Lloré durante toda la noche.
Si hubiese dejado de llover y me hubiesen sentado en la carretera, estaba segura casi a un cien por ciento de que yo sola podría haberla inundado de nuevo.
Nathaniel se había colado en nuestra habitación y me había abrazado hasta que se hizo de día mientras Alice me pasaba clinex y me susurraba que no había sido tan malo, que la gente ya ni se acordaría y que en definitiva, las cosas mejorarían.
Pero yo no lloraba por lo que podría pensar la gente sobre mí, lloraba porque había comprendido cuanto me odiaba Axel como para haberme hecho algo así, para intentar romperme delante de Cayden, para dejar claro delante de Naia cuan bruja era yo. Había ido a hacerme daño dónde había supuesto que más me dolería, y eso era lo que mi corazón no era capaz de soportar.
Cuando unos golpes en la puerta nos indicaron que los autobuses podían finalmente volver a la carretera y que teníamos una hora para recoger nuestras cosas y presentarnos en la explanada del complejo, fui a lavarme la cara. Me eché todo el corrector que pude sobre las ojeras e incluso me pinté los ojos con un eyeliner para así poder aguantar las ganas de llorar que aún sentía.
Bethany no pasó la noche con nosotros. A decir verdad no sabía si quiera dónde se encontraba; Alice me dijo que había perseguido a Axel después de que yo emprendiera mi huida del comedor, pero que no había vuelto a ver a ninguno desde entonces.
Cuando me eché la mochila al hombro y salimos al pasillo, me encogí de la vergüenza al ver como algunos alumnos me miraban. "Bruja", imaginé que pensarían. Nathaniel sacó unos cuantos cortes de mangas y me echó el brazo por los hombros tratando de contarme cosas que me hicieran reír, pero yo a penas era capaz de esbozar una sonrisa, sobretodo cuando sabía que quedaba lo peor.
Axel y yo volveríamos a vernos. Y no sabía que pasaría entonces.
Una vez que salimos al exterior del complejo, el tiempo pareció darnos una tregua porque a pesar de que el cielo se encontraba completamente encapotado, había dejado de llover. No levanté la mirada de mis bonitos zapatos, ni siquiera cuando Deivid y Charlotte nos indicaron que debíamos montarnos en los mismos autobuses que nos habían traído, lo que significaba que tanto Alice como Nate tenían que dejarme sola, así como Bethany, estuviera dónde estuviera. Les aseguré a mis amigos que estaba bien y me despedí de ellos cuando a mi grupo le tocó coger el primer autobús.
Me senté en la parte trasera, al lado de la ventanilla y me coloqué un audífono en cada oreja, tratando de evitar oír la sarta de cotilleos que sabía que se estaban produciendo. En cualquier otro momento, me habría liado a insultos y habría señalado a más de uno diciéndoles unas cuantas cosas, porque nadie tenía derecho a opinar sobre las mil veces que había metido la pata. Nadie.
Me quitaron de repente un audífono.
Bueno, puede que nadie no, claro.
Naia me miró con una sonrisa gatuna y yo no pude evitar pensar en lo mucho que se parecía a Cayden.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...