosa?

- ¿Entonces qué?

- ¿Quieres estar conmigo? - le pregunté y al segundo, sus labios ya estabas jugando con mi boca.

- Sí - dijo mientras me besaba - Sí - mordió mi labio inferior y sonrió contra mi boca - Y sí.

- Me ha quedado claro - susurré riendo un poco.

- Me alegra oir eso - dijo antes de abrazarme.

Sonreí - ¿Y ahora qué?

- Ahora déjame que disfrute de ti lo que en dos meses y dos semanas no he podido.

"Un solo reflejo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora