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Salió, caminó y pensó. También buscó trabajo mientras ignoraba las insistentes llamadas del menor. Creía que así lo estaría lastimando, pero en su cabecilla tonta aún permanecía la idea de que Jaemin era incapaz de sentir aquel dolor. Cuando se sintiera valiente le marcaría y tal vez acabar esa aventura.

Vestía de camisa y corbata. Demasiado formal para un trabajo de medio tiempo y demasiada inexperiencia para uno real. Su cabello azabache peinado hacia abajo cubría sus cejas y su lunar era visible gracias al poco maquillaje que portaba. En el centro, esperaba que el tiempo viajara rápidamente mientras que en su diestra traía un licuado de banana, siendo este su menos preferido.

Los mensajes por parte de Jaemin paraban por momentos para luego volver a atacar, Era divertido y Jeno no entendía por qué su corazón se descontrolaba por un simple niño que apenas estaba entrando a la etapa de la pubertad. Era bonito, por así decirlo. Cuando el sol comenzó a ocultarse y el atardecer le entregó su esplendor entendió qué era lo que su corazón buscaba en el menor.

Tal vez había encontrado aquel amor que ni él podía entregarse. Y ahora comenzaba a comprender por qué era peligroso. Si lastimara a Jaemin ¿Realmente lo lastimaría sabiendo que junto a él era propenso a sufrir peor? A veces era mejor acabar con el sufrimiento con más sufrimiento.

—¿Qué haré contigo? —se preguntó a sí mismo.

—¡Hola! ¿Qué tal? Somos una organización social donde tratamos de abrir mentes, estamos repartiendo estos volantes y si quieres puedes presentarte. Nuestro trabajo consiste en ayudar a entender a las personas por qué está mal utilizar discapacidades como insul-

Jeno observaba los labios de la muchacha que se le había acercado con una pila de volantes del mismo color. Parloteaba demasiado y llegó a concentrarse tanto en su boca que noto cuando su lengua golpeaba contra el paladar o los hilos de saliva cuando abría y cerraba. Ella le entregó el papel y él pretendió leerlo, al fin de cuenta sabía que terminaría botándolo. Cuando la extraña se fue, creyó haber quedado solo nuevamente, pero la voz chillona y la cabellera rubia junto con ese perfume extraño llegaron para avisarle que aún no era momento de tanta soledad.

—Jeno... ¿Qué te trae por aquí? —saludó Yeeun.

—buscaba trabajo, pero no es fácil.

Ella tomó asiento a su lado y ambos miraron al frente sin hablarse por un rato, hasta que Yeeun consideró que ya había pasado mucho tiempo.

—Tienes cara triste —dijo ella.

—Estoy triste —estaba mal pensar que Jaemin podría a responder de aquel modo. Estaba mal pensar en Jaemin.

—¿Por qué?

—Las personas olvidan que soy humano.

—¿Quieres charlarlo?

—¿Por qué debería? No te conozco. A penas sé tu nombre, donde trabajas y qué estudias. Siquiera tu apellido y si me lo has dicho lo habré olvidado. Creo que mi madre piensa que soy peligroso.

Jamás se vio a sí mismo contándole sus problemas a una desconocida, pero de algún modo se sentía confortante. Su celular seguía vibrando, pero ya era parte olvidada para el azabache. La chica que buscaba conversar con él se encargaba de hacerlo olvidar. Mas era chistoso, ya que ella hablaba y lo hacía hablar sobre las cosas que no quería pensar. Chistoso porque al hablarlo no lo pensaba. Sus recuerdos se volvían palabras y las palabras el viento se las llevaba para jamás nadie recordarlas.

—¿Por qué dices que eres peligroso? —indagó Yeeun intrigada por la vida del azabache.

—Me gustaría saberlo.

La rubia observó al pelinegro. Decaído y triste consigo. Ser buena persona tenía sus consecuencias, no podía dejarlo allí llorando en seco. Propuso pasar la noche juntos, o al menos el tiempo que quedaba de ella. Jeno aceptó y caminaron uno al lado del otro por el centro sin detenerse en ninguna tienda. Solo caminar sin hablarse. Solo caminar y nada más que caminar.

—¿Qué dice el volante?

—Dice... —levantó el papel y leyó en voz alta —lunes a las cinco horas taller para abrir mentes y mostrar un nuevo mundo que no entendemos. Puedes traer a tus amigos para compartir ideas.

—¡Oh, es genial! Fui una vez, tienen dinámicas divertidas, pero hasta donde sé siempre cambian de temática ¿Te dijeron sobre qué se trataba esta vez la organización?

Tenía un leve recordatorio, pero con mucha neblina. Así supuso que la mejor opción para esos casos sería negar y ella pareció comprender que en el momento en el que se lo dijeron, él no estaba del todo presente en la tierra.

—Podemos ir juntos si quieres... —propuso la rubia.

O podría ir con Jaemin. Tal vez los tres juntos.

—Claro, llevaré a un amigo —respondió él. Amigo comenzaba a sentirse extraño ¿Era adecuado pretender salir con alguien al que pensabas dejar sin ser nada? Tomó su celular abriendo la sala de chat donde ochenta y siete mensajes lo esperaban hablando de tal personita. Al parecer las personas ya se habían enterado de su sesión de besos y nadie estaba de acuerdo con ello. Ignoró a todos y entró el chat del menor.

¿Quieres venir conmigo y una amiga a la charla sobre abrir cerebros? —HJ

Sería genial ¿Me darás un beso si voy? —JI

Todos los que quieras—HJ

Todos los que quieras—HJ

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SILENT BURST || NOMIN (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora