13.1-Marek: Porque somos amigos, bueno, podríamos serlo

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—¿Hera? Soy Marek.

—Ah.

—¿Dónde estás?—Pregunto deliberadamente.

—Pues... En la calle.

—Muy graciosa.—Le digo y ella suelta una pequeña risita.

—Si me llamas para cerciorarte de que no te sigo, puedes estar tranquilo, solo te seguí para robarte el móvil.

—Así que me seguiste. Ya lo sabía.—Le digo no teniéndolo claro. Con ella no sé si bromea o dice la verdad porque no la conozco lo suficiente.

—Dios, eres tan presumido.—Se ríe de nuevo y finalmente suspira.—No te seguí y siento comunicarte que si me llamas para que te pase con Calia, no estoy con ella.

—Precisamente. ¿Es que piensas ir en busca de droga aquí?

—No es un tesoro enterrado, bicho raro. Es solamente hierba.

—Pero es peligroso. Estás en un país donde no hablas el idioma, no conoces la ciudad y eres una chica sola.

—Estaré bien. Pero si conoces a algún camello de la zona, me ayudaría un montón.

—No conozco a ninguno. El que conozco va a la academia con nosotros.—Eso parece indignarle porque se ríe de manera sarcástica.

—¿Y me lo dices ahora?

—Eres tú quien tenía mi número, sabes...

—¿Y no podías acercarte?

—No.

—¿Me tienes miedo?—Eso me hace replantearme todo durante un segundo. No sé si le tengo miedo ni que sería la base de ese sentimiento, pero sin duda, algo hay.—Da igual. Gracias por la preocupación pero estaré bien. Tengo traductor en el móvil y soy venenosa al tacto. Quizás deberías preocuparte por ti mismo, chico copia.

—Como quieras.—Los dos colgamos a la vez. Siento que debería haberlo intentado más fuerte, pero a la vez, Hera y yo no somos amigos, aunque podríamos serlo. Vuelvo al lado de Jakub que me mira esperando que le dé información por lo que decido inventarme algo rápido.—Mi madre, asuntos de casa, ya sabes, cuando estás aquí pareces olvidarte de que hay un mundo fuera.

—Ya.—Coincide y echamos a caminar a la vez. No quiero preocuparme por ella, porque literalmente ella se encuentra en menos peligro que yo, al menos siendo realistas. ¿Cuántas chicas desprenden veneno sin abrir la boca? Pocas. ¿Cuántas de manera tan literal como Hera? Solo ella, por lo menos que yo conozca. —Entonces, ¿vamos al cine?

—Me apetece caminar un poco un rato, para alargar las piernas. Podemos ir al cine después, igual la sesión de ahora está a medio proyectar.—Él asiente y empezamos a dirigirnos hacia una de las calles que tiene pequeños balcones en ambos lados, al igual que tiendas de pueblo que probablemente lleven muchos años abiertas. Tienda de zapatos para profesionales y otra de ropa interior con aspecto antiguo. Desde luego no veo a ninguna chica llevando esta clase de cosas, porque parecen sacadas del armario de una señora de ochenta años.

—Ha sido impresionante, ¿verdad?—Me doy cuenta de que he ignorado a Jakub por lo que decido intentarlo con más fuerza.

—¿El qué?

—La demostración de Hera. No sabía que podía controlar el fuego.

—Ni yo.—Reconozco.

—Pense que siendo cercanos lo sabrías.

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