Capitulo 9. Unión Eterna.

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Narradora

—¿Puedo marcarte? —La reciente pregunta toma por sorpresa a Max, jamás en su vida creyó poder conseguir a su destinado, jamás creyó poder ser feliz de la manera en la cual él busca ser feliz. Y ahora aquí está, su cintura es firmemente sostenida por un hombre atractivo, que lo trata con honestidad y le brinda la paz y la tranquilidad que desea... 

—No puedo... —Decker abre los ojos de par en par y Max se aleja un poco —¿Te has puesto a pensar en lo que sucederá conmigo? La manada detesta a los omegas, ellos no me querrán. 

Además, no se quiere dejar llevar por la unión que los junta, pues puede ser una bendición como una maldición eterna.

Los destinados fueron hechos para juntarse, incluso si es un desconocido, sentirás como si se hubiesen conocido toda la vida, como si estuviesen hechos para estar juntos.

—...—El alfa sintió su pecho doler, Max lo sabe, sabe muy bien la posición en la que esta, así que humildemente se mantiene en el lugar que la manda le dio como un "Simple error de la naturaleza, un fenómeno". Y, molesto consigo mismo, arruga el rostro y voltea hacia otro lado, él es el mayor culpable en todo esto, siempre supo que los omegas eran menospreciados, pero nunca convivió con uno, y jamás supo hasta que punto llegaban a ser menospreciados. 

Ahora que lo ve, siente que le ha fallado a la luna y que no hizo bien su parte al cuidar a las personas en la manada, al menos no a todas. 

—Me abandonarás.

Aquellas palabras salen de la boca de Max con una complejidad tan grande, que derrumban la poca cordura del alfa. Es como escuchar las últimas palabras de alguien que está a punto de morir...

—Cuando eso suceda, el único que sufrirá aquí, seré yo. La marca se pudrirá, se extenderá por mi cuello... Moriré lentamente —Ante al tristeza en su corazón, desea voltear el rostro y seguir mirando las estrellas tranquilamente, en silencio para calmar el dolor en su pecho, pero unas grandes manos sostienen sus hombros y le obligan a quedarse en su lugar.

—Jamás, no sería capas de abandonarte... Te he esperado casi cuatro años de mi vida.

Cuatro años de espera no son nada comparado con el posible destino de Max, cuatro años de espera son insignificantes ante todo el daño que Decker, muy indirectamente le ocasiono.

Luego, los hombros de Max son soltados con delicadeza y la mano derecha de Decker, le sostiene el mentón juntando sus frentes lentamente, el fornido alfa mantiene los ojos cerrados y la respiración caliente choca contra las mejillas del pequeño Omega, es una sensación agradable y muy personal, está a punto de decir algo que posiblemente haga cambiar de parecer a Max, la atmósfera lo dice a gritos

—No podría vivir sin ti...

Max siente un dolor agudo en su pecho, tiembla con fuerza y sus dientes chocan haciendo un sonido constante de golpeteo.

El dolor que hay en su corazón parece ser arrancado por la amabilidad de este hombre y como si el profundo mar de la desesperación jamás se lo hubiese tragado, acepta.

Está dispuesto a asumir el riesgo, si solo así puede seguir sintiendo la magia y las mariposas en el estómago... 

—De acuerdo... —Susurra, y Decker, victorioso, le planta un pequeño beso en la frente —Confió en ti.

—No te defraudaré —Instintivamente Max se da la vuelta y le da la espalda a Decker, está nervioso y tiembla con fuerza, jamás pensó que estaría en esta situación, así que nunca se preparó para esto, siente mariposas en el estómago y los brazos le tiemblan con violencia, sus piernas amenazan con dejarlo caer e incluso sus músculos se contraen.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora