🐶Epilogo🐰

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Hace unos cuantos meses que se había comprado una bicicleta lo bastante moderna como para que no le doliera cuando se la pasara horas andando por la ciudad sin un rumbo fijo en sus días libres. No eran muchos, los suficientes según su médico para alivianar el estrés que le generaba ser un adulto. Ese día creyó que era perfecto. Día libre por año nuevo y la gente corriendo de acá para allá.

Demasiado tráfico, pensó, no creo que llegue a tiempo. Sin embargo, a comparación con el resto de los ciudadanos que solo tocaban sus bocinas y gritaban insultos por la ventana, Jeno apoyó su cuerpo en el manubrio y esperó pacientemente a que el semáforo cambiara de color. Así le había enseñado su médico; respira y espera a que las cosas solo sucedan por sí solas.

El semáforo cambió a verde y escuchando a los autos gritar, Jeno se acomodó y pedaleó nuevamente. La bolsa con verduras que colgaba del manubrio no dejaba de chocar con el fierro debido a la velocidad con la que el azabache se desplazaba. Aunque se mostrara sereno y bonancible, también estaba un poco preocupado. No quería llegar tarde cuando ya había prometido que llevaría la verdura para las ensaladas, la señora Na le había dado su voto de confianza y aún debía ganarse a sus futuros suegros.

Porque a pesar de haber pasado tiempo, Jaemin y Jeno seguían siendo una especie de amigos que se tenían ganas.

La familia Na se habían mudado. Jeno para verlo debía de estar manejando su bicicleta una hora y media, no literalmente, pero llegaba muerto y exhausto, por lo que acababa tirándose en la cama del menor a dormir y este lo terminaba despertando porque ya había dormido lo suficiente; según Jaemin, claro.

Era su alarma humana; cuando le decía «¡Hey, Nana, ¡despiértame dentro de una hora!» el menor iba y lo despertaba exactamente a las 14:54 si él se había echado a la 13:54. No llegaría tarde nunca a ningún lado, siempre y cuando durmiera cerca de Jaemin.

Se encontraba demasiado feliz, Jaemin ya tenía 18 años y la universidad a la que quería ir lo había aceptado. Cuando lo contó en una de las tantas cenas que compartieron juntos, Jeno había llegado a llorar mientras que Jaemin no entendía por qué se emocionaba tanto.

«—Es que tú no entiendes, Nana.

—¿Que no entiendo qué? ¿Por qué lloras? ¿Otra vez te mordiste la lengua?

Mas el mayor seguía con su intento por cubrir su rostro con la copa de vino en aquel restaurante. No creía que su pequeño, bebé, bonito, ángel y todo lo demás; estaba creciendo y ya estudiaría en la universidad.

Está tan grande...

—¿Cómo no puedes emocionarte por esta noticia? ¡Jaemin, ya no eres un niño! No caigo... Yo quiero que sigas siendo mi bebé...

—Hyung, dejé de ser un bebé cuando dejé de usar pañales, pero tú siempre me dices así... Me puedes seguir diciendo bebé, no me molesta.

—¿Ay, por qué eres tan lindo? Lastimas mi corazoncito...

—Lo siento»

Con aquel recuerdo se encargó de llegar lo más pronto posible a la nueva casa de los Na, y festejar año nuevo con lo que consideraba como "una de sus tantas familias" a veces creía que era igual a un huérfano deambulando de casa en casa y familia en familia, pero aquellas personas disfrutaban su presencia y él la suyas ¿Entonces qué estaba mal?

Como siempre, llegó cansado; con las piernas palpitando, los brazos cansados, y un textura extraña en sus manos debido a la goma del manubrio. Tronó su cuello y estiró sus músculos, tomó la bolsa y caminó hasta la entrada. Al tocar el timbre contó los segundos que Jaemin se tardaba para abrirle con una sonrisa que fácilmente podía ser percibida como la de un tonto enamorado.

SILENT BURST || NOMIN (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora