Balanceé los pies distraída mientras resonaba en clase una interesantísima charla sobre virus demoníacos y sus efectos devastadores. Alice me pasaba cada dos segundos un folio en el que había dibujado un tablero del tres en raya, y yo me dedicaba a mover las fichitas improvisadas mientras pensaba en todo menos en el objetivo propio del juego.
Siendo sinceros, aún no podía quitarme de la cabeza como en cuestión de una triste semana, mi vida había dado un giro tan drástico. El puzzle se había deshecho de repente, y las piezas que antes parecían encajar a la perfección ahora ni siquiera se parecían entre ellas.
Después de que Cayden soltara esa última frase tan ambigua, no quiso hablar más del tema, y una parte de mí, la inconsciente y soñadora, se había hecho ilusiones y se había imaginado en su mente un diálogo que se desarrollaba tal que así:
"Puede que el problema sea yo. Puede que nunca hayas sido tú, sino lo que siento por ti. Porque Emma, a pesar de todo lo que ha ocurrido entre nosotros, no puedo negar esto que siento, y que he tratado de reprimir con todas mis fuerzas, por que sé que no te merezco y que te he hecho mucho daño. Naia sabe eso, que siempre has sido tú en el fondo, quizás por eso no te soporta... Porque eres guapa, inteligente, divertida..."
—¡Mueve ficha! —siseó Alice impaciente.
Me pegué una bofetada mental. Desde luego que estaba perdiendo la cabeza y de una forma muy mala. Me parece a mí que la frase "puede que el problema sea yo", se refería más bien a la incapacidad que tenía Cayden algunas veces de entender los sentimientos ajenos y las frustraciones. Quizás no era capaz de entender los cabreos de Naia(provocados por lo que fuera), que estaban creando una brecha en su maravillosa relación. Aunque bueno, ¿cómo podría echarle toda la culpa a él sabiendo que Naia y Axel se habían besado?
Axel.
Sentí un pinchazo de dolor en el pecho.
No había podido parar de recordar el paisaje nevado, la cercanía de Cayden como si no hubiera pasado el tiempo, y su abrigo sobre mi piel. Pero, a pesar de que había deseado con todas mis fuerzas centrarme únicamente en esas sensaciones, la realidad era que mi mente no había dejado ni por un segundo de pensar en otra cosa. O quizás, en otro color de ojos, otro aroma, otra magia. Otras cadenas.
Las luces del aula se encendieron de repente, provocando que tuviera que achinar los ojos y que Alice guardara con disimulo nuestro tablero de juego.
—¿Vamos a por un café? —mi amiga se apoyó en la mesa cuando el profesor salió del aula dando por finalizada la clase.
—Voy a necesitar más de uno para aguantar lo que nos queda.
—No te preocupes. Me he descargado el parchís, así podemos jugar con más gente. Está todo pensado.
No pude evitar soltar una sonrisa cuando cruzamos la puerta esquivando a un par de compañeros.
—¿Trabajas hoy? He pensado que podría pasarme un rato por el pub y así hacerte compañía. Podríamos avisar a Nate y a Marcos también. Así sería como una salida, aunque estés un pelín ocupada y no puedas moverte de la barra, claro.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...