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Al unir sus labios en ese beso, ambos pudieron descargar todas las emociones y sentimientos acumulados que sentían, ya fueran positivos o negativos.

Pronto las manos de Roy se posicionaron en la caderas de Karol, y las de esta en la cintura de Roy.

Y todavía más pronto, Karol sentó a Roy en el sofá, para seguidamente ella sentándose sobre el regazo de este de cuclillas.

Y a los pocos minutos, los vecinos ya se planteaban la idea de demandar a la pareja por los ruidos provenientes de su apartamento, en especial por los gritos de Harper.

[...]
[Tres meses después]

La relación de Karol y Roy iba de bien a mejor, pues, por fin, habían arreglado sus problemas.

Ambos se encontraban durmiendo, ese día Karol había decidido encontrarse con Karen y Kimberly para poder ponerse al corriente con los sucesos con los González y los Pérez.

Nunca creyó que al llegar a su casa, acostarse en su cama y dormir abrazando a Roy, ocasionará una de las mayores desgracias de su vida.

Por el lado de Roy, él también había tenido un día normal. Por asuntos de su alter ego había tenido que dejar a Lian con la hija de la vecina.

Sin saber que esa misma noche se arrepentiría de eso.

Mientras que con Lian, ella había pasado los últimos tres meses de maravilla. Ya gateaba, decía algunas palabras, su primera palabra fue: "mamá", ya se podía parar ella solita apoyándose en algo, había conocido a los tíos Wally, Dick, Tim, Bart, etc.

Aunque por desgracia, no todo es de color rosa.

Cómo ya he dicho anteriormente, Karol y Roy se encontraban durmiendo cuando algo perturbó el sueño de la primera.

Karol se sentó en la cama y miró a su alrededor. Su vista calló en el techo del edificio vecino, pero el silencio mortal la interrumpió.

— ¡Roy! —gritó con pánico en su voz mientras se levantaba de la cama y corría rumbo a la habitación continua.

En esa habitación, que antes era una especie de ático para los artilugios de sus alter ego, dormía la pequea Lian, que apesar de ser muy dormilona, siempre despertaba para su comida de media noche.

El problema, era que la pequeña Lian no estaba balbuceando ni haciendo berrinches por tener hambre.

Ese silencio que había en el departamento, era escalofriante mente mortal.

Roy saltó de la cama como su está de repente se prendiera en llamas. Miro a su alrededor y notó la ausencia de Karol junto a la puerta abierta.

Ya pensando lo peor, corrió hacia el cuarto de la pequeña Lian, y lo que vio hizo que casi le diera un infarto.

Lian se encontraba en su cuna, sin hacer ningún movimiento más que su lenta, débil y casi inexistente respiración.

También observó como Karol colocaba sus manos, una sobre la otra, sobre el pequeño pecho de Lian, como una aura verde salía de sus manos y las envolvía.

Funciona, funciona —murmuraba Karol tratando de mantenerse calmada—. Enciende el carro, Roy —le ordenó Karol.

Con algo de alivio, obtenido al ver cómo Lian respiraba con más normalidad, Roy acotó tal orden.

Y como si el mismísimo Diablo los persiguiera, ambos padres partieron rumbo al hospital más cercano con Lian en un estado sumamente crítico.

Pasándose varios altos, y llegando al hospital, Karol entró a urgencias con Lian en brazos, quien empezaba a emitir pequeños sollozos.

Un doctor que se encontraba en lo que parecía la recepción de urgencias se acercó a Karol, junto a varias enfermeras, al verla entrar tan alterada.

— No respira bien —empezó a hablar Karol con la voz entrecortada y cargada hasta el tope de preocupación.

Una enfermera tomó a Lian en brazos y, sin emitir palabra alguna, se la llevaron a través de las grandes puertas blancas.

— No se preocupe, señora —trató de tranquilizarla una enfermera mientras el doctor seguía a la que llevaba a Lian—. Su hija estará bien.

La Hija De Hal || Roy HarperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora