"Ni siquiera sé por donde empezar, aunque más bien... te diría que no quiero hacerlo. Y tú seguro que tampoco quieres que lo haga, te conozco demasiado bien. Pero sabes que es el momento de que hablemos, porque no puedo aguantar más esta situación.
Así que, ¡sí!, vas a tener que aguantar otro de mis mensajes intensitos que tanto te gustan, pero supongo que es la última vez, así que te pido que aguantes.
¿Cómo te digo esto, Cayden?
Cuando te dije que la vida era dura, tú tenías razón. Depende de cómo la veamos, y yo la he estado mirando mal todo este tiempo.
Hace tan sólo unos meses pensé que te habías ido para siempre, pensaba que ya daba igual qué hicieras o qué hiciera yo; que ya no importaba que no habláramos como antes, que no nos viéramos...porque las cosas cambian, ¿no? Estaba tan rota porque hubieras elegido marcharte Cay... Pero no voy a mentirte ahora y decirte que no te echaba de menos. Porque no hubo ni un sólo segundo en el que no me acordara de ti.
Y de repente... veinte de noviembre... (Sí, me acuerdo del día y no quiero que hagas comentarios al respecto) Volviste el veinte de noviembre. ¿Qué te digo...? Que se me fue todo a la mierda. Que todos estos meses atrás tratando de quitarte de en medio para nada. Es que dios, te vas un día y apareces otro, y me vuelves loca y me emborronas las ideas, y no sé qué hacer contigo, ni conmigo, ni con nada.
Y quizás lo peor fue pensar que habías vuelto y que no te marcharías de nuevo.
Me he vuelto a meter en el pozo, Cay... Y no puedo más. Me destroza tenerte un día y que al siguiente ya no exista para ti. Me destroza echarte de menos. Ya no puedo soportar verte si acaso una vez al mes y no poder decirte que te quiero, que quiero verte día sí y día también...
No quiero molestarte más, ni mentirme más a mi misma.
Necesito que me digas que no me quieres, que me digas que me olvide de ti.
Me voy a hartar de decirlo hoy pero no quiero que se te olvide: Te voy a echar de menos. Voy a echar de menos que te metas conmigo y luego me digas que eres lo más bueno que hay; hacerte cosquillas, amenazarte con pintarte de pintalabios o tocarte las orejas y ver cómo te molesta....Voy a echar de menos que me revuelvas el pelo. Cuando se te olvida echar el freno de mano y se nos escapa el coche cuesta abajo. Tus besos. Cuando te ríes. Cuando pones cara de enfadado. Cuando me coges en brazos y no me sueltas. Cuando dices que quieres hacer un tirachinas con mis bragas. Nuestro sitio. La primera vez que me dijiste que te encantaba...
Jamás voy a olvidar todo lo que me hiciste sentir, sea cual sea tu respuesta."
Había tenido la necesidad de leer ese mensaje mientras Axel conducía hacia mi casa.
No había sido capaz de borrarlo a pesar de que habían pasado dos años, era mi manera de recordarme todo el dolor que había sentido, para que jamás se me olvidara. Aún me recordaba escribiéndolo. Había llorado toda la noche mientras lo hacía. Quizás porque sabía la respuesta que obtendría. O quizás, porque en el fondo mantenía una pequeña llama de esperanza.
Esa noche apagué el móvil nada más mandarlo, y recé pegada a mi almohada. Recé por que Cayden era lo que yo más había deseado en la vida. Recé porque jamás había sentido algo así por nadie.
Pero Cayden nunca contestó ese mensaje.
—Siento haber sido una borde contigo. —musité cuando Axel apagó el motor, haciendo que su mano quedara suspendida entre el volante y el contacto. Quizás pensaría que me bajaría sin más, que no querría hablarle. —Supongo que por un momento he sentido lo mismo que tú sentiste el otro día, en la cafetería.
Axel giró la cabeza rápidamente hacia mi, sentí la intensidad de su mirada, y me imaginé esos ojos grises escrutándome sin piedad.
—Emma, ¿qué quieres decir?
—Dijiste que estabas celoso. Que sentías miedo de que me olvidara de ti cuando el trato estuviese cumplido. Yo también lo he sentido esta noche; por un momento me cegó la idea de que bueno, ya no quisieras ser mi amigo. Lo cual es muy estúpido, ¿verdad? Porque siempre seremos amigos, no hay otro destino para nosotros. Lo prometimos.
—Emma. Tienes que saber algo.
—Y siento haber... besado tu cuello. La bebida me hace volverme muy estúpida.
—Emma.—Axel agarró mi mano, tirando de mí, obligando a que nuestros ojos se encontraran. —Emma. Tienes que saberlo, tienes que saber que yo en ningún momento he sentido nada.
"En ningún momento he sentido nada por ti. Ni por que me hayas dado un maldito beso". Pero yo ya lo sabía sin necesidad de que Axel acabara esa frase.
El problema es que yo sí lo sentía. Axel había empezado a gustarme sin darme cuenta. Había caído en él; al principio despacio, empapándome de cada sonrisa, de esa extraña manía suya con el humo. Y después tan rápido que me había resultado inevitable, desde el momento en el que colocó aquella nota en mi bolsillo, desde la primera vez que escuchó mis problemas y me consoló, desde que me hizo sentir que yo valía la pena.
—Emma.—repitió apretando un poco más mi mano. Sentí las chispas recorriendo mi piel, despertando cada célula dormida, poniendo en alerta cada nervio de mi cuerpo. Me mordí el labio. —Vas a oír lo que tengo que decirte. Me da igual si nuestra relación se va a la mierda. Tienes que saberlo porque no puedo estar ni un sólo día más guardándome esto.
Cayden jamás respondió ese mensaje. A pesar de que le estaba entregando mi corazón. Él decidió romperlo, hacerlo trizas y yo había fingido todo el tiempo. Había fingido que no dolía, había fingido que no lo amaba y había fingido que el tiempo podía curarlo todo. Pero nada había sido cierto. Sólo tenía que fingir un poco más. Porque no iba a permitir que el pasado se convirtiera en el futuro.
Porque fingir es más fácil que aceptar.
—Quiero que continúes con Naia. —solté de repente. —Me gustaría volver a intentarlo con Cayden.
Y entonces lo oí. Un sonido que sólo yo pude escuchar, pero que resonó en todas las partes de mi cabeza como una funesta melodía. Era el eco de algo rompiéndose, como un espejo cayendo contra el suelo, maldiciéndonos para siempre.
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La mala del cuento ©. [TERMINADA]
RomanceNo hay nada peor en el mundo que un corazón roto, y eso Emma Wallace lo sabe bien. Dos años después de que Cayden se apartara de su vida, Emma sigue sin ser capaz de superarlo. Lo ha intentado todo: sentir indiferencia, mirar hacia otro lado cuando...