Capitulo 9.

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                    Noches Amargas

Valerie

Son las seis en punto y estoy esperando a Daniel al frente de mi edificio, me siento un poco cabizbaja por lo de hace minutos atrás, después de ese acontecimiento decidí guardar la caja lo mas lejos de mi vista e irme a alistar.

Mientras estoy en mis absorta en mis pensamientos veo como un Porsche negro se para y de ahí sale Daniel, rápidamente lo repaso de pies a cabeza, trae un smoking donde se ve bien su cuerpo, su pelo negro queda perfectamente ordenado.

—¿Te gusta la vista? —se acerca y me llega su aroma.

Me encojo los hombros.

—He visto mejores.

Rodea los ojos y me señala el automóvil, entro en el asiento de copiloto y el aborda para embarcarnos en la carretera de Roma.

Hoy vamos a ir a una fiesta de accionistas y socos de la empresa Silvestri, donde también Daniel va a anunciar nuestro “Noviazgo.”

Pasamos el tiempo en silencio, hasta que decido poner la radio para aligerar el ambiente, siguen los minutos hasta que el rompe el silencio.

—Hoy te veo rara.

—Wow, gracias. —digo con sarcasmo.

No decimos mas nada hasta que llegamos al hotel donde se celebra la fiesta. Apenas salgo del Porsche veo como los paparazzi nos abordan, tomándonos miles de fotos. Por el rabillo del ojo veo como Daniel se me acerca y pone su mano en la parte baja de mi espalda. Me llega una corriente de electricidad automática que me asusta.

Avanzamos hacia la entrada donde veo al Sr. Silvestri y una mujer a su lado, por lo que pienso que es su esposa.

—¡Valerie! —me saluda con cariño el Sr. Silvestri, yo le correspondo el abrazo.

Veo como la mujer, que supongo que es la madre de Daniel se me acerca y yo sonrío tensa.

—Querida, me han hablado tanto de ti. —al ver como me sonríe con dulzura, me agrada de inmediato.

—Igual a mí de usted. —digo una pequeña mentira pero cordial a la vez.

Decidimos entrar al comedor, esta distribuido por mesas, veo que me toco con la familia de Daniel.

Que noche me espera.

Las siguientes dos horas me las paso bebiendo champagne y hablando de trivialidades con la madre y padre de Daniel, ya que veo a este le comió la lengua el gato.

—dime linda, como te va la vida en Roma?

Ya que lo pienso llevo un mes en Italia y no he logrado una mierda.

—Bien, dentro de lo que cabe.

Paso mi vista por toda la sala y no veo a Daniel.

Menudo acompañante.

Me excuso en decir que voy al baño y salgo hacia la salida, lista para pedir un taxi. Pasan diez minutos y llega mi taxi, decido no irme a la casa, aprovechando la pinta que traigo de diosa y le pido que lleve al club más cercano que haya.

Me deja en un club llamado Effimero, veo la fila que hay pero no tengo el tiempo para eso, así que decido entrar por medio de la manipulación.

—Hola, lindo —saludo empalagosa y me acerco a el guardia.

Veo como me come con la mirada y al instante me deja pasar.

Perfecta ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora