Hace un par de décadas mi bebé había nacido en la bella Roma, en plena luz del día. Fue en el año 1967 cuando lo había dado a luz. Incluso recuerdo, que estaba en la camilla del hospital, escribiendo un diario íntimo y cartas que le entregaría a él cuando fuese un joven adulto.
La primera carta, la había escrito a las once y treinta y dos de la mañana en mi casa. Pero las cartas posteriores, lo hice desde el hospital, una vez que mi hijo había nacido. Recuerdo que aquella mañana, tenía unas hojas llenas sobre la mesa de mi dulce hogar, y una vela encendida. Y había decidido levantarme de mi cama para escribir el primer sobre.
Querido Hijo:
No sé si tú lo sepas. No sé si estaré con vida para cuando te entregue esta carta, o si seré lo suficientemente anciana. Pero quiero que sepas que soy tu madre biológica, y que soy la señorita Brikston, ese es mi nombre. Puedes llamarme como tú lo desees, ya sea madre, mamá biológica o de corazón, como tú prefieras en verdad. Solamente quiero que sepas que te amo y que te anhelo más que a nadie en esta vida. Y recuerda que siempre estaremos unidos y que nuestro lazo de madre e hijo nunca se romperá.
Hoy probablemente nazcas tu. O por lo menos...eso es lo que me han dicho los médicos. Por eso quiero que sepas que estaré para ti, hoy en el aquí y siempre lo estaré. Espero con ansias tu llegada y que puedas ver lo que el mundo tiene preparado para vos. Porque sé que tú volarás alto como nunca nadie lo ha hecho en la faz de la tierra.
Te adora.
Tú madre.Luego de aquel desvelo, toque la canción "Happy Together", de los Turtles, de hecho esta era mi canción favorita de todos los tiempos. Y al rato me dormí de nuevo, aunque me costaba un poco porque el bebé me golpeaba la panza lo suficientemente a diario y esto era algo molesto para mi. Me generaba molestia para dormir en su mayoría de veces, pero ya me había acostumbrado. Ya que habían pasado muchos meses desde que quedé embarazada. De su padre, no supe nada. Solo supe que me embarazó y que me dejo aquí abandonada, en solitaria en un triste y solitario hogar. Era joven por supuesto que lo era y por lo tanto algo ingenua quizás. Pero de él, no supe nada nunca más. Solo recuerdo que lo conocí en un barco de lujo, que me trajo de Madrid hasta aquí, ya que aún estaba descubriendo mi camino y me fascinaba viajar. Y al llegar, a la segunda noche, tuvimos nuestra primera cita. De la cual yo me enamoré completamente y había sido totalmente mágico y un sueño irreal, ya que al rato terminaríamos aquí, en mi cama aventurándonos en una nueva aventura; traer a nuestra primera criatura al mundo.
Pero a la mañana siguiente amanecí y él ya no estaba. Solo permanecía su aroma a colonia en la habitación. Y el olor a decepción total.Los meses posteriores, fueron de ida y vuelta constantes. Ya que siempre iba de por aquí, para allá. Y así sucesivamente. No parecía yo, no parecía aquella Brikston que alguna vez existió. Sin embargo pude subsistir durante largas semanas. Ya que nunca me había rendido y trabajé en horario nocturno como mecerá en un pequeño bar que había de por aquí, en el barrio. Y el salario que cobrará a diario, era lo suficientemente alto como para satisfacer mis necesidades y seguir manteniendo el techo de mi casa.
Cuando llego el mes de su nacimiento, no pare de escribir cartas. Lo hice y lo continué haciendo sin importar el lugar o en el momento en el que estara. Pero no todo lo que escribía estaba dedicada a la criatura, claro que no. También escribía para expresarme, para liberarme y para contactarme con mis familiares lejanos, que vivían en la otra punta del mundo. Incluso al nacer, desde el hospital escribi dos cartas. La primera, era para mi hijo y la segunda era para Leo Anderson. Mi hermano mayor, a quien no podía ver a diario debido a la agenda ocupada que él tenía.
Querido Leo:
Hola hermanito, hermano de mi corazón. Hoy ha nacido la criatura. Espero que tú te encuentres bien. Creo que te lo he mencionado hace un par de semanas, pero el padre del bebé no está aquí conmigo. Ya sabes que me abandono y nunca volví a verlo, porque tampoco me gustaría verlo, ni siquiera en figurita. Hoy, en este mismo momento podría llegar a decir, que soy una mujer fuerte y con coraje. Pero aún así, me faltas tú. Porque te necesito a ti y solo a ti. Espero que pronto la puedas conocer y que pasemos un tiempo a solas como lo solíamos hacer en los viejos tiempos, solos tu y yo. Sabes que eres bienvenido, siempre y cuando quieras. Siempre estaré para ti, así se como tú estarás siempre para mi.
Te quiero mucho y sábelo, hermano.
Tu hermana.
Dichas cartas que le escribía a diario, tardaban días, e incluso semanas hasta llegar a Leo. Era una época complicada recuerdo. Sin embargo, también me acuerdo que cuando termine de escribir la carta, una jovencita que se me hacia extrañamente familiar, entró a la sala de visitas. Era ella, era Karimolta, la médica que me ayudó a dar a luz a mi bebé.
- Hola Brikston. -Dijo ella al entrar por la puerta delantera-. Lamento molestarla. No sé si lo recuerde bien, pero dio a luz recientemente y no debería de estar despierta. ¿Porque no duerme un poco?. Le va a hacer bien.
- Hola. Muchas gracias por tu gentileza, pero en verdad, no quiero dormir.
- ¿Esta segura? Antes de dar a luz tú te habías desmayado si mal no recuerdo, y además...
- ¿Que me desmayé dijo? -Interrumpió sorprendida-. No lo recuerdo y si me hubiese desmayado, ¿no debería de acordarme?. Creo que mejor me iré a casa...
- ¡Alto ahí mi señora!. Para las embarazadas es completamente normal, sufrir algún tipo de desmayo o de sentir mareos, incluso vomitos. Usted ha sufrido un simple desmayo. Y si no lo recuerda, es porque luego de eso llame a mis compañeros de trabajo, para recogerla y subirla a una camilla, en cuanto antes sea posible. -Contestó entonces, Karimolta-. Por ende, le pido amablemente que no se vaya. No hasta que se le dé el alta y hasta que se recupere. ¿Me oyó bien?. Por cierto, soy Karimolta, un gusto.
- He oído bien, eres muy amable. Y yo soy la señora Brikston, pero tú puedes llamarme como quieras o como lo desees. Un gusto.
ESTÁS LEYENDO
Mentiras Indiscretas
غموض / إثارةEl era un muchacho joven y dulce, que ha estado en un internado durante mucho tiempo. El no sabe cómo llegó ahí y mucho menos su motivo, de lo menos esperado se enamora de una de las chicas de su mismo año, hasta que un día desaparece sin dejar ras...