BUSCANDO A KAGOME

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Capítulo 4:

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Capítulo 4:

Una madre preocupada por su hija y entre lágrimas en los ojos y una desesperación lúgubre sigue buscando a su hija a pesar que es de madrugada y el peligro está presente en las calles

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Una madre preocupada por su hija y entre lágrimas en los ojos y una desesperación lúgubre sigue buscando a su hija a pesar que es de madrugada y el peligro está presente en las calles.

Grita su nombre lo más fuertemente que puede, hasta quedarse afónica.

No sabe dónde está. Creyó que había ido a la escuela. La dejó sola, se queja porque sabe que fue un error, últimamente su hija actúa de manera extraña. Sin embargo ha intentado acercarse a ella y tener una conversación madre e hija, pero simplemente Kagome pone una barrera.

—¿Qué es lo que habré hecho mal?— se pregunto así misma.

No hay respuesta. Ya busco en todo los lugares que su hija frecuentaba y eso lo sabe porque en ciertas ocasiones le dijo que estaría ahí.

La mujer está muy mal. Y algo cansada con el estómago vacío. Decidió dejar de buscar porque quizás era una broma de muy mal gusto y cuando regrese la chica tendrá su merecido.

Su madre piensa que se debe al internet, y a esos amigos que no son reales y que probablemente fue a conocer a un muchacho.

La última vez que la vio en el teléfono hablando con un hombre por el otro lado del teléfono practicaban sexting. Se enfureció tanto que dejó a su hija sin teléfono por casi por tres meses. Eso sí el regaño fue lo suficientemente grande para hablarse cortantes y serías, sólo viven ellas dos. El abuelo había fallecido el año pasado por navidad.

Sin duda vuelve a llorar y le suplica a los Dioses que su hija se encuentre bien, sana y salva. Porque sabe que no puede llamarla "desaparición" a menos que pase setenta y dos horas.

Sabe que aunque está cansada no podrá dormir. Su hija es lo único que tiene. No es rica, ni pobre, sólo una mujer con estabilidad económica promedio.
«Tal vez no huyó, tal vez la secuestraron», pensó asustada con todo el cuerpo erizado al imaginar la escena y su hija gritando sin que ella o alguien la pudiera salvar. Últimamente el barrio es peligroso.
Si pedían rescate y ella no podía pagarlo, su hija le espera una muerte segura.

La madre se atormenta sola con todo ese remolino de emociones. No quiere perder a su hija.

Escuchó el mahullido del gato. Se había olvidado de su presencia y al verse acercado la mujer salto del susto percatandóse que está inquieto.

Ella lo sostuvo en sus manos y lo cargó.

—¡Tú también estás preocupado por Kagome! ¿Eh?

El gato sólo clavo la mirada. Si pudiera hablar probablemente le diría qué fué lo que pasó y que por su culpa se siente de esa manera la pobre humana.

Mañana continuará su búsqueda porque no va a descansar hasta encontrar a Kagome.

La Bestia está endurecida

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La Bestia está endurecida.

«¿Qué es lo que hiciste Sesshomaru?»

—Salvar a la pobre humana.

«¿Me estás desafiando?»

—No, pero ella es inocente, como todos los que les haces daño. Ella no tiene la culpa de tus instintos.

La Bestia se rió.

«¡Acepta que te atrajo esa humana!»

Sesshomaru afirmaba constantemente que era mentira y falacias inventadas por la Bestia, sin embargo una parte de él tiene razón y no quiere aceptarlo. Por mucho que sesshomaru intente no aceptarlo, Yako no es tonto.

—¿Por qué te liberaste de mi sello para advertir mi presencia?

Sesshomaru está cansado de ser una presa, quiere ser libre, quiere enamorarse y ser un hombre normal.

La Bestia conoce sus emociones nunca lo dejara libre. A menos que se quiera divertir un poco para torturar al pobre humano de manera desagradable.

«Recuerda que es mía, la he marcado».

—Con orina— hizo una mueca de asco. —Es perturbador.

«Pronto mis colmillos estarán sobre su cremosa piel y no podrás hacer nada para impedirlo»

Escuchar esas palabras por parte de la Bestia no son de tomarse a la ligera. Sesshomaru lo sabe bien, porque cada amenaza la cumple. Decidió mantener su distancia y nuevamente se oculta en su interior.

La Bestia no debía seguir atormentando, debía ser destruido o domesticado como un perro.

¿Pero quién? Si todos le temen al gran Yako.

A cómo de lugar Sesshomaru debía escapar, buscar a la chica y ayudarla a escapar. En tres noches sería luna llena y podrá ser liberado y tomar a su contraparte humana, dejar dormido a Yako, son noches cansadas, para él. Porque hasta la Bestia más temible tiene debilidades.

«¡Juro que te protejere!», pensó Sesshomaru, no importa que muera...

La Bestia oyó sus pensamientos y se mofa por la incredulidad del humano. «No puedes salvarla y si lo haces, no dudaré en matarte Sesshomaru».

 «No puedes salvarla y si lo haces, no dudaré en matarte Sesshomaru»

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