11.-Marek: Apesto a ...

174 18 16
                                    



¿Cómo? Salto hacia atrás para alejarme del borde y la cojo de la capucha de la sudadera, tirándola hacia atrás.

—¡Eh!—Chilla cuando se ve obligada a retroceder un par de pasos más. Se gira cabreada, dándome un golpe seco en el antebrazo, pero aun así no pienso soltarla. Tengo la tela bien cogida, formándole un mogollón de tela en el cuello. Poco a pocos mis ojos se acostumbran a la oscuridad por completo, haciendo que la pueda ver mejor. Dentro de lo que cabe, puedo ver que tiene las cejas muy juntas, con cara de enfado y el pelo recogido, creo. —¿Qué te crees que haces, chico?—Levanto las cejas sorprendido por el asco y la condescendencia que destila su voz. Eso solo me hace agarrar con más fuerza la capucha mientras la levanto un poco más alto, acorralándola.

—Estamos hablando. La gente normal se queda hasta finalizar la conversacion.

—Para que sea una conversacion ambas partes tienen que querer hablar.

—Me has asustado.

—Te jodes, no haberte subido al borde de un edificio.—Me sorprende lo maleducada que llega a ser, teniendo en cuenta lo dócil que parece.

—¿No te vas a disculpar por haberme asustado? Podría haber muerto.

—¿No decías que como mucho parapléjico?—Me rebate y me veo forzado a torcer el brazo. Tiene razón. Me río un poco y por fin la suelto, haciendo que se tropiece hacia atrás por el exceso de fuerza. La sujeto con fuerza cogiéndola de la mano y ella se aparta al momento. Aun así, la descarga eléctrica me adormece durante un momento los dedos.—No me toques.—Suelta de nuevo con asco. Hera debió ser un gato en otra vida, uno con muy mala hostia y pocas ganas de socializar. Sonrío instintivamente y ella me mira con más incredulidad en la cara. —¿De qué te ríes, chico?

—No me llames chico, me llamo Marek.

—Eres un mentiroso, Marek.

—¿Yo? ¿Qué te he hecho yo?

—No cumples tu palabra.

—¿Cómo?

—Déjalo, no merece la pena.—Se da la vuelta de nuevo y esta vez no pienso contentarme con la capucha. Me abalanzo como puedo y alcanzo su mano, curiosamente helada para la temperatura que hace. La ráfaga de electricidad me azota al momento pero en lugar de soltarme como sería lo lógico la aprieto aún más. Hera intenta soltarse, pero tengo más fuerza que ella. —¡Suéltame!—Me grita con furia, sin embargo, la ignoro hasta que se gira, poniéndose tan cerca de mi que me doy cuenta al momento. Si lleva el pelo recogido, dejándole la cara totalmente a la vista. Lo único que me da pena es el hecho de que no haya la suficiente luz como para aprovechar y ver el impresionante amarillo de sus ojos. Levanta la cabeza y me mira fijamente. Woah. —Suéltame o desearás haberte caído al vacío.

—Dime porque soy un mentiroso y te soltaré.

—¡¿Qué no entiendes que no puedo tener tu muerte en mi conciencia?!—Intenta hacer palanca para soltarse, pero le gano, al menos de momento. El calor me abrasa la piel de la mano, llenándome de vigor, pero de ahí a morir... El poder. El poder que emana es tan grande que incluso lo noto en la otra mano, expandiéndose, como si fuera una mancha de luz potente, de color amarillo, como sus ojos. La aprieto aún más por el forcejeo y ella resopla.—Suéltate, por favor. Por favor.—Suplica pero no lo hago. No siento que vaya a morir, de hecho, nunca me he sentido tan vivo.

—¿Por qué soy un mentiroso?

—Mierda.—Dice dando un último tirón antes de rendirse. Suspira y se echa a temblar. ¿De verdad cree que me está matando? —No digas que no te lo advertí.—Me amenazaa pero lo único que noto es como el poder se filtra en mis venas y me llena. Creo que de proponérmelo, podría incluso volar. Es impresionante cuanto encierra en ella. —Me prometiste el contacto de un camello.

PROYECTO Y-13 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora