Capítulo 8: "Dejar de dudar"

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- Te quiere mucho - sonreí al escuchar a mi madre - Te cuída como yo lo hago.

- Mejor que tú a veces - le dije de broma mientras colocaba algunos cds en las entanterias y ella me seguía - Mamá, ya sé que me cuida y todo eso, pero ir a su casa y pasar más de un fin de semana me parece un abuso.

- Sería un abuso si él no te lo hubiera propuesto - la miré y ella suspiró - Michelle, adora pasar tiempo contigo y le encanta que vayas a Neverland.

- Ir una tarde no es lo mismo que la convivencia de varios... Meses, mamá - dije llegando al mostrador.

- Vosotros ya habeis vivido juntos.

- Eramos unos críos - comenté buscando mi cuaderno.

- Lo sé, y ahora es lo mismo - dijo dándomelo.

- ¿Lo mismo? - pregunté riendo. - Mamá, por favor.

- Sí, lo es porque os comportais como cuando teníais menos edad - levanté una ceja al oirla.

- ¿Y se puede saber a qué viene todo esto? Parece que quieres que viva encerrada en Neverland.

- Hija, siempre he pensado que tanto tú como Michael no estais hechos para vivir solos. Y me he fijado que... - se detuvo para escoger las palabras correctas.- Que...

- ¿Me quieres decir qué pasa?

- No te veo feliz... - la interrumpí.

- Mamá...

- Cuando él no está cerca.

- No empieces con eso de nuevo - dije mirando mis manos.

- No es una tontería, hija. - La miré con timidez y volví a bajar la mirada.

- No estoy enamorada de Michael - susurré sin poder mirarla.

- Cielo... - respiré hondo y ella me acarició la mejilla apoyando su mano libre en el mostrador de la tienda. - ¿No has visto cómo has vuelto de Neverland? Así es como necesito verte siempre.

- He vuelto así porque siempre me sienta bien ir a Neverland y pasar tiempo con Rose, Frank... - me miró.

- Y con Michael, ¿o ya se te olvidaba nombrarle? - me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.

- Le quiero mucho y le echaba de menos. Ya lo sabes, ¿no? ¿Contenta? - ahora negó ella.

- Yo también quiero a Michael, hija. Pero tú estás sintiendo cosas y no son sentimientos nuevos. - Dijo sonriendo - te conozco.

- Olvídalo por favor, mamá. Estoy bien, ¿vale?

No me gustaba que mi madre me conociese tan bien. Junto a Michael creo que era la persona que mejor me conocía.

Siempre supe que mi madre podría saber que yo estaba enamorada de Michael desde que me cruzé en su vida. No me pillaba sorprendida. Cada vez que ella sacaba el tema, yo trataba de asegurarle que no lo estaba y que mi relación con Michael era solo una bonita amistad. Y así sería siempre.

- Buenos días - John entró en la tienda haciendo que mi madre se girase para abrazarle con cariño y efusividad.

- Buenos días, cariño - contestó mi madre apoyando su cabeza en su hombro.

- Hija, ¿cómo estás hoy? - preguntó acercándose a mi para darme un beso en la mejilla.

- Bien, gracias. ¿Y tú? - sonrió metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón gris.

"Un solo reflejo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora