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Cuando llegó al hospital, lo primero que hizo fue tomar aire. Había corrido tres cuadras para llegar al hospital desde la parada del bus. Luego prosiguió a pedir información en la recepción y ya. Trotó (para no incumplir con el reglamento de no correr por los pasillos) hasta la habitación del menor después de haber entrado al elevador.

Llegó hasta la habitación número doce y cuando estaba por tocar esta se abrió por sí sola. Bueno no tan así, pero esta es una narración desde el punto de vista de Jeno, así que todo debe tener una pizca de exageración. Un hombre de hombros anchos abrió la puerta desde adentro y le sonrió al azabache que era un toque más bajo. Por milímetros más bajo.

—¿Hola...?

—Oh, hola. Soy Lee Jeno... Amm... Busco a Na Jaemin.

—Claro, pasa —. El hombre se hizo a un lado y Jeno tuvo la oportunidad de pasar. La camilla del hospital tenía a Jaemin aferrado a ella y unos cuantos tubos más. El menor al verlo no sonrió, pero en la imaginación del azabache tenía la sonrisa más hermosa y grande que cualquiera podría tener.

—Hola, Jeno hyung—saludó el menor haciéndose a un lado para darle lugar en la camilla a Jeno. Pero el pelinegro prefirió optar por tomar asiento en una de las sillas cerca de Jaemin.

—Hey... Me dijeron que te desmayaste ¿Todo en orden?

—Estoy bien, mi cuerpo no duele como en la mañana y ahora que estás aquí ya está todo mejor.

—La hora de visitas está por terminar, igualmente mañana Jaemin volverá a casa. Cuando acaben sal que debo hablar contigo —dijo aquel hombre de anchos hombros, y luego salió del cuarto para que los menores tuvieran ese momento íntimo que, al parecer, necesitaban.

Jaemin observó al azabache cuando su psicólogo abandonó la habitación. El mayor no le devolvía la mirada; a decir que, algunas veces, Jaemin podía intimidar y ponerlo nervioso. Como en esos momentos.

Carraspeó para aliviar el silencio y buscó en el cuarto de donde sostenerse y entablar una conversación que fuera agradable para el castaño.

—¿No vas a preguntar qué pasó?

—¿Quieres contarme?

A Jaemin nunca le habían preguntado si quería contar lo que le había pasado. Solo llegaban y exigían saber lo sucedido. Jeno siempre sería diferente. Diferente no era tan bueno, según Jaemin, pero allí estaba él contando los minutos que restaban para que la hora de visitas terminara. No quería que Jeno se fuera.

—Me dijeron que estaba enamorado. Y las personas enamoradas se dan besos.

Jeno asintió dando a entender que comprendía hacia donde iba el asunto.

—Yo le di un beso en la boca a Hendery y él me dijo que le daba asco... Estoy acostumbrado a que me digan cosas así, pero los demás se empezaron a reír y a filmarme. No quería que me vieran, Hendery me miraba raro y yo no quería. Me dolía mucho el pecho cuando me decía lo asqueroso que era.

¿Iba a llorar otra vez? ¿Por qué lo haría? Las personas normales lloraban, él no era normal ¿Por qué lloraba? Ni siquiera sabía por qué lloraba pero seguramente tendría que ver con aquella sensación extraña que se instalaba en la boca del estómago y en su garganta cuando recordaba a Hendery.

—No llores, Jaemin... Te rompieron el corazón, a tu edad está bien que las personas no tomen medidas a rechazar a alguien, pero... ¿Por qué asumiste que él sentía lo mismo que tú?

—Cuando mis compañeros decían gustarse, siempre era mutuo... Si le decía a Hendery que lo quería entonces él también me querría ¿No funciona así el amor?

SILENT BURST || NOMIN (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora