Capítulo 23.

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Daniel.

Llevo toda la mañana llamando a amigos míos que tienen el suficiente poder para averiguar si aún se encuentra en la cárcel Mathew, pues si alguien le está enviando esas cajas debe ser el o un cómplice, también tengo que hacerle una visita a Bárbara.

Veo a mi rubia favorita removerse en la cama, después de contarme todo lo que le pasó hace unos cuantos años, se acostó y yo me fui a resolver todo esto. Me acerco y me pongo a su lado, la atraigo y pongo un brazo sobre ella. Ella poco a poco va abriendo sus ojos hasta que me ve y me da un casto beso.

-Daniel.

-Rubia -respondo a su saludo, le doy besos por todo su cara lo que le hace sonreír-. Adoro cuando sonríes.

-Tu me encantas cuando sonríes, casi nunca te veo haciéndolo.

-Eres la única que me hace sonreír, los otros que se consigan otra persona... tu eres mía. -le doy un beso en la boca pero más fuerte y duradero-. ¿Estamos bien?

-Si, te quiero y aunque te hayas comportado como un capullo ayer por la noche... te quiero y no pienso escapar de ti y más si ya sabes mi pasado que me atormentaba pero ahora que lo pienso ya no me duele, he mejorado.

-Valeria, ¿Has buscado ayuda?

Ella asiente.

-Este último mes he ido a terapia y he avanzado, ahora que ya puedo hablar de eso y aceptarlo solo falta cerrar el ciclo. -dice segura.

-¿Quieres hablar conmigo, de lo que sientes?

-Tal vez... -me mira pero después empezó a hablar-. La verdad es que estos meses me he sentido miserable pues falta un poco para la fecha donde perdí al bebé, pero ayer cuando dije toda la historia sentí un peso menos, claro que voy a seguir yendo a terapia hasta que me lo recomiende mi psicóloga pero ya no me duele.

Sonrío de felicidad y alivio, no me hubiese gustado que siguiera sufriendo por algo de hace años.

-Ahora solo falta rastrear quién te está mandando esas cajas. -no pienso perder tiempo para que después pase algo peor

-La próxima vez que me llegue algo así, te llamaré -asegura, niego con la cabeza.

-Rubia, como piensas que te voy a dejar sola, hasta que no encontremos a esa persona no te voy a dejar desprotegida.

-¡No seas exagerado! -espera sonriendo divertida por el asunto.

-No estoy bromeando, Valeria.

-Bueno pero entonces ¡Hagamos un maratón de películas de Disney! -últimamente no hemos tenido tiempo para ver películas por lo que no vendría mal.

-Trato. -le doy un beso sellando nuestros acuerdo-, pero vámonos que no me gusta estar en la casa de mis padres. En cualquier momento pueden entrar a charlar.

Ella ríe pero se para y se pone sus tacones.

-Discúlpame por arruinarte el Halloween. -me disculpo, me levanto y me pongo mis zapatos.

-Daniel Silvestri, por última vez, te disculpo -se acerca y me rodea la cintura para darme un beso corto-. Igualmente tenemos muchas más fiestas de Halloween por delante, muchos años.

Sonrío ante su comentario.

-¿Piensa quedarse toda la vida conmigo, señorita White?

Ella ríe.

-Pues claro que sí, Sr. Silvestri, ¿Algún problema con ello?

Agarro sus muslos desnudos y la subo hasta tenerla a mi altura, no me cuesta casi nada cargarla.

Perfecta ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora