Capitulo 39. Soy un mejor hombre que el.

5.1K 586 121
                                    

Para la mañana siguiente Alex aún no ha abierto los ojos.

Leandro y Fletcher han estado, por un lado, cuidándolo toda la noche sin despegarse de él, sin siquiera haber dormido un poco. Ambos yacen en silencio y parece que ninguno tiene muchas ganas de hablar.

Fletcher se mantiene sentado con sus codos sobre las rodillas, mirando al suelo y cubriendo un su rostro frustrando...

Las palabras que realmente no iban dirigidas a él, aún causan estragos en su conciencia y lo hacen hervir en furia. Está seguro, realmente está seguro de que hará quebrara a aquella persona que lastimó tanto a Alex. Tal vez no hoy, ni mañana, pero en algún momento, el nombre de aquel monstruo llegará a sus oídos. Y...

"Ese jodido bastardo es hombre muerto"

El sonido de las aves cantando, el sonido lejano de las olas chocando entre sí a la orilla de la playa y la luz de los primeros rayos del sol se asoman por la ventana e iluminan el pálido rostro de Alex.

Fletcher acerca su mano al rostro del chico y le acaricia tiernamente... La mejilla del Omega es cálida, y está ligeramente empañada por lágrimas casi secas...

—¿Crees... Que debamos llevarlo nuevamente al hospital? —Murmura sin despegar la mirada del rostro de Alex. Sus ojos cansados y las bolsas oscuras debajo de ellos denotan un gran cansancio, tanto físico como mental —¿Él... El realmente está bien?

—No. Su mente es un caos... Debe recibir terapia psicológica cuanto antes. Sus episodios de ansiedad y alucinaciones no son algo que yo puedo solucionar —El doctor Leandro se acomoda el cabello con una mano y luego se sostiene el puente entre sus ojos —La carga emocional puede afectarlo incluso más que nada.

—¿Me confundió con su abusador...?

—Si, muy probablemente...

El gran alfa no lo puede negar, siente que aquellas palabras lo afectaron profundamente. Incluso al grado de querer volverse un trauma. Ha visto a decenas de personas morir, ha presenciado horribles ejecuciones e incluso, con sus propias manos ha arrebatado vidas. Pero nada en el mundo lo podría preparar para eso.

El hombre al que más ama en el mundo yace frente a él, hundido en un terrible infierno, en cama, pálido, tratando de sobrellevar un peligroso embarazo. Más, sin embargo, oculta su sufrimiento bajo un rostro tranquilo, oculta su llanto bajo unos preciosos ojos color miel.

Y Fletcher siente que no puede hacer nada más. Esa impotencia lo abruma y destruye.

—¿Eres doctor no? —Habla el alfa con la voz rasposa —Debes conocer a algún buen psicólogo.

—Si, así es

—Llámalo, dile que pido su presencia con urgencia. Le pagaré cinco veces más de lo que gana en un mes— Leandro dirige su vista hacia el alfa y luego de unos segundos, puede ver cómo la mirada del gran alfa se levanta con lentitud. Leandro jamás en su vida ha sentido una mirada tan pesada.

Es la viva imagen de la frase; "Si las miradas matarán, ya estaría muerto".

Pero es obvio que aquella mirada fúrica no está dirigida hacia él, o eso entiende cuando el alfa Murmura;

—Por favor...

—De inmediato —Se levanta como resorte y sale de la habitación mientras teclea en su teléfono un número de teléfono.

Cuando sale, cierra la puerta con cuidado y deja al alfa solo junto a Alex.

El rubio sorbe su nariz y contiene su dolor.

—Te vas a mejorar —Acerca su rostro hasta la mejilla del pequeño Omega y la besa con total gentileza—Te lo prometo... Estarás bien.

Fletcher posa su cálida mano derecha sobre la frente del Omega y la lleva hacia atrás para acariciarle el cabello con gentileza.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora