26.-Calia: Batalla celestial

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Algo ha cambiado en como veo a Eymen y es lo último que me esperaba. Nunca me ha atraído, al menos no lo suficiente como pararme a pensar en lo elegante y misterioso que es. Ni siquiera sé cuantos años tiene, pero oír su historia puede ser extremadamente interesante. Miro la película atenta, no solo porque sea adorable, sino porque estar aquí, compartiendo esto con los demás es muy parecido a los viejos tiempos, aunque Marek haya salido con Hera de la mano y no conmigo. Espío de manera disimulada a Eymen pero lo encuentro mirándome.

—Vas a tener que disimular más, Calia.

—¿Qué?—Me acerco un poco y le susurro hacia la cara. Las sombras de la película se reflejan en su cara, bailando sobre su perfil.

—Vas a tener que disimular más si quieres hacer ver que Marek y Hera te dan igual. Se te nota.—Dice tan cerca de mi oido que me cosquillea. Suelto un bufido instantáneo porque bueno, claro que me importa. No ha pasado suficiente como para que no me importe, pero a la vez, no quiero seguir colgada de alguien que no siente lo mismo, así que...Trago saliva por lo que acabo de pensar y me acerco un poco más a Eymen.

—¿Tú me podrías ayudar a olvidar?—Pregunto de manera inocente. Sé que puede malinterpretarse y estoy deseando que lo haga. Ladea la cabeza y me mira fijamente, con esos ojos que parecen negros, tanto como me imagino su alma. 

—Mis poderes no funcionan en ti, creo. Podría probarlo y si lo hacen puedo borrar los recuerdos que quieras.—No lo ha entendido, claro... Agacho un poco la cabeza ocultando una sonrisa y de repente noto su mano en mi rodilla. — Si me estás pidiendo algo más comprometido que el hecho de que me meta en tu cabeza, hay normas que tienes que seguir, Calia.—Ah, pues sí. Quiero que me trague la tierra, pero a la vez me llama la atención que sea tan... Directo, creo. No es que Marek no lo sea, pero al principio costó.

—¿Qué normas?

—Esto requiere otro escenario el cual no incluye un público. ¿Lo entiendes, no?—Dice moviendo la cabeza hacia el grupo. Si, lo entiendo y si, me parece correcto.

—Podríamos quedar esta noche y charlar. —No solo me apetece, sino que me parece buena idea. No porque Eymen sea atractivo, sino porque me librará un rato de tener que estar o viendo a Hera o escuchando a Léa hablar sobre lo feo que ha sido que Marek me dejara por ella. Sea como sea, mejor fuera, mejor lejos de eso.



Caminamos hablando sobre la película y sobre todo, bromeando sobre como Jakub se ha caído. Eymen es quien más se ríe, pero no de manera malvada, sino más bien cómica.

—¡Tu cara ha sido lo mejor!—Añade Daan entre risas. Jakub está avergonzado, pero todo se le pasa al ver el salón recreativo.

—¿Entramos para jugar algo con Hera y Marek?—Pregunta él y todos asentimos. No ignoro la mirada de advertencia y complicidad de Léa que, aunque la agradezco, a la vez me hace sentir incómoda. No quiero tenerle rabia a Hera, no a ella, no cuando el problema en todo caso lo tengo con Marek y ya he aclarado de que no quiero tenerlo. No. No quiero. No es justo para nadie.

—Si hay un juego de tirar pelotas, lo gano seguro.—Dice lleno de confianza Eymen.

—¿Es que se te dan bien las bolas?—Pregunta cargado de humor, Daan y Eymen lo empuja lo suficiente fuerte como para hacerle entrar en los recreativos de golpe. Todos nos reímos, incluyendo a Daan, que se pasa una mano por el pelo, acomodándoselo detrás de las orejas.  He entrado otras veces en este sitio, pero de alguna manera, se siente diferente. Tampoco soy muy fan de esta clase de sitios, principalmente porque los juegos me aburren, pero no quiero quejarme y quedar mal. Caminamos mirando a todas partes cuando a lo lejos vemos a Hera y Marek, ambos sentándose en el banco de una de las máquinas. Es un juego de tocar al piano en unas teclas enormes, siguiendo el ritmo de la pantalla, que acelera por segundos. Conozco el juego de sobras, pero ella no parece hacerlo porque lee las instrucciones en la pantalla. Nos acercamos en silencio hasta que Marek nos nota y se gira sonriente.

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