La pasaban bien juntos. Estaba claro. Jaemin olvidaba quien era por minutos y Jeno le regalaba una nueva versión a la vida. No tenía que estar asustado porque la señora con el nene inquieto a su lado se moviera y sin querer lo empujase. No había miedo. No lo habría mientras Jeno estuviera con él.
Hace unos minutos que el atardecer había finalizado las pocas estrellas de la noche decoraban el cielo nocturno mientras que los postes de luz robaban toda la atención. Los locales del centro seguían abiertos y no era necesario preocuparse por la hora ya que era viernes y los sábados ninguno de los dos tendría clases. Para Jaemin estaba bien aquello; pasar tiempo que su hyung era simplemente algo que nunca habría querido, pero disfrutaba.
Había zonas con temáticas un tanto chinas y otras japonesas. Algunos optaban por irse del lado latino como aquel bar llamado "Señorita" que tenía una decoración que le encantaba. Pero mantenía sus raíces fieles a las comidas clásicas de su país. Era un poco sensible a los gustos excéntricos de américa. Salado, picante, insulso, dulce ¡Eran todos diferentes!
—Te tengo un regalo —le dijo Jeno a la vez que tomaba asiento en una de las bancas libres. Llevaba consigo una mochila negra pequeña, pero del suficiente tamaño como para que su regalo cupiera perfectamente.
De allí se asomó una patita amarilla y para ponerle un poco de emoción, Jeno la movió mientras hacía ruidos raros con la boca. No se percató en su juego que el menor no dejaba de mirarlo y descifrar qué tanto de especial tenía el azabache. Había momentos donde se sentía ahogado y quizás, solo quizás... Estaría entendiendo la comparación del amor y el mar de ese escritor desempleado.
—¡Ta tan! —exclamó el pelinegro sacando por completo el muñeco amarillo de pico naranja de su mochila, lo lindo fue que, pegado en su pancita de felpa, tenía un cartel que decía:
No soy un pato, soy un pajarito
¡Amame!
No supo si fue como gritó aquel «¡Ta tan!» o si fue el cartelito. Tal vez había sido su sonrisa o su alegría. O la forma en que su existencia era un punto final en una historia. Pero Jaemin podía jurar que, dentro suyo sin saber cómo o por qué, un estallido había acabado con todo su silencio. Fue una bomba que corría en tiempo y había decidido que aquel era el mejor momento para explotar.
Jaemin se sintió un poco abrumado. Era como una venda que se caía lentamente mientras el bellísimo paisaje de lo real se daba por primera vez paso al frente. Y si su cuerpo no estaba equivocado podría afirmar que se sentía igual a como lo hacían los personajes de los libros que la señora Park le leía. ¿Le gustaba Jeno? Era todo un tema, porque su libreta se la había olvidado y no estaba haciendo cálculos como lo hizo cuando creyó haber estado enamorado de Hendery. Era tan distinto que prefería encogerse como perro y esperar a saber lo que sucedía con él.
—¿No te gusta? Me costó mucho obtenerlo —puchereó —Pensé que te gustaría ya que tienes tantos animales en tu cuarto y quería que tuvieras uno de mi parte.
¿Estaba mal si comparaba el pico del pato con el puchero de Jeno? Quizás era irrespetuoso.
—Es lindo.
Se parece a ti. Pensó Jaemin.
Lejos el cielo se iluminó por centésimas y luego se escuchó el trueno. Seguían en época de abundantes precipitaciones y al parecer no estaban seguros si se quedaban más tiempo. Además, que Jaemin hubiera olvidado a las personas por un tiempo largo no le afirmaba que se sentiría a gusto bajo la lluvia y menos si era tormenta eléctrica.
ESTÁS LEYENDO
SILENT BURST || NOMIN (ADAPTACION)
FanficEl chico de enfrente no habla. No juega, ni ríe. tampoco se lo ve con amigos. El chico de enfrente es muy raro. y Jeno demasiado curioso. Esta historia no me pertenece todos los derechos para @minhino