Capitulo 41. En el ojo del huracán.

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Tres días después.

—¡Fletcher, Fletcher! —Exclama una voz emocionada desde afuera de la oficina del alfa —¡Mira!.

Las puertas que custodian la entrada de la oficina del alfa se abren de para en par para dejar ver a un Omega con los ojos iluminados por la felicidad y el entusiasmo.

—¡Mira lo que encontré! — En sus manos envuelve una caracola de mar, la sostiene firmemente para evitar que se caiga y se rompa, la cuida cuál precioso tesoro.

La caracola es color blanco y tiene una tonalidad azul grisácea en los bordes y una textura grumosa, con forma cónica y aunque mide apenas seis centímetros, luce realmente hermosa...

—¡A ver, a ver! —Exclama con entusiasmo al ver la felicidad y emoción del Omega —¿Qué encontraste cariño? — El chico de los ojos de cristal camina en dirección al gran alfa y rodea el escritorio que le impide llegar hasta su objetivo.

Cuando llega frente al el alfa abre sus manos que mantenían la caracola escondida cuál tesoro pirata y muestra la preciosa coraza. Las pequeñas manos de Alex hacen que la caracola se vea un poco grande ante los ojos del alfa.

—Es realmente hermosa...—Con cariño, el gran alfa palmea ligeramente sus piernas incitando a Alex a sentarse. El omega no duda en sentarse en el regazo de su compañero para acomodarse a descansar un poco. Cuando el chico estuvo sobre sus piernas lo sostuvo con cuidado y le enredo las manos sobre el abdomen para acariciar el nido de tulipán.

—¿Dónde la encontraste?

—Estaba en la orilla de la playa —El alfa se da una tremenda cachetada mental al escucharse a sí mismo preguntar "¿Dónde la encontraste?" Era más que obvio que si Alex había encontrado la caracola era por qué había ido a la playa.

El alfa no pudo sonrojarse hasta las orejas.

—¿Qué te gustaría hacer con ella? —Pregunta el alfa disimuladamente.

—No lo sé... —Hace un leve puchero de preocupación, como si la pregunta fuese la pregunta más difícil de contestar en el mundo —No quiero que se quede en el frasco de conchas y caracolas, es muy bonita para dejarla allí...

El frasco de conchas y caracolas es el nombre que le pusieron a lo que es una pecera de vidrio redonda que está situada en la orilla frontal del lado derecho del escritorio del alfa, cada caracola con un patrón anormal, exótico o inusual que Alex encuentra termina en "El frasco de conchas y caracolas".

Lo que inicio con una conchita con patrones inusuales y hermosos ahora era una tradición. Pues de las decenas de caracolas que Alex encontraba en cada viaje a la playa, solo una podía ir a casa con él.

—¡Ya sé! —Envuelve aún más los brazos sobre el abdomen de su amado y lo deja acurrucarse cómodamente sobre su pecho, a modo que la oreja de Alex escucha los reconfortantes latidos de Fletcher retumbar en sus oídos. —Que tal sí... Enviamos tu caracola con alguien que pueda convertirla en un collar.

La idea le gusto al instante y con un constante movimiento de su cabeza de arriba hacia abajo dio por aprobada la idea del alfa.

—Cariño... —Murmura el Omega con el rostro un poco rojo debido a su larga tarde en la playa bajo los rayos del sol o los nervios que experimenta siempre antes de hacer una petición... —¿Podríamos cenar juntos? Ya sabes... Una cita —Y se hace bolita al sentir la vergüenza, recorrerle el rostro y teñirle los pómulos aún más de rosa —Hoy era tu día libre, pero sigues trabajando...

Y tiene razón.

Fletcher últimamente ha tenido demasiado trabajo extra, y desde el día siguiente al Baby Shower el alfa no ha podido ir a dormir por las noches debido al exceso de trabajo, y lamentablemente deja abandonado a Alex en la habitación, incluso varias noches seguidas.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora