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A los pocos minutos, mientras Karol llenaba un formulario que le habían dado, Roy llegó a su lado.

— ¿Dónde está? —fue lo primero que le pregunto a Karol.

— Se la llevaron a quirófano. Creo que había ricina en su sistema —susurró lo último con preocupación, haciendo que Roy también se preocupara.

— ¿Pero-... Cómo? —preguntó también en un susurro mientras ambos se sentaban en las sillas que habían en la pequeña sala de espera.

— No sé, pero-... —se interrumpió al sentir unos dolores medio fuertes en el bajo vientre.

— ¿Karol? —preguntó Roy preocupado por la actitud de la mujer, quien corrió hacia una enfermera y le pidió que le la acompaña se al baño.

Pero antes de poder seguirla, para la sorpresa de Roy, a los pocos segundos se abrió la puerta de la sala dando paso a cierto velocista de cabello castaño rojizo.

— ¡Roy! —exclamó Bart, para luego ser callado por la recepcionista— Perdón —se disculpó para seguidamente caminar hasta Roy—. ¿Cómo está Lian? —preguntó mientras se sentaba al lado de Roy.

— No sé, acabamos de llegar-... ¿Qué haces aquí? —preguntó confundido el pelirrojo.

— Ah, bueno, Karol dijo algo sobre que necesitaba que les trajera ropa al hospital porque Lian no podía respirar —ahí Roy fue consciente de la mochila deportiva que llevaba con él Bart, seguramente con ropa dentro.

— Ah. Gracias, supongo —agradeció Roy algo confundido.

Roy sabía que Karol pensaba que causaría menos revuelo en su círculo social si llamaba al preadolescente en vez de a algún adulto para la ayuda con las provisiones si es que pasaban la noche en el hospital, además de saber que Bart seguiría despierto a pesar de las altas horas. Y creía que había sido una buena elección de contacto.

— Oye, ¿dónde está Karol? —preguntó Bart al notar la ausencia de la chica.

— Creo que fue al baño. Quizás le dio un bajón —excusó, aunque a Bart le pareció que fue más para él mismo que para Bart.

— Oh —Bart se hizo el que comprendía, pues no sabía nada de mujeres—, y-... —Bart fue interrumpido.

— ¡Roy! ¡Bart! —ambos mencionados miraron hacia la entrada de la sala, donde se encontraba cierto velocista pelirrojo acompañado de cierto pelinegro. La recepcionista hizo la misma acción que la que hizo con Bart— Perdón.

— ¿Qué haces aquí?/¿Qué hacen aquí? —preguntaron al mismo tiempo Dick, Bart y Roy. Dick para Bart.

— Wally dijo algo sobre Lian y también algo sobre que Karol tenía un sangrado —explicó Dick, se notaba que estaba más dormido que despierto—. Pero conociendo a Wally, creo que es un bajón —agregó con rapidez al ver el rostro de Roy—. ¿Qué pasó con Lian?

— No sé, Karol fue la que me despertó —Roy pasó sus manos por su rostro, tratando de despejar su mente—. Pero sospecha que había ricina en su sistema.

— ¿Ricina? ¿Pero quién? —preguntó Wally.

— No lo sé. No hemos tenido muchos problemas últimamente —dijo Roy con un suspiro—. Aunque —recordó algo—, la Liga a estado buscando a Jade.

— Si, pero no es de Talia el dejar vivos —argumentó Dick—, sin importar si son niños. Por lo que no es probable que sea la Liga.

— Entonces no se me ocurre nadie —confesó Roy frustrado—. Karol es la que piensa, no yo.

Los amigos del pelirrojo notaron en seguida su frustración, sueño, preocupación, y demás emociones contenidas.

— ¿Por qué no duermes un poco? —le propuso Bart, sorprendiendo a todos— Si algo sucede, nosotros te avisamos.

— Apoyo al niño —comentó Wally mientras sacaba una pequeña cobija de quién sabe dónde y se la pasaba a Roy.

— Nosotros haremos guardia —les siguió Dick—. Pero primero iremos por un café, en lo que vuelve Karol.

— ¡Uh! ¡Yo quiero café! —exclamaron al mismo tiempo los velocistas presentes, recibiendo una mala mirada por parte de la recepcionista, de nuevo— Perdón.

— No puedes, Bart, eres muy chico todavía —dijo Dick mientras empezaban a caminar hacia la cafetería del hospital.

— ¡Oh! ¡Vamos!

La Hija De Hal || Roy HarperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora