Capítulo 24 : " Una pregunta y basta "

1.3K 139 16
                                    

Dos días después Michael seguía con el mismo comportamiento y eso podía conmigo.
¿A qué venían tanto secretismo y risitas conmigo?
No lo entendía y sabía que por mucho que preguntase, su respuesta sería...:

- No pasa absolutamente nada - dijo dejando un beso en mi frente. - Te lo aseguro, cree en mí. Aún no pasa nada.

- Espera, ¿qué? ¿Aún?

- Michelle... - dijo mi nombre cuando vio que me alejaba de él.

- No me enfado, solo quiero pensar sin que me desconcentres.

- ¿Lo hago? - preguntó caminando a mi lado, y poniendo gesto curioso.

- Oh, sí lo haces - susurré riendo.

- Vale, entonces te dejo pensar - dijo caminando pero esta vez detrás de mí. Me giré y le vi con las manos a su espalda, mirando al suelo.

- ¿Es algo referente a mi?

- Todo tiene que ver contigo desde que decidiste ser mi pareja - le sonreí y le quité el sombrero para ponérmelo. Solo lo hice para escuchar su risa.

- ¿Tiene que ver con... nosotros? - alzó una ceja y se hizo el interesante poniendo bajo su barbilla su propia mano.

- Creo que sí.

- ¿Crees? - pregunté riendo.

- Sí tiene que ver con nosotros, Michelle.

- De acuerdo.

- Es mejor que ya no preguntes más porque vas a conseguir que te suelte toda la información cuando tengo que dejar todo planeado.

Le miré entrecerrando los ojos, pensando que me estaría gastando una broma. ¿Y si lo era?

- ¡Ah! Me vas a pedir que me case contigo, ¿no? Claro... Mm, por eso dices que no pregunte más y que debe estar todo preparado. - Dije sonriendo y riendo como nunca - Lo entendí. - Susurré guiñándole un ojo.

- ¿Querrías?

Vale. Lo dijo con un tono demasiado serio como para que fuese una broma. ¿Y si acerté? Me mordí el labio inferior y le miré. Estaba con sus brazos cruzados y mirándome fíjamente. Parpadeé un par de veces al pensar que en cualquier momento podría arrodillarse y sacar del bolsillo de su pantalón negro una alianza de bodas.

- ¿Es eso? - dije con un tono casi imperceptible.

- He preguntado yo primero - preguntó como yo.

Oh, Dios. ¿Qué estaba pasando? Esta seriedad entre los dos no solía ser normal. Respiré hondo intentando regular los latidos de mi corazón, me estaba poniendo demasiado nerviosa y cuando me ponía tan exageradamente nerviosa delante de él, me costaba hasta hablar.

- Estaba bromeando - le dije dando gracias a Dios que llevaba su sombrero puesto para que no viese del todo mis ojos.

- Yo no.

Sus ojos marrones estaban ligeramente entrecerrados y no dejaban de mirar mi cara.

- ¿Vas a pedirme que nos casemos? - pregunté nerviosa.

- No era eso pero para pedirte matrimonio solo tengo que preguntártelo, no hay más reglas que esa. Una pregunta y basta.

Y estaba tan tranquilo, que su tranquilidad me hacía ponerme más nerviosa aún.

- ¿Quieres que te lo pida?

Alcé ambas cejas al no esperar esa pregunta.

- ¿Ahora?

"Un solo reflejo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora