3.-Calia: Primicias frescas

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Repaso mi atuendo para la cena y finalmente dejo caer mi cepillo sobre la cama. No me hace falta decir nada porque una de las chicas me pasa mi bolso y mi teléfono.

—¿Listas?—Pregunto en voz alta al resto de las chicas mientras terminan de empolvarse la nariz, añadirse iluminador o pintalabios. He logrado que todas alcancen sus mejores versiones, con cambios de estilo, cortes de pelo o algo tan simple como el tinte correcto. Dios bendiga los procedimientos estéticos.

—¿Me queda bien el color azul?—Pregunta Léa mientras se alisa con las manos el final de la falda corta de vuelo. Asiento rápidamente y le sonrío porque está preciosa.

—Te queda de muerte. ¿Algún objetivo en la mira, Léa?—Pregunto mirandola fijamente a los ojos y ella asiente.

—Hay un chico en último año que no paraba de mirarme en la asamblea.

—Uh mayores, di que sí, reina. ¿Vamos?—Pregunto de nuevo y recibo diferentes respuestas, mayoritariamente positivas. —Las que os retraséis os guardaremos sitio.—Prometo en el aire y empiezo a caminar hacia la puerta. El olor de la comida llega hasta aquí delicioso y cremoso. ¿Hay verdura? ¿Quizás sopa? ¿Cocido? Intento olfatear el aire para recibir una respuesta pero no logro identificarlo hasta que una de las chicas rompe el silencio esperando al ascensor. 

—Huele a crema de verduras. Calabacín, zanahoria y puerros.—Especifica y todas la miramos.—Olfato canino, ¿recordáis?—Dice señalándose la nariz. Ah, cierto. Es una mujer lobo. Sonrío agradecida porque haya resuelto mi pequeño dilema. Las puertas se abren dejándonos paso a todas, que nos miramos en los cristales mientras bajamos despacio hacia la cantina. ¿Cómo se habrá vestido Marek? Ugh, huele tan bien.

—Oye, ¿cómo huele Marek?—Pregunto distraídamente.

—¿Tu novio?—La chica lobo me mira extrañada y finalmente mira hacia arriba, como si estuviera pensado. —Pues... No le he prestado mucha atención. Intento bloquear mi olfato la mayoría del tiempo porque... bueno, estamos rodeadas de adolescentes que le tienen miedo al jabón.—Varias nos reímos y ella finalmente me mira.—¿Quieres que lo olfatee por encima y te diga?

—Tengo curiosidad.

—¿A qué te huele a ti?

—A desodorante. A sexo.—Resumo y ella se ríe.

—Está bien, no nos fiamos de tu nariz.

—Mejor.—Concuerdo con ella y finalmente llegamos a la primera planta, donde el movimiento del alumnado se agolpa hacia la cafetería. Se nota que es hora de cenar. Léa me coge de la mano para salir del ascensor y caminamos juntas con el resto de chicas hacia las puertas, uniéndonos a la masa de gente hambrienta. A lo lejos, puedo ver nuestra mesa, con Jakub y Marek hablando entre ellos, ambos riéndose. Los alumnos de primer año son los más pendientes de la comida, haciendo cola de manera ordenada en el túnel de comida para que el personal les sirva los platos disponibles. También veo carne y varios tipos de ensalada, lo cual es agradable.

—¿Cogemos algo para comer?—Léa me arrastra y yo me dejo, mirando el escaparate de comida. Etiquetas para todo tipo, incluyendo sangre de muchos tipos para los vampiros y semivampiros, comida para perros, tipos de batidos de diferentes proteínas, grillos fritos...—Este comedor cada vez se pone más raro.

—Todos tenemos que comer.—Murmura alguien cerca de nosotras, pero no logro reconocer la voz hasta que me giro y veo a uno de los vampiros de último curso, sonriendo enseñando los colmillos. Léa se aferra un poco más fuerte contra mi mano y yo le echo una mala mirada al tipo.

PROYECTO Y-13 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora