DECEPCIONADA

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Capítulo 25:

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Capítulo 25:

Entenderás el dolor, cuando todas tus metas no se hayan cumplido.

La chica ha despertado... Solá y algo débil, se ha percatado que ya no está en aquél sitio lúgubre  lo primero que buscan sus ojos es al hombre de cabellera plateada pero no está.

Quiere gritarle pero por una extraña razón se siente agotada.
No tiene la fuerza suficiente para levantarse, los músculos le pesan a piel de plomo.

Aunque intente luchar con su pesadez no lo logra, ni siquiera intenta levantar un dedo.

Y ahí pasaron unas horas, meditando o quizás llorando, desesperada en su interior.

«Debería vivir en otro lado, debería regresar a casa, sin embargo aunque tenga una familia me siento sola»

La luz del sol la ciega, empieza a emanar calor que arde. Su piel blanca se ha puesto rojiza del quemazón. Así que intenta levantarse, esta vez ya tiene un poco más de fuerzas para caminar.

Se siente sucia y quiere darse un baño, pero desde lo ocurrido con esos hijos de puta prefiere refrescarse con ropa.
Ahí cerca está el lago, podrá hacerlo con calma, sin embargo esta vez no intentará dañar su vida.  O al menos dejará pasar unos días para intentarlo nuevamente.

Camino directo al lago, inhaló profundamente aire y se sumergió hasta que no podía aguantar la respiración y salió para hacer el mismo proceso dos veces más y salió del agua, cuando de repente noto algo extraño en su cuerpo. Había una herida poco peculiar en su entrepierna y al tocarse sintió ardor, como si un simple roce quemará. Quejándose al contacto, observo de cerca y entonces se percató que no era una herida cualquiera, sino muy extraña, no era de una serpiente o una araña porque los boquetes son más gruesos.

«¿Qué será esto?» pensó aturdida, pero también intuyó que se debió al golpe de heridas y raspaduras producidas por el intento de suicidio.

Sólo necesitaba buscar plantas medicinales adecuadas y todo volvería a ser normal.

Busco la planta correcta, una muy similar al trébol y que crece cerca de las orillas de los árboles y hongos. Pero que al momento de cortarse le sale una especie de saliva o mucosa blanquecina. La partió a la mitad y embarró la sustancia en sus dedos y la coloco sobre la herida. Ella se queja del dolor con gestos y muecas podría llorar mientras sopla con la otra mano.

Cuando estuvo seca camino de regreso a la cabaña de la anciana si aún era bien recibida sino debe buscar la forma de volver a su lugar de origen o pedir posada en cualquier sitio al fin nadie dudaría en darle asilo permanente porque es ella la salvadora de las aldeas del oeste.

Odia ese apodo sobrevalorado y chusco sino pudo salvar su destino mucho menos podría hacer aquello que todos los aldeanos.

Suspiraba mientras el agua caía a chubascos de su ropa y camino aquella casa de gente desconocida
Pensando que diría o que explicación dar aunque no tiene por qué hacerlo.

Caminó despacio hasta por fin llegar.

La anciana la esta esperando con una expresión de furia.

—¡Buenos días!— intento ser imparcial y fingir una sonrisa.
—Con permiso. La anciana la jaló del brazo bruscamente, a pesar de la edad, aún posee fuerza suficiente para dañar. Kagome intenta safar su brazo quejándose. —Este no es un sitio de entrada por salida.

—No tengo por qué darle explicaciones de mi vida.

Logro librarse pero no pudo evitar sobarse. —Con todo respeto señora, yo sólo estoy aquí porque no puedo regresar a mi verdadero hogar.

—¡Pero eres nuestra salvación!

—Yo no le intereso en absoluto, sólo busca una libertad que Ya..., Casi menciona el nombre de la Bestia, cuyo nombre sólo debe saberlo ella y el hombre que lo bautizo. —¡Olvídelo!.

Con la mirada trato de buscar a Rin pero no está, intuyó que fué a buscarla. —Era noche de luna llena así que estoy bien— concluyó llena de fastidio e irritación.

Quedarse con la anciana no es  correcto, dió media vuelta y camino hacia la puerta y se marchó.

—¿A dónde vas?

—Buscar a Rin ya que no está en ningún lado de esta choza.

Pero ella está cansada del comportamiento de la vieja, su actuar es peor que su madre. A comparación de esa mujer, ella si es comprensiva, de alguna manera tenía suerte pero aún así considera su vida una mierda.

«¿Y si mejor vuelvo a mi casa en Tokio?» pensó que debería intentarlo. «Por muy mierda que es mi vida, allá es mi verdadero hogar y mamá seguramente me está buscando».

Y entonces fué cuando lo decidió.

Intentarlo otra vez, aunque fuese por última ocasión.

Esta vez corrió lo más rápido que pudo hacia el pozo, antes que alguien la cachará, antes que Rin anduviera cerca, mirando a su al rededor y contemplando cada árbol, cada flor, la luz del sol y las nubes, sintiendo el aire fresco y dulce porque quizás sería un adiós y por fin llegó a ese sitio, su respiración es agitada, se recargo sobre la orilla y observo aquella oscuridad.

«Necesito hacerlo»

Cuando intento cruzar una pierna para saltar, escucho ruido, es el crujir de un tronco.

La chica se asustó.

Se giró, para observar de quién se trataba. Sus ojos se abrieron de par en par.

Era la Bestia, protegiendo o apoderarse de aquello que tanto desea.

—¿Yako?— al intentar huir resbaló y cayó al pozo.

Sólo se podía escuchar el eco de sus gritos.

Sólo se podía escuchar el eco de sus gritos

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