Capitulo 59. Bestia Infernal.

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Con el sonido de un rugido infernal inicio el caos.

Gritos y palabras de pánico se oyeron desde la primera planta con mucha claridad. Fue un estallido de órdenes, objetos de vidrio rompiéndose y brutales golpes contra la pared que estremecieron cada rincón dentro y fuera de la mansión.

Max entró en pánico, el dolor en su parte baja, que dolía como el infierno, dejo de parecer importante casi al instante. Se levantó de un brinco, y arranco el catéter con suero y medicamentos que lleva puesto en su muñeca derecha. El brusco movimiento en su piel le provoco derramar sangre, pero incluso si hay una estela de sangre escurriendo por su muñeca, no importa.

Hay algo más relevante que eso, que le altera la mente y lo hace querer correr por su vida.

Es como si su determinación por dejarse entregar para proteger a Fletcher se desvaneciera con cada gota de sangre, la determinación aún sigue allí, pero el miedo es inevitable.

Entro en pánico, su mente le hizo temer por su vida y e inevitablemente busca refugio.

Se hace bolita en una esquina de la habitación, en la esquina más oscura y alejada que sus ojos pudieron encontrar, se sienta en el suelo y aprieta las rodillas contra su pecho cubriendo su cabeza mientras hace un movimiento de enfrente hacia adelante, como si se estuviese meciendo

Tiembla, sus brazos y piernas tiemblan, su respiración tiembla y se vuelve entrecortada, como si se le fuera la respiración por unos cuántos segundos y luego volviera a entrar por sus fosas nasales de golpe. Duele, arde, quema, y su garganta se lastima al sentir como el nudo en su garganta le corta la respiración.

Y mientras entra en Pánico y se esconde, Fletcher, con el abdomen perforado y con poca fuerza, se levanta para tratar de ayudarlo. Todo sucedió tan rápido que Fletcher solo pudo quedarse quieto y observar.

La anestesia ha abandonado su cuerpo casi por completo. El simple hecho de respirar, duele y le hace sentir fuego desde sus entrañas.

—¡Hey, hey, tranquilo!. —Exclamo Fletcher viendo cómo Max entraba en pánico, casi sin la posibilidad de atraparlo. Sintiéndose Inútil.

—Hug... Ngh —Con cada aullido estruendoso en la planta baja, Max pega un salto en su lugar y contiene el llanto en su garganta, prohibiéndose emitir más allá de pequeños gemidos entrecortados. Fue como si aguantará la respiración, como si la bestia que está a mucha distancia de él, pudiera escucharlo incluso con los simples latidos de su corazón.

Fletcher lo noto, y con un gruñido de dolor se arrodilló, debido a la poca fuerza que produce su abdomen, se dejó caer con todo el peso de su cuerpo, el sonido que produjo el piso y sus rodillas chocando hicieron ruido seco, y con la misma velocidad con la que cayó, su cuerpo derramó sangre.

—Shh... Tranquilo, tranquilo, todo estará bien, tranquilo...

Hasta cierto punto, las cálidas y dulces palabras de Fletcher suenan reconfortantes cada vez que entrar en su oído y le hacen sentir calma, que verdaderamente nada malo sucederá. Incluso si sabe que no es cierto y que todo se está yendo al carajo, lo agradece.

—Estoy aquí para cuidarte, no temas, no temas. —Murmuro mientras levantaba las manos y le acariciaba el cabello tratando de encontrar una manera de sostenerlo entre sus brazos —Te cuidaré con mi vida...

Y una vez más, ante la idea y ver a Fletcher muerto por mano de Decker, siente dolor en el pecho. Max, arruga el rostro con dolor y siente como las lágrimas bajan sin permiso por sus mejillas

Aquellas palabras que buscaban ser reconfortantes provocaron todo lo contrario.

Es precisamente lo que no quiere...

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