19.-Marek: Ni dormir en paz puedo

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Cierro la puerta tras Calia y me apoyo en ella, aun con el calor en la piel al igual que en la ingle. No sé que mierda me pasa pero no puedo quitarme algo de la cabeza. Algo malo. Algo que me mete en tantos problemas y enredos que ni siquiera quiero imaginar. Camino descalzo hasta la cama y me dejo caer de manera tiesa, enterrando la cara en las sábanas. No huelen al delicado perfume de Calia y eso, es una pena. Podría haberse quedado un rato, aunque fuera para dormir un poco, o ver memes en el móvil. Pero claro, ese no es el estilo de Calia. Ella nunca se quedaría solo para escuchar música, o charlar de la nada, ni ver memes tontos, tampoco como para solo mirar el techo. Suspiro y olfateo el pintalabios que aún tengo en el dorso de la mano, fresco y pegajoso, con olor a algo afrutado que es una trampa. ¿Por qué tienen que oler bien si no saben bien? Cierro los ojos tan fuerte que empiezo a ver luces blancas por todas partes, lo cual me recuerda que hace tiempo que no rezo, si es que es así como se llama lo que hago. Pienso en toda mi familia, en los lazos de sangre que nos unen y sobre todo, en mi abuelo. Lo echo mucho de menos, más de lo que nunca imaginé y no tengo con quien compartirlo.

—Siento haberte arruinado la noche, pero no sé que he comido que...

—Sin detalles, tío.—Le gruño queriendo evitar una conversacion repetida sobre el color de sus defecaciones. No acabo de entender como Jakub puede ser tan elocuente y emocionalmente inteligente y luego pasarse minutos describiendo el olor, color y sensación de sus heces. Es... Impresionante.—¿Te encuentras mejor?—Pregunto secamente.

—Aún tengo la barriga revuelta, pero mejor. ¿A ti que mosca te ha picado?

—Realmente quería pasar la noche con Calia.—Le digo y ruedo sobre mi costado para mirarlo. Jakub empieza a quitarse la camiseta mientras busca el desodorante. Lo conozco, sé que no puede irse a dormir oliendo a sudor pero tampoco le gusta ducharse en la noche, solo en la mañana.

—Lo siento.

—Da igual.—Digo porque de nada sirve hacer sentir mal a Jakub. No cuando Calia podría haberse quedado aunque fuera para estar estirados en la cama y charlar. Está más rara que de costumbre, incluso en la comida parecía medio ida. —¿Tú has notado a Calia rara hoy?

—Nunca la he visto tan callada durante tanto rato. ¿Os habéis peleado o qué?—Niego rápidamente mientras se pone los pantalones del pijama y se sienta en su cama, todavía sin camiseta. —Qué extraño. Oye, ¿tú no flipas como Eymen le tira la caña a Hera? Eso se debería considerar acoso ya.

Si, si me he fijado, pero tampoco está en mi mano decirle que retroceda o que se vaya a la mierda. Ese poder solo lo tiene Hera y quizás no lo hace porque le gusta.

—Quizás a ella le gusta Eymen.—Sugiero sentándome yo también en mi cama. No sé dónde tiene que estar Daan pero mejor que no sea aquí mientras despedazamos a su único amigo de verdad.

—No lo creo.

—¿Cómo lo sabes? Ella parece estar a gusto con la dinámica que llevan.—No me molesto en taparme porque la temperatura acompaña lo suficiente pero empiezo a acomodarme como para dormir, metiendo las piernas dentro de las sábanas.

—Venga ya tío, solo hay que ver como lo repele. Está incómoda casi siempre. Todavía no la he visto iniciar un contacto a ella.—Quiero decirle que a mi me abrazó pero me lo callo. No me abrazó porque le guste ni nada por el estilo, sino como agradecimiento. Si abro la boca tendría que hacer esa separación para que Jakub no empiece de nuevo así que simplemente me lo callo.

—No sé. Ya veremos como va el baile.—Digo y él asiente mientras saca su móvil del bolsillo de sus tejanos tirados en el suelo. Hago lo mismo para descubrir que Calia me ha avisado con un emoticono de que ha llegado a su habitación, lo cual me obliga a mirar los chats de mi móvil. Hera. Tengo su número. ¿Con qué excusa podría abrirle? Simplemente, para comprobar que en efecto, mis pensamientos son solo producto del agobio y de que no siento nada por ella.

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