Capitulo 50. El destino así lo decidió.

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—¿Realmente eres tú? —Murmuro con impaciencia en sus palabras mientras le miraba con los ojos iluminados y una sonrisa que apenas y podía disimular.

Su felicidad tan marcada, sus manos temblando y su lobo emocionado como nunca antes le hizo sentir realmente vivo de nuevo.

—Cariño, realmente eres tú...

Max no respondió cuando lo nombró "Cariño" y se hizo más pequeño ante la atenta mirada del Alfa.

—No tienes idea de cuánto te busqué... —Susurro mientras trataba de acercarse aún más —No tienes idea de cuánto te extrañe...

El alfa extendió su mano hasta alcanzar la sabana que cubría el colchón y la arranco para así tener algo con que enrollar su cintura y cubrir su virilidad.

Luego, impaciente, se acercó a Max lo suficiente como para sostener sus mejillas con las dos manos, quería saber si sus ojos no lo engañaban, a este punto de su vida, dónde sus sueños se llenaron de terribles pesadillas nocturnas que lo atormentaban y su cabeza se llenaba de pensamientos caóticos, cree que lo que ve es una ilusión.

Una farsa.

Pero no, las cálidas mejillas sobre las palmas de sus manos lo confirman, aquello que sus ojos ven, es totalmente verdadero.

Le acaricio el rostro con dulzura y poco a poco sus ojos se acuaron.

—Ha... —Soltó un suspiro amargo y cerró los ojos con fuerza mientras agachaba la mirada, como si tratara de no hacer caer sus lágrimas, trato de soportar el increíble dolor que golpeaba su pecho y respiro hondo buscando procesar lo que estaba sucediendo.

Cuando abrió los ojos y volvió a mirar a Max, sus ojos se nublaron y desprendieron briza marina en forma de delgadas gotas que escurrieron por sus mejillas.

—No sabía cómo vivir sin tu presencia...

Susurro con la voz rota y sin pensarlo mucho, abrazo a Max con delicadeza.

Sus brazos que contienen la palabra "Luna" en cien idiomas diferentes se mueven con impaciencia y se envuelven alrededor del cuerpo del pequeño Omega bajo él y le sostienen como si temiese que al segundo siguiente se pudiera esfumar para siempre.

—Te amo —Confeso entre lágrimas —Lamento todo lo que sucedió, todo fue mi culpa, por no haberte podido proteger, por no ser el alfa que merecías...

Su mente, que había estado cargando con el peso de ser un pésimo alfa y amante, se derrumbó por segunda vez en el día.

Ya no quería seguir fingiendo que estaba bien, ya no quería seguir gobernando, ya no quería seguir viviendo sabiendo que había guiado a la persona que debió cuidar con su vida, a su propia muerte.

El día a día lleno de estrés, las relaciones públicas fingidas, su padre presionándolo... Realmente lo estaban volviendo loco, le estaban robando las ganas de seguir avanzando.

Es un sentimiento tan pesado que lo consume.

Más sin embargo, como un milagro, Max apareció frente a él y lo hizo recobrar esa vitalidad en su cuerpo, esas ganas de seguir viviendo.

Como un ingenuo, creyó que todo estaría bien a partir de ahora.

Pensó que Max lo perdonaría, pensó que ambos volverían a ser la pareja que siempre estuvieron destinados a ser, creyó que todo lo que había hecho mal en un pasado sería perdonado.

Oh Decker, que equivocado estás...

—Aléjate... —Aquellas palabras salieron apenas en un susurro en cuanto Decker lo sostuvo con felicidad en su corazón.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora