10.-Hera: La aurora boreal

169 21 24
                                    



No siento pena ninguna por él. Me da igual como me miren, pena nula porque ellos no saben lo que estaba intentando hacerme, así que no, no pienso ser la oveja que él espera. Exhalo y me concentro mientras escojo que palabras usar. No soy tonta, sé que tiene que estar usando su magia, aunque él tampoco es tonto, ya debe saber que conmigo no surte efecto, supongo que son ventajas de ser... ¿Divina? Eso o el chico realmente no controla su magia. Me levanto del banquete y lo miro, sin intención de causar una discusión, simplemente intentando encontrar algo en común.

—¿Quieres sentarte? Puedo estar de pie si quieres.

—No, gracias.

—Vale.—Contesto deprisa, sin saber por donde meterme ahora. No quiero ser maleducada con él sin motivo, aunque haya lanzado ese conjuro. Quizás necesita sacar buenas notas por un motivo muy importante, o quizás, eso es lo que le define. Ser buen estudiante. —En fin...—Lo miro desde abajo, sobre todo su pelo. Me llama tanto la atención y me distrae por partes iguales, tanto que casi pierdo la noción de donde estoy. ¿Qué debería preguntarle?

¿Estás maldito de verdad? Sugiere la voz pero no quiero incomodarlo. Eso no. Digo en mi cabeza para que lo oiga la voz. Se niega a colaborar porque solo se ríe.

Te está intentando hechizar de nuevo. ¿Es que no aprende?

¿Y tú? ¿Cómo estás tan activo? Nunca hablas tanto.

Nunca habías necesitado tanto de mi, además, es divertido.

Oh, por favor. Mantengo la conversación con mi voz, como si fuera lo más normal del mundo. Suspiro y miro de nuevo a Daan, que me devuelve una mirada expectante.

—Honestamente, no me agrada esto, pero... Estás intentando hechizarme de nuevo. ¿Qué te pasa?—Le pregunto mirándolo fijamente y él abre mucho los ojos, sorprendido. ¿Qué le hace pensar que no lo puedo saber una segunda vez? ¿O peor, que va a tener efecto ahora? —¿Qué quieres que te pregunte?

—Eso debe salir de ti.

—Ya, pero no quiero preguntarte algo que te vaya a hacer sentir incómodo responder.

—Teniendo en cuenta que respondiera, claro.

—Lo harás y si no lo haces, lo haré yo por ti.

—Si claro.—Se ríe, junto con otros alumnos. No los culpo, estoy segura de que la magia de Daan funciona en los demás. Me aparto el pelo de la cara y lo miro. ¿Qué le pregunto? Algo que no sea embarazoso. Nada de su amor platónico o pareja, nada sobre ninguna maldición...

—¿Qué champú usas?—Pregunto de la nada, haciendo que todo el mundo reviente en una risotada colectiva. Me hago un poco más pequeña queriendo volver a mi habitación mientras la señora Ilse los acalla a todos. ¿Qué deben pensar de mi?

—¿Eso?—Incluso Daan se ríe un poco.—¿Por qué lo quieres saber?

—Eso no te incumbe.

—Ni a ti que champú uso.

—Sabes, podría preguntarte algo fuerte. Algo como de que color es tu ropa interior o si orinas en la ducha. Y lo responderías, pero he intentado ser poco nociva contigo y tú no solo intentas lanzarme un hechizo primero para que diga la verdad y luego para coserme la boca, sino, que encima te burlas.—Le reprocho algo enfadada y él borra la sonrisa de la cara. —Responde, te doy la última oportunidad.

—No.

Respiro hondo e intento conectar con la voz. Noto su presencia, incluso noto como tapona esa puerta en el fondo de mi cabeza. La puerta que me da miedo, la que parece guardar dentro miles de desastres.

PROYECTO Y-13 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora