Capitulo 17.

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Fingir estar bien

Valerie

Estoy mirando el techo de mi habitación pensando en que momento pudo ocurrir esta locura. Yo diciéndole a Daniel que me gustaba y el huyendo sin decir nada, es un cobarde. Me pregunto porque no me correspondió, ¿será que hay alguien más?, niego con la cabeza. Es imposible.

Ni siquiera tuvo la valentía de rechazarme. Tenia tiempo sin que me gustase alguien y justo cuando empiezo a abrirme pasa esta mierda. Veo la hora en mi celular, son las diez de la noche. Intento dormir pero nada funciona, sigo pensando como paso y termino todo. Entre lamentaciones pude por lo menos dormir y dejar de atormentarme la mente.

Escucho mi celular, frunzo el ceño con cansancio y pereza. Veo que esta amaneciendo, me levanto casi dormida y lo agarro.

—Diga. —maldigo a la persona que se le ocurrió levantarme a esta hora.

— ¿Diga? Porque tan grosera hija —me entra un infarto al escuchar la voz de mi padre.

—Papi… disculpa estaba dormida y respondí sin ver de quien se trataba —aclaro rápidamente, igualmente se me hace raro que mi padre me llame dos veces en la misma semana—. ¿Como has estado?

Me voy hacia la cocina para preparar mi desayuno.

—Bien todo aquí, tu madre te extraña y Eli con nauseas por el embarazo —omito el vuelco que dio mi estomago al escuchar esa palabra—. Te quería decir algo que de seguro te va a emocionar…

Empiezo a comer mi sándwich de jamón y mi jugo de naranja.

—Llego mañana a Roma. —dice con tal simpleza y yo casi me ahogo con la comida.

— ¿Q-que? ¿Por qué y cuanto tiempo te piensas quedar?

No me agrada mucho la idea de estar con papa aquí. El y yo no hemos tenido la mejor relación padre-hija, la mayoría del tiempo estaba afuera de casa, así que no se que haremos cuando venga aquí.

—Tengo una reunión con una gente interesada en colaborar conmigo en un proyecto en Milán pero me  voy a quedar un día antes en Roma para pasar tiempo con mi hija y su nuevo noviecito.

Todo se cae abajo. Como carajos viene cuando mi situación con Daniel no es la mejor, ahora me toca fingir que estamos bien lo cual no es cierto.

— ¡Que bien! Estoy feliz de pasar tiempo contigo. —expreso con falsa emoción.

—Bueno hija te debo dejar para arreglar mis maletas, te quiero.

—Igual. —cuelgo y suelto un grito de frustración.

Ahora debo pedirle a Daniel—el cual no me ha escrito—que me acompañe a una cena con mi padre y fingir ser la pareja perfecta.

Termino de desayunar y me preparo para ir a la empresa. Me pongo una falda negra y una blusa blanca, me hago un moño y salgo de mi apartamento. Últimamente he revisado sitios webs donde vendan carros y no salen tan caros, apenas cobre me compare un coche usado pero no me importa, por lo menos ya no tendré que caminar. Mi padre se ha ofrecido a comprarme un auto pero lo he rechazado un millar de veces, ya es suficiente con que me pague el alquiler de mi apartamento.

Llego a la empresa y subo directo al último piso. Debo acabar con la poca dignidad que me queda y pedirle a Daniel que me acompañe a una cena con mi papa. Llego a la oficina que compartimos esperando encontrar a Daniel pero consigo a alguien muy diferente.

—Luis…

Se da la vuelta y me sonríe.

—Valerie. Hola, ¿Cómo has estado? —me acomodo en mi escritorio y abro los correos que tengo pendientes por responder.

—Bien. ¿Necesitas algo?

—Si. Era con Daniel pero no importa vengo mas tarde —me mira con una sonrisa sincera y yo no puedo evitar preguntarle si se quiere quedar charlar.

— ¿Quieres charlar un rato? Tenemos un rato sin hablar desde… —desde que Daniel se puso cómo loco sicópata y nos siguió hacia la cafetería—. Desde hace tiempo.

El asiente tenso porque también sabe lo horrible que fue ese momento.

— ¿Cómo te ha ido la vida en Italia? ¿Ya conoces los lugares turísticos?

—No. Lamentablemente no, he tenido demasiadas cosas que no me han dado tiempo pero pronto quisiera ir.

—Yo puedo darte el Tour por toda roma, seria cool. —asiento emocionada por conocer lugares nuevos.

—Cuando tenga tiempo te confirmo. —el asiente con entusiasmo y los dos sonreímos.

Todo es un ambiente cómodo hasta que alguien se aclara la garganta, subo mi mirada hasta esa persona y me doy cuenta que es Daniel. Con cara de querer matarnos. Luis se levanta, me hace una señal con las manos en forma de despedida y yo le sonrío tensa.

Daniel omite eso y se dirige a su escritorio. Respiro hondo implorando paciencia para aguantar su actitud.

—Pensé que hoy no te vería.

Lo miro y su mirada tiene algo de sorpresa. Tengo que admitir que ir a trabajar no estaba entre mis planes pero por mi orgullo y la cena con mi padre tuve que hacerlo.

Me encojo los hombros.

—Siempre espera lo inesperado. —veo por un milisegundo como eleva las comisuras de sus labios pero las borra rápido y sigue con su trabajo.

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He trabajado toda la mañana y estoy que me muero de hambre, mi estomago implora por algún alimento. Me levanto para dirigirme a la cafetería pero una mano en mi brazo me detiene.

— ¿A donde crees que vas sin mi? —expresa divertido pero yo no lo estoy para nada. Me da rabia que actúe como si nada hubiese pasado ayer, como si no nos hubiéramos besado en su auto antes de yo confesarle—. Creo que deberíamos comer una pizza.

Asiento tensa y lo sigo hacia el ascensor, marca planta baja y se hace un silencio enorme, tenso. Veo por el tabillo del ojo que el ve la hora distraídamente mientras yo veo el piso como si fuera la Mona Lisa.

Salimos del ascensor y nos dirigimos hacia el estacionamiento, nos metemos en su Porsche negro y el avanza por las calles de Roma. Me muerdo la lengua para no empezar una discusión con el por lo cobarde que a sido al hacerse que no ha pasado nada.

Llegamos a un tipo de local pequeño de pizza y mi estomago hace sonidos por los olores exquisitos de la pizza. Pedimos una mesa de dos al fondo, nos traen los menos y pedimos pizza de pepperoni y soda.

—Así que… —empiezo a hablar pero no consigo las palabras para pedirle el favor—. Necesito pedirte un favor, es súper importante.

El asiente prestando atención a lo que digo.

—Mi padre viene mañana a Roma como una escala y quiere cenar conmigo y…. contigo.

El me mira sin ninguna emoción lo que hace que entre en pánico.

—No es que lo debas hacer pero seria como un favor pequeñito, te juro que no volveré a fasti…

—Esta bien. Solo trataba de hacerme el duro. —sonríe con diversión y yo lo fulmino con la mirada.

—No, pero enserio. Mi padre va a hacerte mil preguntas y te va a decir cosas horribles por estar saliendo con su hijita querida. —el miedo en mi voz en mas que notable, el lo que hace es encogerse lo hombros.

—Si puedo contigo y tus cambios de humor podré con cualquiera. —le saco el dedo del corazón pero igualmente estoy sonriendo.

Por lo menos con esas bromas se calmo el ambiente y ya no es para nada tenso. Nos sirven la pizza y la devoro como un animal, la verdad poco me importa como me este mirando Daniel en estos momentos.

— ¿De que hablaban tanto Luis y tu? —levanto mi mirada hacia el y veo como su mandíbula se tensa ante la mención de Luis, lo que se me hace extraño.

—De que me podría llevar de paseo por toda Italia. —me encojo los hombros, agarro mi bebida y le doy un sorbo grande pero Daniel no esta para nada feliz.

—Yo te puedo llevar.

Me quedo quieta ante esa proposición pero me recompongo rápidamente.

—Igualmente es algo de mentiras, ¿sabes? Casi no tengo tiempo con lo de esta relación falsa y el trabajo. —el se relaja y pienso que no me esta diciendo algo pero lo dejo pasar por ahora.

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Es hoy.

Hoy viene mi padre a cenar conmigo y Daniel, estoy demasiado nerviosa.

Son las seis de la tarde y me estoy alistando. Le escribo a Daniel diciéndole que no se olvidé de recogerme para llegar juntos al restaurante que mi padre nos convoco.

Termino de maquillarme cuando me llega un mensaje de el diciéndome que ya esta al frente de mi edificio. Salgo rápido y bajo el ascensor, ubico su Porsche negro y me meto en el.

—Hola. —saludo a Daniel mientras me pongo el cinturón de seguridad.

Nos movemos rápidamente por la noche hacia el restaurante donde nos encontraremos con mi padre.

—Recuerda nunca llevarle la contraria, tampoco le gusta mucho las personas que son muy calladas pero tampoco hables mucho, no pidas vino blanco el lo odia, no le gusta…

—Creo que ya entendí, Valerie. —asiento nerviosa, si no se comporta bien puede ocurrir un terrible momento incomodo.

Llegamos al restaurante y miro a Daniel.

—Que empiece la noche. —dice y me agarra la mano para entrar.

Esta será una noche interesante.

***
Hola!

Capitulo corto <3

Como han estado?

Hasta luego...

Ashuuuuu









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