LA BESTIA ANDA SUELTA

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Capítulo 2:

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Capítulo 2:

La Bestia nuevamente, hace de las suyas

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La Bestia nuevamente, hace de las suyas. Volvió a atacar, otra aldea ha quedado parcialmente destruida.

Hay muchos muertos y Yako está satisfecho. O al menos eso cree.

Cuando de repente le llegado un olor que inunda sus fosas nasales, y no es hedor a sangre exactamente. Es totalmente distinto, un aroma dulzón entre cereza, canela y vainilla.

La Bestia se ha descontrolado.

Con sus ojos llenos de odio busca de dónde proviene ese olor poco peculiar, sin embargo no encuentra a su portador.

Yako prefiere ignorar esa escencia invisible, no puede es más intenso a cada paso que da.

E inclusive adictivo porque la Bestia nunca se ha topado con un aroma tan particular.

Ha sido capturado y ese olor lo envuelve en una burbuja turbulenta, se siente perdido quiere probar esa sangre, si es esa sangre que lo ha hinoptiza y Yako se siente amenazado, nunca en sus 800 años había experimentado algo como eso. Debe despertar, e inspeccionar de que mierda se trata antes de sentirse débil, vulnerable. Porque la Bestia no debe tener características de humanos, él es fuerte y sanguinario. Se mordió así mismo y salió del trance. Gruñó y ahora está más concentrado.

Corrió y corrió.

El olor persiste en el ambiente. Pero ahora está envuelto con aroma a pino y agua dulce.
Acercándose a las orillas del lago, no ve a nada, sin embargo no se equivoca, ese hedor perfecto está ahí.

Con cautela se quedó a inspeccionar. Y entonces quince minutos después, vió de quién se tratase, efectivamente es una mujer, la vio... Totalmente desnuda. Es perfecta, piel blanca, cabellos castaños es sólo lo que puede mirar a esa distancia...

La Bestia tiene curiosidad por una humana, por primera vez...

Sigilosamente se oculta entre los árboles y la observa de espaldas.

Tiene espalda delgada y se puede notar sus vértebras y sus caderas son definidas... Pero a la Bestia no le importa esas falacias, no es humano, si lo fuera estuviera gozando del panorama a tal grado de la masturbación y la violación. A él le importa la sangre que corre por sus venas, la escencia pura y rojiza. Aquella sustancia vital para esa joven desconocida.

Yako quiere intervenir y acabar de una vez por todas por esa droga nueva. Sin embargo, si lo hace de una vez el gusto por algo distinto no aparecerá de la nada.

Debe probarla... Si, pero en pequeñas probadas, hartarse de una vez no serviría ¿Para qué devorar todo el banquete de una sola mordida? Cuando puede ser despacio y degustar poco a poco lo que estás probando si ese banquete puede durar por algo de tiempo.

Sólo debe observarla, vigilar sus pasos... Para que nadie más la agarre y se apodere de ese fruto prohibido.

Desde ahora la ha proclamado suya...

La cuidara entre las sombras... Si es termino de protección aunque la Bestia no cuida a nadie más que a él mismo. Esta vez es distinto y lo sabe muy bien.
Aquella mujer se giró agachándose y levanto su ropa extraña del suelo. Al incorporarse pudo mirar sus senos perfectos y algo pequeños, el vientre plano, el triángulo de venus bien depilado y las piernas largas algo delgadas pero frondosas. Sin duda la Bestia tendrá de dónde clavar sus colmillos.
Su belleza es aún más cegadora e impresionante, el rostro angelical que posee esa mujer provocaría las ganas de querer protegerla, pero Yako no le interesa, él es un depredador, un demonio, una Bestia. Es caos y destrucción pura.

La mujer camino y camino a pasos lentos, levantaba y giraba la cabeza por todos lados para ver con más cuidado y sutileza el lugar.

La Bestia puede escuchar su respiración pausada y los latidos de su corazón que algún día dejarán de funcionar.

Una sonrisa burlona de oreja a oreja se dibuja en el rostro dejándole ver sus colmillos grandes, fuertes, blancos y aterradores que descuartizan con una sola mordida.

La mujer ni siquiera se percata de su presencia. Es tan sólo una muchacha de 18 años que no proviene de esta época.

Ella piensa regresar de dónde vino y salió.

Aquel viejo pozo está a la vuelta de una esquina.

Ella tiene miedo de saltar, pero que más daba. Tal vez una caída era menos dolorosa para quitarse la vida que unas tijeras clavadas en el corazón. Es una mujer triste. El dolor está presente en su vida, día a día tiene que lidiar con ello y ya está cansada sólo quiere un día de paz.

Así que se impuso y se dejó caer sin pensarlo.

Yako abrió los ojos de par en par ¿Qué es lo que había hecho esa humana estúpida?

Corrió a alcanzarla. Su presa debería morir en sus garras y no por ella misma.

Él es veloz y podría alcanzarla antes que ella caiga y se de un fuerte golpe en el cráneo.

Cuando llegó ella está inconsciente, pero no muerta o eso es lo que cree porque aún puede escuchar sus latidos y su respiración muy débil.

El pozo no se abrió para que ella regresará a Tokyo. Ella no pudo escapar aunque tampoco quiere regresar. La muerte es lo que busca y lo que realmente necesita porque es su mayor anhelo.

¿Yako será el portador que la llevara a la muerte segura?

Tal vez..., Pero esta vez la Bestia decidió salvarla y sacarla de ahí.

Con sus sutiles garras abre la boca y carga a la chica, como si fuera una pobre e indefensa cachorra bebé. Y la dejo sobre el suelo al lado del pozo. Una fina y delgada linea de sangre se desliza por su rostro. Y entonces su impulso eléctrico de deseo decidió probar ese manjar.

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