Capítulo 28: Discordia

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La semana de Vi estuvo lejos de ser placentera. Eran pocos los momentos en los que Caitlyn cruzaba palabra con ella, ya fuera en el departamento o en la comisaría. Se pasaba el día haciendo mandados, patrullando por su cuenta o visitando a Ninnie en el hospital. Si bien habían vuelto a compartir cama, parecía haber kilómetros de distancia entre ellas cada vez que llegaba la noche. De hecho, Vi era la primera en irse a dormir mientras Caitlyn se quedaba analizando casos en la cocina con alguna copa de vino. La rutina se repetía cada día.

Ambas se despertaron y se prepararon como de costumbre para salir hacia la estación de vigilantes. El camino solía ser silencioso, apenas comentando entre ellas sobre el clima. Cuando llegaron, Caitlyn la dejó dentro y luego volvió a salir, alegando que volvería a dar unas rondas de patrulla antes de comenzar con el papeleo. Vi solamente asintió y posó un beso en su mejilla antes de que la Sheriff se fuera. Caminó hacia el despacho y se sentó en la gran silla giratoria. Quería darle a Caitlyn su espacio, pero claramente se debían una charla. Por otro lado, tampoco quería perturbarla mucho. Caitlyn pasaba sus días en el hospital, y no por gusto. Ninnie todavía no había despertado, así que día tras día se dirigía allí y pasaba horas al lado de la cama de su mejor amiga hablándole. A veces le contaba sobre su día, otras le leía algo, pero siempre le hacía compañía hasta que las enfermeras le indicaban que el horario de visitas había finalizado. El corazón de Caitlyn se encontraba hecho pedazos hacía una semana, el tiempo que Ninnie estaba tomándose en despertar.

Alguien llamó a la puerta de la oficina, y Vi le indicó que pasara, enderezándose en la silla. Un oficial apareció delante de ella, pero su rostro cambió cuando sus ojos se cruzaron con los de la pelirosa.

— Oh, estaba buscando a la Sheriff Kiramman — comentó yéndose.

— No hay problema, puedo tomar cualquier carpeta que tengas que entregarle — ofreció Vi observando el sobre que llevaba.

El hombre pareció dudar, su cara demostraba desconfianza. Sacudió la cabeza, negando.

— Prefiero dárselo en persona — dijo, y luego salió por la puerta.

Vi maldijo por lo bajo. Estaba harta del trato que le daban en aquel lugar. "¿Y todo por qué?" se preguntaba "¿Por venir de Zaun? Incluso habiendo salido de ahí podría molerlos a golpes a todos juntos, tengo más habilidades que ellos" se quejaba internamente. Debajo de todo su enojo, se enmascaraba el sentimiento de angustia que le generaba el no ser aceptada. Se había imaginado miles de veces antes de entrar a las fuerzas aquellas situaciones, pero vivirlas en carne propia era otro tipo de calvario.

Frustrada, pasó las siguientes horas haciendo papeleo, tal como Caitlyn le había explicado varias veces. No era una tarea divertida, de hecho le costaba bastante, pero alguien tenía que hacerlo. Y la Sheriff ciertamente no estaba allí para eso.

Un segundo golpeteo en la puerta la sacó de sus pensamientos.

— Vi, hola — saludó Deacon entrando.

— ¡Deacon! — exclamó feliz.

Su rostro se iluminó al ver una cara amiga entrando y dejó de lado todos los informes para apresurarse a su lado. Lo abrazó cálidamente y agradeció por dentro su presencia. Su amigo le entregó una carpeta con evidencia de un caso reciente y luego se sentaron en el sofá a conversar un rato.

— Lamento que todo esté... raro, con Cait — dijo Deacon.

— Desde lo sucedido con Powder me es casi imposible acercarme a ella. Esquiva cada muestra de afecto, evita tener charlas conmigo... apenas la veo. Ni siquiera está acá ahora.

Solsticio de Verano (Caitlyn x Vi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora