—Espero que estéis al tanto de lo que se está cociendo para la fiesta de Año Nuevo...
Nate casi se abalanzó sobre la mesa de la cafetería tratando de llamar nuestra atención.
—La verdad es que no. —musité yo mientras pinchaba una lechuga mustia de la ensalada. La comida de la universidad era una auténtica basura. Al igual que las prácticas de por la tarde.
Definitivamente odiaba los jueves.
—Pensaba que era hiper secreto.—terció Alice, que estaba apoyada sobre la mesa con gesto derrotado. —Al parecer están preparando algo tan genial que no quieren que se sepa. Piensan que así la gente se implicará más a la hora de recaudar los fondos.
—Pues vaya estupidez. ¿Quién iba a pagar más sin saber que se está haciendo con el dinero? Yo no, desde luego. —y lo decía en serio. La gente a veces no parecía pensar con la cabeza. —Imaginaos que quieren hacer la fiesta de fin de año con temática prehistórica. Todo nuestro dinero convertido en gigantescos dinosaurios flotantes. Creo que podría darme algo. Encima seguro que nos pedirían ir vestidos como auténticos imbéciles.
Alice me miró con una ceja alzada.
—No va a ser una fiesta de fin de año prehistórica. Haz el favor de no desanimarme. —se quejó.
—¿Tú te fías de estos? Porque yo no.
—El año pasado fue una pasada.-insistió cada vez más desanimada.
—Sí. Si hubiésemos sido adolescentes. La fiesta de la espuma se hace en verano, no con todo el frío. Además me encrespó el pelo aún más.
Nate nos mandó a callar y nos agarró a ambas de los hombros, acercándonos hacia el centro de la mesa, como si quisiera compartir con nosotras el secreto más importante de la historia.
—Año nuevo chino, chicas. —murmuró tan bajo que no estuve segura de lo que había dicho. A Alice pareció pasarle lo mismo porque ambas pusimos cara de pocker. Nate puso los ojos en blanco. —Va a ser una jodida pasada. ¿Me estáis escuchando? Van a montar un santo festival, con sus dragones rojos hinchables y...
—¡¿Ves?! Sabía que debía haber algo hinchable. —exclamé complacida.
Nate me miró con cara de pocos amigos.
—Perdón.
—Lo que estaba diciendo...Dragones rojos, tenderetes, fuegos artificiales... Sabéis que nunca me emociono, pero la idea me trae loco. Esta vez si que va a ser una pasada.
—Pero, ¿no era un secreto? , ¿por qué lo sabes tú? —repuso Alice.
—De todo lo que os he contado, ¿sólo te interesa eso? —Nate suspiró abatido, y yo no pude evitar reírme.
—Van a montar un templo también, por lo que he oído. —esa voz no salió del interior de ninguno de nosotros.
Los tres levantamos la cabeza a la vez.
—Hola. —me saludó Axel cuando mis ojos se encontraron con los suyos. —Soy Axel. —ahora se dirigió a mis amigos, que le observaban casi con la misma estupefacción que yo.
Nate le tendió la mano al instante, estrechándosela con una felicidad que me dio escalofríos. Lo que hacían las feromonas traviesas.
Por otro lado, Alice no pareció muy contenta con su aparición. Ya había dejado claro que no estaba de acuerdo con mi plan. Pero claro, ella nunca estaba de acuerdo con nada que tuviera que ver con Cayden. Así que no contaba. Aún así le saludó agitando la mano un par de veces, haciendo que Axel asintiera en respuesta.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...