Capítulo 18 : " El amor es esto, ¿no? "

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Pasaron días, semanas, meses. Dos meses en los que no supe nada ni de Michael ni de Eric.
No salía de casa, prácticamente estaba encerrada, no quería ver a nadie.
Mi móvil sonaba y no respondía. Llamaban a la puerta y no abría. No quería que nadie supiese nadie de mi.

Volvió a sonar mi móvil.

- Dejadme en paz - dije levantándome de la cama, cogí el teléfono y lo apagué.

Bajé al salón y me senté en el sofá, encogiendo las rodillas hacia mi pecho. Encendí la televisión y por casualidad o no, vi la cara de Michael en la pantalla.
Suspiré mordiendo mis labios sintiendo como las ganas de llorar subían por mi garganta.

"...Y según nuestras fuentes, el Rey del Pop el pasado finde semana estuvo en buena compañía junto a la hija de otro Rey de la música, el Rey del Rock Elvis Presley. Estamos hablando de Lisa Marie Presley. Estuvieron cenando juntos en uno de los restaurantes más caros de Los Ángeles y nos dejaron estas bonitas e interesantes fotos en las que podemos verles abrazándose, con mucha complicidad, susurrándose palabras al..."

Apagué la tele volviendo a levantarme y caminando hacia la cocina.

- No ha tardado nada en olvidarse de mi y yo sufriendo como una idiota, enamorada de un hombre que no va a pasar de ser un amigo. Eres idiota, Michelle. - Suspiré abriendo la nevera - Y para colmo mi nombre me recuerda al suyo.

El teléfono de casa sonó y lo miré cansada mientras cogía un vaso y lo llenaba de la botella que dejé a medias anoche.

Saltó el contestador:

""Sé que estás en casa, abre la puerta. Estoy fuera"

Y llamaron a la puerta. Tenía que ser Michael ya que era el que acababa de llamar.
Y volvieron a llamar a la puerta.

- ¿Qué demonios hace aquí? - dije dejando el vaso en la encimera.

Volvieron a llamar al teléfono de casa. De nuevo el costestador sonó por todo el salón:

"Michelle. Abre la puerta o la echaré abajo. Tengo a los de seguridad aquí asi que, si yo no soy capaz de tirarla, ellos lo harán. Es simple. Te doy 10 segundos. Diez, nueve, ocho, siete, seis..."
Fui caminando despacio hasta la puerta, cuando la abrió me topé con Michael apoyado contra el umbral de la puerta, con un sombrero, gafas de aviador y vestido completamente de negro. Americana negra, camiseta negra, pantalones pitillo negros...
Giró la cara y levantó un poco la comisura derecha de su boca.

- Iba por el tres - dijo muy tranquilo.

- Hola, Frank - grité al verle en el coche. Él levantó su brazo para saludarme. - ¿Qué quieres, Michael?

- Quería saber de ti. Intenté hablar contigo pero, no dabas señales de vida. - Susurró.

- Necesitaba estar sola.

- Y yo necesitaba saber de ti y a eso he venido, para enterarme de cómo estás y si quieres hablar conmigo.

- Michael, yo no... - me interrumpió.

- Me da igual. Vamos a hablar, Michelle. Quieras o no. - Dijo entrando sin permiso a mi casa.

Observó todo con detenimiento. La verdad es que últimamente no cuidaba mucho la casa ya que estaba la mayoría del tiempo en mi cuarto, bebiendo, durmiendo o simplemente pensando en el hombre que ahora estaría pensando lo peor de mi.
Me miró entrecerrando los ojos y yo caminé hacia la cocina.

- ¿Qué? - pregunté cogiendo el vaso que dejé en la encimera. - ¿Me echabas de menos?

- Michelle... - di un trago y sonreí. - No me hace gracia.

"Un solo reflejo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora