Capitulo 16.

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Confesiones Inesperadas

Valerie

Miro el mensaje de ayer, es un número privado por el cual no puedo localizarlo. Decido escribirle.

Valerie
¿Quién eres?

Envío el mensaje y me como las uñas de la ansiedad. A los pocos minutos me responde.

Desconocido
Muy pronto lo sabrás… B

¿B? ¿Quien será B? trato de pensar en todas las personas que conozco por esa letra pero ninguna me viene a la mente. Decido volver a bloquearlo hasta estar segura de seguir a este jueguito de preguntar y responder.

Estoy afuera de mi edificio esperando a Daniel, pues hoy se celebra el aniversario de sus padres y teníamos que estar presentes. Como Daniel no me dijo como ir vestida, así que me puse un vestido corto y sencillo de color azul, con el pelo recogido y unos converse.

Estos días me las he pasado bien con Daniel, me he acostumbrado a su presencia de una manera agradable. Escucho un claxon y levanto la cabeza es Daniel. Me meto en su Porsche y lo saludo.

—Cuéntame cual es el plan de hoy. —digo y me ajusto el cinturón de seguridad.

El arranca el auto a toda velocidad y empieza a hablar.

—Lo de siempre cámaras, sonrisas, tal vez agarrados de la mano, solo eso.

Asiento y prendo la radio. Suena una de mis canciones favoritas Shape of you, le subo el volumen al máximo y empiezo a cantar a todo pulmón.

I'm in love with the shape of you

—We push and pull like a magnet do

—Although my heart is falling too

—I'm in love with your body

Sigo cantando y sintiéndome como una cantante, empiezo a moverme un poco hasta que recuerdo que no estoy sola y dos, estoy en un automóvil y no en una discoteca.

Volteo mi cabeza hasta donde esta Daniel y el me mira con un brillo en sus ojos que no logro descifrar y yo me sonrojo.

Me tapo la cara de la vergüenza y miro la ventana para evitar su cara de diversión. Escucho como suelta una risita muy bajito y yo inevitablemente sonrío como tonta.

Estamos al frente de la mansión Silvestri, aunque sea la segunda vez que venga nunca termina de dejarme de impresionar. Ni en mi casa eran tantos lujos. Daniel me agarra de la mano para empezar esta farsa y yo siento que alguien en mi corazón empieza a acelerarse como loco pero finjo como si nada.

Entramos y vemos a demasiadas personas, todas se voltean a vernos y yo me siento como desnuda. Todos me evalúan de pies a cabeza y me miran con desden, inmediatamente me siento mal.

—Te ves preciosa. —murmura Daniel cerca de mí y siento que me derrito. Aunque no se si eso fue parte del plan o no pero me abstengo de preguntar.

Seguimos caminando, Daniel saluda a la gente desde lejos y nos encontramos con la Sra. y Sr. Silvestri.

—Feliz aniversario padres. —manifiesta Daniel con cariño.

Ellos lo abrazan y el les corresponde. Me pongo a pensar y casi nunca he tenido ese vínculo con mis padres, ellos siempre estaban afuera en conferencias y me dejaban con las niñeras o con mi hermana Eli.

—Valerie, estas hermosa —me dice Luisa y yo le sonrió sinceramente—. Vengan los dos, ya vamos a dar el discurso.

Los seguimos, entramos a un tipo de patio trasero pero mil veces mas lujoso que cualquier otro y William empieza a hablar.

—Gracias a todos los que están presentes. Hoy hace veintinueve años conocí a Luisa, una mujer hermosa y capaz de lo que sea. Desde el primer momento en que la vi supe que se iba a convertir en mi esposa y la madre de mis hijos.

Todos aplauden, incluyéndome.

—Ahora quisiera llamar a mi hijo y a su nueva pareja Valerie White —el reflector nos apunto a nosotros, me quedo pasmada por la sorpresa pero rápidamente Daniel me toma de la mano y nos dirigimos al centro—. Brindemos por la nueva pareja y que dure toda la vida.

Todos brindan y yo me quiero meter en una agujero, si ellos supieran que toda es relación es una falsa estrategia estarían indignados. Aunque debo admitir que he sido una completa y perfecta actriz.

—Beso. Beso, beso, beso. —todos empiezan a gritar y yo solo pienso en como escapar de esta incomoda situación.

Daniel se acerca a mi y por sus ojos veo que me esta pidiendo permiso para besarme, yo trago saliva y asiento levemente para que el solo lo vea.

De un momento a otro el me agarra de la cintura y pega sus labios a los míos. Siento una electricidad recorrerme entero el cuerpo, disfruto de sus labios. Pongo mis manos en su nuca para profundizar el beso y su lengua se abre camino en mi boca y yo la acepto gustosa. Seguimos besándonos hasta que siento que ya hemos exagerado y me separo lentamente.

El me mira con las pupilas dilatadas y los labios hinchados, me pongo como un tomate al instante.

Todos aplauden y empiezan a acercarnos para felicitarnos por nuestra relación pero yo no les presto atención. Sigo pensando en el beso que acaba de pasar, eso no fue para nada actuado.

Pido disculpas y me dirijo al baño aun asombrada por el beso. Me miro en el espejo y veo que tengo el labial corrido, mierda. Si fue tan fuerte y desesperado el beso para terminar así mis labios.

Pero hay que admitir que este beso fue mucho mejor que le otro del bar, mil veces mejor. Me toco los labios aun con el sabor de su boca y no puedo evitar sonreír como una adolescente calenturienta.

Salgo y localizo a Daniel fumando un cigarro.

— ¿Tu fumas? —interrogo, el asiente con su cabeza.

Suspiro.

— ¿Que paso ahora?

Niego con la cabeza pero igualmente lo digo.

—Es que siento que no se nada de ti y tampoco nada de mi, se que tu y yo no tenemos nada que ofrecernos pero como vamos a pasar mucho tiempo en esta farsa quisiera saber un poco de ti —el me mira sin ninguna expresión en su cara—. Sabes que ignórame, no pasa na…

—Esta bien, dime que quieres saber.

Pienso una pregunta pero me viene a la cabeza la preguntas más básicas.

— ¿Color favorito?

—Negro.

—Me lo imagine, eres de esos tipos oscuros y toda esa mierda —el me mira como si tuviera tres cabezas, empiezo a reír a carcajada—. No me malinterpretes eso esta bien, solo que es muy obvio.

Apaga el cigarro y toda su atención se pone en mi.

—Haber si tu me crees tan básico, dime tu, ¿cual es tu color favorito.

Trato de pensar pero me vienen muchos colores lindos.

—Tengo muchos, pero si debería eligir uno seria… celeste. Si, ese mismo  —sonrío feliz por no aburrirme y estar con Daniel, que de vez  en cuando me agrada su presencia—. Me toca, serie favorita.

Veo que lo piensa y me mira.

—Criminal minds.

—nunca la he visto… la mía es Gossip girl —por su mirada puedo deducir que nunca se la ha visto—. Ya la veras conmigo alguno de estos días.

Ya estamos acostumbrados a que el me visite y veamos películas mientras comemos y discutimos por estupideces.

—Una locura que quieras cumplir. —pregunta Daniel esta vez.

Me pongo a pensar hasta que se me ocurre una muy divertida que nunca pude hacer.

—Ir de buceo y después dormir bajo las estrellas. —veo como el graba esa información en su cerebro y sonríe.

—Yo seria hacerme un tatuaje, nunca lo he hecho por que nunca he tenido algo que tatuarme. Espero algún día encontrar esa cosa que me inspire tanto para tatuarme.

Asiento con la cabeza y disfruto de este momento, el se esta abriendo conmigo y me agrada, siento una sensación muy linda en mi estomago.

---

—Gracias Luisa y William por invitarnos. —los abrazo a mis suegros falsos.

Voy hacia el Porsche, Daniel viene detrás de mí. Entramos en silencioso y el avanza por las calles de Roma. De verdad la pase bien hoy, solo recordar el beso me hizo sentir cosquillas en la barriga y admito que me agradan.

Llegamos a mi edificio pero no me bajo, no se porque no lo hago. De repente presiento lo que mi cuerpo quiere.

—Daniel…

El se da la vuelta para mirarme y baja su mirada hasta mis labios, hago lo mismo. Pasan unos segundos en silencio con una tensión mas que notable hasta que no aguanto más y tomo la iniciativa para de nuevo besarlo.

Nuestro labios se juntan como imanes, como su estuvieran predeterminada a unirse. Agarro el cabello de Daniel para buscar mas placer en el beso y el baja sus manos hasta mis cadera y las aprieta, suelto un jadeo y nuestras lenguas se encuentran.

Detengo el beso para decirle lo más tonto y estupido que pude haber dicho.

—Daniel… me gustas. —admito, se separa bruscamente y me mira sorprendido, hasta yo estoy sorprendida.

Pasan minutos o tal vez horas no se muy bien pero no dice nada ni lo va a hacer, así que con la dignidad que me queda salgo rápido del auto y me encamino a mi edifico.

Me creo mas estupida la creer que el me va a seguir pero no lo hace, al contrario arranca su Porsche lejos de mi y de mi declaración. Avanzo rápido y entro a mi departamento.

No me desvisto ni me pongo la pijama, simplemente me acuesto en la cama como ovillo y me salen unas cuantas lágrimas. Estoy molesta con el pero sobretodo conmigo misma. ¿Cómo deje que me pasar esto? Sigo llorando hasta que me quedo dormida y por fin pueda descansar de esta noche tan de mierda.

***

Ay Daniel...

Mal ahí :/

Capitulo corto <3

El siguiente es buenísimo!

Hasta luego.

Ashuuuuu



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