Daniel
Llevo todo el maldito día averiguando donde está Valerie, pero sin mucho éxito que digamos. Ya me encuentro en Washington después de un vuelo de nueve horas donde estuve angustiado por ella, ¿Y si está herida? Tengo que salvarla y aún más sabiendo que el imbécil de Mathew está en libertad.
Son las tres de la tarde, más de un día que Valerie desapareció. Sin rastro alguno. Ya contacté a varios amigos míos que están dentro de las mejores organizaciones policiales aquí en América. Tengo miedo, lo admito. ¿Habrá comido? ¿Tendrá frío? ¿Dormiría? Esas preguntas y miles más carcomen mi cabeza constantemente desde el primer momento que me entere de que Valerie había desaparecido. Me encuentro en estos instantes en la empresa White, específicamente en la oficina de mi suegro. Los dos somos los que nos encargamos de conseguir toda la información posible para encontrar a Valeria.
De repente suena mi celular haciéndome poner mi atención en el objeto, el número que me llama es privado lo que me hace tener una punzada de esperanza, al pensar que se trata de Valerie. Contesto al instante.
—¿Valerie?
Escucho como algo se mueve y rápidamente escucho su voz.
—Daniel, no tengo mucho tiempo. Me encuentro en un apartamento con Mathew y Bárbara. Creo que me encuentro en New York...
Antes de que diga algo más la interrumpo.
—¿Te han lastimado? —el temor es más que palpable en mi voz.
—No, por ahora no.
Dudo un momento y por lo siguiente que dice sabe lo que opino.
—Tranquilo, Daniel. Debemos estar calmados, si no centramos en lo importante no podré salir de aquí.
Trago duro, pero asiento aun así no me vea.
—De acuerdo, voy a tratar de localizar este número quédate en línea.
—Bien.
Le mando un mensaje a Omar, un agente del FBI que me ayudará a localizar la llamada. Al segundo que le envió el mensaje vuelvo a hablar.
—Valerie... —la llamo al no escuchar nada.
—Aún sigo aquí.
Suelto un suspiro.
—Sé que esto es mi culpa y quería decirte... —antes de seguir hablando ella me corta.
—No. Daniel Silvestri, no quiero que te estés echando la culpa por algo que ninguno de los dos tenía ni idea que iba a suceder.
Me llega un mensaje de Omar, diciéndome que está tratando de localizarlo.
—Sabes muy bien que pude haberlo evitado. —me vuelvo a culpar.
—Si te gusta ser masoquista ¿no? —dice en voz baja y riendo. Sonrío y por un momento olvido todo lo que está pasando.
—Tal vez. —Escucho un ruido a lo lejos lo que me hace ponerme tenso.
—Debo irme. —susurra Valerie.
Reviso a ver si tengo algún mensaje de Omar, pero nada, no va a dar suficiente tiempo para poder localizarla.
—Rubia...
—Te quiero.
—Te quiero. —le respondo, pero ya es tarde, había colgado.
Me paso la mano por el cabello totalmente frustrado. ¿Cuándo volveré a verla? Me levanto decidido a no perder más tiempo.
---
ESTÁS LEYENDO
Perfecta Conquista
Romansa~EN PROCESO Y EDITANDO~ El es un hombre que solo pensaba en si mismo, sin interesarle afectar a cualquiera con tal de obtener su cometido. Ella una chica con una actitud firme pero que fácilmente con recuerdos del pasado se desmorona en un segundo. ...