Capitulo 74. Te anhelo tanto...

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Cuando el dulce aroma a feromonas entro por las fosas nasales del alfa, se petrificó. Sus piernas quisieron fallar debido a los nervios, pero no lo hicieron, en cambio, los desestabilizaron y lo hicieron chocar ligeramente sobre el escritorio.

Hubo un sonido de arrastre por parte del escritorio al ser empujado hacia atrás. Luego, levanto la mirada con los ojos brillando en azul eléctrico y miro a Max con el rostro pálido y los labios temblorosos, tratando de descifrar lo que estaba pasando.

Ese... Ese aroma, desde su punto de vista y sin lugar a dudas, viene de Max. Es el mismo aroma que lo llevo a volverse loco de excitación aquella noche. Es un aroma jodidamente fuerte, persistente al punto en el que se queda impregnado hasta sus pulmones. Es embriagante y cada vez que lo inhala todos los bellos de su cuerpo entero se erizan y su piel se vuelve de gallina.

Ese olor tan dulce y embriagante que le hace sentir el cuerpo caliente... No hay duda, viene de Max.

Pero... ¿Que se supone no tiene feromonas?.
¿Acaso estuvo mintiendo todo este tiempo?.

—Deja de liberar feromonas —Gruño el alfa resistiendo las ganas de ceder, apretó el borde del escritorio con sus manos y apretó los dientes dentro de su boca.

No ceder ante el instinto es una sensación tan horrible, muy similar al hambre y la sed. Es insoportable a escalas inimaginables, incluso él, que fue entrenado para resistir las feromonas, se vio guiado por tal instinto primitivo de las feromonas emitidas por su luna.

—¡Aléjate, no te acerques! —Exclamo el alfa terriblemente nervioso por lo que pudiese pasar. Realmente no quiere ceder al instinto y lastimar a Max como aquella vez.

Así que retrocedió con las piernas temblando del pánico mientras cubre su boca con su mano derecha, tratando de ocultar sus dientes deseosos por morder.
Sus colmillos, por instinto, se dejaron ver relucientes mientras fueron cubiertos por su mano. No pudo evitar sentirse ansiosos por morder.

Desea morderlo, desea poseerlo. Desea... ¡Desea mantenerlo a salvo.!

Reacciono.

Miro hacia todos lado aturdido mientras se contenía. Por un segundo, por un instante, estuvo a punto de ceder ante el instinto nuevamente.

Fue difícil recordarse a sí mismo que el instinto que tanto desea erradicar se encuentra en cada célula de ADN en su cuerpo. No es algo que él pueda controlar tan fácilmente.

—No me hagas esto, no lo hagas de nuevo...  —Suplico extendiendo su mano, haciéndola puño, tomando velocidad y estampando la contra su cabeza.

[Paf, paf, paf]

Golpeó la zona de su sien con fuerza, buscando que el dolor evitará que su cuerpo reaccionara al estímulo.

—¡Deja de liberar feromonas!.

Nervioso, sintiendo que Max quiere demostrarle que siempre se guiará por el instinto, trata de controlarse, cree que quieren incitarlo a volverse una bestia lujuriosa que sucumbe a sus instintos más básicos.

Es asqueroso pensar que alguien pueda tratar de llegar hasta ese extremo solo por demostrarle que es una bestia.

Él no es así, el jamás deseo eso... Él jamás habría sucumbido ante el instinto por decisión propia.

—¿Qué está pasando? —Nervioso y con los labios pálidos del miedo, Max retrocedió aún más acercándose a la ventana —Decker...

—¡Cállate, estoy tratando de... Mierda! —Sin poder soportarlo por mucho tiempo más, sus manos fueron directamente hacia el escritorio en el que se recarga, en cuanto sus dedos alcanzaron un bolígrafo y lo sostuvieron firmemente...

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora