𝙼𝚊𝚛𝚒𝚕𝚕𝚊, 𝚕𝚊 𝚎𝚋𝚛𝚒𝚊

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Las horas posteriores fueron extraordinarias. Julieta y Marilla pasaron toda la tarde y noche en el barco. Y en verdad era uno de lujo. Junto al resto de las personas que se encontraban a bordo, ellas vieron la medianoche. Mientras Julieta tomaba su primer vaso con jugo de frutilla, Marilla bebía la segunda copa llena de champán, de hecho estaba totalmente ebria. La primera noche fue de celebración pura, en la que nos daban la bienvenida hacia la Roma querida. De hecho, dicho festejo se llevó a cabo mientras aún estaban en viaje. Y fue una locura, porque erróneamente y quizás por primera vez, Marilla había tomado de más causándole una sensación nauseabunda asquerosa. Y a su vez Julieta trataba de calmarla y ayudarla para evitar que siguiera embriagándose de por sí sola.
- ¡Hey Julieta! ¿Que haces aquí? Ven..estamos de fiesta, pura party y alcohol. Pero pensándolo mejor...-La comenzó a mirar de arriba abajo-. Tu eres menor de edad. Estas conmigo así que tomate un trago o algo por ahí, no diré nada lo prometo jajaja.-Decía Marilla mientras tiraba algunos pasos y mientras intentaba mantenerse de pie-.
- ¡Olvídate Marilla!.-Le respondió enojada Julieta-. He venido del baño que me fui por un momento y te encuentro así. Pero..¿tu que haces?.
- ¿Que no ves acaso nena?. Estoy en mi mood. La vida es una sola y ..¿sabes que Julieta?.
- ¿Que?. -Le preguntó-.
- ¡Mi cuerpo pide salsa! Jajajaja. Ven a bailar, ¡vamos!
- Pero..¡me estás cargando! ¿A caso ves que me estoy riendo Marilla?.
- Pues..no. La verdad que no. Es más te veo muy amargada, como con cara de...embolada. Pero esta bien. Tomo un poquito más y voy contigo, ve para el cuarto, vete.
- No mi amor, no volverás a tomar. ¿Quien te crees?. He estado aquí y vine a tomarme un par de días para descansar y relajarme. No puedo ni debería de tomar, porque soy menor aún. Y tú tampoco debes.
- ¿Que no debo que?. Nena esta es mi vida, si quiero bailar lo haré, si quiero embriagarme también lo haré, si quiero matar a alguien también lo voy a hacer, ¿sabes porque? Porque soy un ser libre, un ser al cual le gusta vivir, disfrutar, gozar y tomar.
- Ven para aquí. Iremos para el cuarto de huéspedes.
- ¡No lo haré!.
- Si que lo harás.
- ¡Que no lo haré! -Le reprimió ella-.
- Esta bien, pero te vas a retractar. Te vas a arrepentir de no haberme hecho caso.
- Lo haré con gusto, adiós Julieta.
- Adiós...abuela y vieja maleducada.-Dijo en voz baja-.

Cuando Julieta se estaba a punto de marchar, cuando apenas había cruzado la puerta para marcharse, escuchó un ruido de golpe inesperadamente a lo lejos. Se preocupó, de verdad se preocupó. Tenía miedo de que dicho sonido que se emitió, fuera de algo malo que le hubiese ocurrido a Marilla. Debido a que se encontraba en un estado de ebriedad muy alta, y no le daba la importancia suficiente a lo que le digiera, parecía que la ignoraba totalmente. Sin embargo, a pesar del miedo, se acercó a ver. Y tenía razón, su peor temor se había vuelto una temerosa realidad; era la señora Marilla. Era ella, impactada contra el suelo, con los cachetes enrojecidos y los ojos recaídos. Tenía miedo de que algo malo hubiera pasado, pero según la gente más cercana y la que bailaba junto con ella, afirmaba que había sido un simple desmayo.
Por ende, Julieta había llamado directamente a emergencias, para que se dirigieran al barco y a ver cómo se encontraba su salud. Y gracias a los médicos y gracias a Dios, se supo que ella estaba óptima. La temperatura era la que correspondía, le hicieron un par de estudios de sangre, que todos dieron negativos y le dieron un poco de azúcar.
Sin duda alguna como habían afirmado anteriormente, era un desmayo. Al entregarle y al meterle una cuchara con azúcar por la boca, ella reaccionó inmediatamente y se levantó del suelo. Julieta agradecida eternamente con los médicos, les agradeció, les dio un cálido abrazo de despedida y sujeto a Marilla para llevársela al cuarto, que compartían ambas.

- Que sea la última vez que te veo embriagarte de esa forma Marilla. Te lo advertí, pero tú seguiste tomando e ignorándome como si nada. Y no es así la cosa. Te dejé por unos instantes y al volver te encontré en otro nivel, parecía que estabas en otro mundo, y que no tenías los pies sobre la tierra.
- Cálmate cariño. Ya estoy bien, en verdad. No era para que te preocuparas por mi. Yo lo lamento enserio. Sabes que ya no soy ninguna adolescente, pero por un momento me sentí como una y me lo creí. Pensé que si era una joven y me dejé sobrellevar por la situación. Lo lamento, ya no volverá a ocurrir.
- Eso espero. Tomar es lo de menos, el tema aquí es no sobrepasarse y dejarse llevar. Porque de lo contrario, alguien podría terminar mal, como casi fue tu caso. Gracias a la existencia divina que existe en el universo, al momento de marcharme cuando estábamos discutiendo, llamé a emergencias. Por suerte llegaron a tiempo los médicos.
- ¿Has dicho que discutimos? ¿Porque lo hemos hecho?. -Le consultó Marilla un poco avergonzada y algo interesada-.
- Claro. Básicamente...-Hace un breve suspiro antes de seguir hablando-. Te insistí. Te pedí por favor que ya no tomarás más, que ya no te embriagarás más, que ya no me ignoraras más. Pero como no me escuchaste..discutimos y pasó lo que tuvo que pasar. Me estaba a punto de ir, escuché que te caiste, me preocupe y llamé a los médicos, es todo.
- Ahora ya comprendo. Te debo las gracias y las disculpas. De todo corazón lamento haberte hecho pasar ese mal momento, no fue mi intención asustarte ni mucho menos. Sabes que me suelo dejar llevar con las emociones y ese fue el caso. Soy una vieja loca, amante del champán y una señora que le gusta vivir la vida, es todo. Pero así soy yo, tranquila. Por otro lado, muchas gracias por preocuparte y por haberme salvado la vida. Sin ti y sin tu ayuda, no sabría lo que hubiera ocurrido. De mil amores, muchas gracias Juli, eres un amor.
- No hay de que Mari. Gracias por haberte sincerado conmigo y por haberme pedido disculpas. Con gusto te las aceptaré, pero antes. Debes de prometerme que nunca más te embriagarás y mucho menos de esa forma.
- Querida Julieta. Yo, Marilla. Te prometo con la palabra y mi corazón que nunca más me embriagaré. Y en caso de hacerlo, prometo no sobrepasarme ni dejarme llevar como fue en esta noche. Lo prometo y lo juro.
- ¡Perfecto! Ahora si que estás perdonada jajaja. Pero óyeme con atención. Quédate aquí acostada y no te muevas en absoluto. Hoy te has desmayado, has sufrido y has recibido un gran golpe en la cabeza debido al impacto contra el suelo. Si bien estas bien, debes de cuidarte. Hoy duérmete y mañana vemos como amaneces.

- Pero estoy bien Juli, es eso estoy más que...
- Se que estas bien. -La interrumpió Julieta por un momento-. Pero en cuanto mañana amanezcamos, vemos como te encontras y si te sentís bien. Si ese llega a ser el caso, iremos a pasear, a recorrer y a conocer la ciudad. ¿Te parece bien?.
- Gracias por preocuparte Juli. Por supuesto, que me parece una gran idea.
- Ok. Entonces, yo iré al baño para sacarme el vestido que llevo puesto, y ponerme el pijama que traje conmigo, y luego me iré a dormir. ¿Tú que harás mientras tanto?
- No mucho querida. Leeré el periódico para ver las ultimas noticias y luego..simplemente te esperare a que regreses para después poder irme a dormir.
- Gracias Mari. Pero no me esperes, duérmete si quieres. No solamente tengo que cambiarme de vestimenta, sino que tengo que desmaquillarme. Me ha llevado dos horas y media para prepararme ¿tú crees que me sacaré todo esto tan rápido?. No amor, no es así de sencillo.
- Entonces en lo que tú te preparas, mientras tanto me iré a dormir.
- Era broma Mari. Ya estoy con mi pijama y tampoco tardé tanto en hacerme un delineado rojo en el ojo y pasarme el labial. Ahora si estoy contigo.
- Jajaja. Entonces...¿irás a dormir? O mejor dicho..¿podré dormir? Tengo sueño ya.
- No me tienes que consultar. Adelante, duérmete. Yo haré lo mismo.
- Bueno, gracias amor. Dormiré entonces, que tengas una bonita noche y que descanses bien. Gracias por haberme cuidado, eres un ángel.
- No hay de que en verdad. También iré a dormir. Que duermas bien y que tengas dulces sueños.

Mentiras IndiscretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora