22.-Calia: Hay más de uno, ahora son dos

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Cuando las clases acaban miro por primera vez al final del aula, donde debería estar Marek pero no lo está. Me giro disimuladamente mientras todo el mundo recoge y habla sobre ir a comer, pero sigo sin verlo en ningún sitio. Que raro.

—Oye, ¿y Hera?—Pregunta Léa y entonces tiene sentido. Ninguno de los dos están y eso me confirma mis sospechas. No soy tonta, ni ciega y veo que aunque él lo intenta, sus ojos la buscan. No sé si ella le corresponde, porque no ha mostrado interés especial hacia él, o hacia nadie, realmente. Si incluso se puso roja cuando la besé. Me llevo la mano a los labios de manera instintiva, algo resecos por la falta de pintalabios así que me lo saco de la mochila y empiezo a aplicármelo a ciegas. Es un color tan sutil que incluso sin verme puedo ponérmelo y no habrá fallos, solo hidratación. Besar a Hera fue raro porque sus labios se sentían diferentes a los de Marek, más suaves y precavidos. Algo que no estoy acostumbrada a notar y fue... Agradable, sobre todo por las reacciones de los demás.—¿Por qué sonríes?

—Por nada.—Le aseguro a Léa mientras caminamos hacia la puerta. Veo a Eymen buscando a alguien con la mirada y no me hace falta preguntarle para saberlo. Nuestras miradas se cruzan, como si pudiera haber oido su nombre en mi mente retumbando y me saca los dientes. A decir verdad siempre me han impactado sus colmillos, no porque sean brutales y grandes, sino porque son hermosos. Me recuerdan a algunos de los experimentos de papá con animales exóticos, bellos pero inútiles, encerrados en jarrones de cristal para adornar su estudio. Todos los alumnos nos dirigimos hacia la cafetería, aunque algunos simplemente planean que hacer con el resto del día. Una parte de mi está nerviosa por pedirle una explicación a Marek aunque no tengo claro de qué. ¿Está con Hera? ¿Me miente mi instinto que chilla a toda voz que ve algo en ella que en mi no? ¿Me estoy volviendo paranoica? ¿Me habré averiado? Tal vez todas estas preguntas son inútiles y ridículas porque simplemente son amigos, o quizás, mis sospechas son ciertas y eso, en realidad, tampoco me hace mucho daño. Me gusta Marek, podría incluso decir que le quiero, pero, ¿es para toda la vida? No lo creo. Quiero más que esto. Quiero alguien que quiera comerse el mundo conmigo, no huir de el. Marek podría ser esa persona, de quererlo, pero es testarudo y anda algo perdido. Es ambicioso a veces, pero también se conforma con poco y eso no casa conmigo.

—¿De verdad estás bien?—Insiste Léa mientras entramos en la cafetería. El ruido, el olor a comida, las distintas ropas, conversaciones varias entre lo que oigo, el baile de otoño, colores en los tejidos, el sonido de zapatos chirriando contra el suelo y a la vez, el simple silencio de ver a Marek sentado en la mesa de siempre, sin rastro de Hera pero si una mirada seria y los labios curvados en una sonrisa. —Marek ha guardado sitio.

—Sí.—Me limito a decir y me suelto del brazo de Léa.—Ves cogiendo la comida, tengo que hablar un momento con Marek, ahora vengo.—Asiente mirándome con comprensión porque sabe que no, no estoy bien, al menos no todo lo bien que suelo estar. Respiro hondo viendo como se pone a la cola y le hago un gesto con la mano a Marek para salir a hablar fuera, a los jardines, donde podamos encontrar algo de paz y calma.

La ansiedad se afinca en mi a medida que se acerca y no sé si abordarle con cuestiones o dejar que hable él primero. La verdad es que tiene cara de querer decir mucho pero no sé si quiero o puedo oírlo. Trago saliva y le devuelvo la sonrisa mientras acaba de acercarse.

—Hola, guapo.

—Hola, guapa.—Al menos eso sigue como siempre.—¿No comes?

—Creo que tenemos que hablar antes, ¿no?

—Siempre has sido muy perceptiva.

—Una bendición y una maldición.—Reconozco en broma mientras salimos por la gran puerta de la entrada. Mucha gente pasa por nuestro lado, simplemente caminando o corriendo. También hay profesores e incluso la directa Broz, que anda ocupada hablando con alguien por teléfono.

PROYECTO Y-13 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora