LA LLEGADA

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Capítulo 22

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Capítulo 22

Kagome cerró los ojos mientras viajaba en el portal, el miedo la consumía, creyendo que esta vez llegará a otro lugar extraño dónde la llamarán con otro apodo

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Kagome cerró los ojos mientras viajaba en el portal, el miedo la consumía, creyendo que esta vez llegará a otro lugar extraño dónde la llamarán con otro apodo.

O tal vez existe la posibilidad de volver a casa, un nudo en la garganta y el estómago revuelto son los síntomas que presenta. No sabe que podría decirle a su madre de su desaparición, porque para empezar ella no creería semejante disparate que viajo en el tiempo a través del pozo y que la llamaban "salvadora".

El trayecto se terminó y abrió los ojos, su corazón late con fuerza, los nervios están presentes. Se incorporó miro hacia arriba percatandose que todo está lleno de oscuridad es de noche.

Nunca antes había experimentado tanto miedo.

«Debería quedarme aquí hasta que salga la luz», pensó preocupada. Pero si se quedaba probablemente el portal se abre nuevamente y regresaría a aquel sitio.

Así que decidió tomar fuerza para  trepar el pozo e impulsarse hacía delante. Subió con dificultad, el traje de sacerdotisa es bastante ostentoso y aparatoso e incluso pesado. Y las sandalias ni siquiera ayudan.

Cuando llegó hasta arriba levanto la mirada llena de asombro. Está en su hogar.

Una alegría repentina aparecía desbordándose, con una sonrisa amplia y serena. Corrio hacia su casa.

—Mamá— gritó llena de efusividad.
—¿Dónde estás?

Intentó abrir la puerta pero estaba cerrado. No hay luz dentro de su hogar, parece abandonada.

—¡Por favor abran la puerta!— tocando con fuerza en varias ocasiones, esta vez sus ojos se llenan de lágrimas, su mente llega la idea del abandono.

Echó a llorar amargamente.

—Te necesito...

Así que tomo asiento sobre el escalón y decidió esperar. Cruzando los brazos para mantener el calor sobre su cuerpo.

Tenía miedo, pero no tanto como aquella ocasión que iba a ser violada. Tan sólo recordarlo le eriza la piel, pero sus pensamientos cambiaron cuando recordó a la Bestia y a aquel hombre desconocido. Ambos son un misterio, que le motivan a regresar aquel lugar.

Se cuestionó así misma varias preguntas en su pensamiento «¿Dónde estará su Sesshomaru en estos momentos?», «¿Por qué la Bestia quería detenerla y por qué la espiaba?», ¿Qué estará haciendo ese hombre de cabellera plateada?», «¿Con quién estará?» y lo más importante «¿Por qué está pensando en ellos?» sabe que no hay cabida para responderlas a menos que decida volver. Sin embargo intento hallar respuesta a cada una de manera calmada y así tal vez encuentre algo que pueda funcionar para mantener la calma que desde hace mucho tiempo perdió. Y se habló así misma un monólogo.

Probablemente Sesshomaru esté en su casa porque esa cueva por supuesto que no es su hogar— dió un suspiro y continúo hablando.
—Tal vez la Bestia me detuvo porque quería probarme antes que yo desapareciera permanentemente o quizás pensó que corría peligro y tenía la necesidad de protegerme, aunque eso es algo estúpido— se froto la frente para aclarar su mente. —Son ideas estúpidas, porque una Bestia siempre será una Bestia y nunca abandonará su sed de sangre, Sesshomaru tal vez está dándose un buen duchazó. No pudo evitar tener presente su desnudez y las mejillas se le enrojecieron.
—Debo admitir que es guapo— mordiéndose sus labios con fuerza y ahora su cuerpo percibe algo de calor, supone que es algo natural. —Sin embargo no puede gustarme porque yo amo a otra persona aunque claramente sé que entre él y yo no puede haber una relación fructífera y llena de cuento de hadas. Suspiro decepcionada. —¡Carajo no debo pensar en una Bestia y un humano que no son de esta época!— gritó llena de impotencia porque es más que obvio que todas esas respuestas sólo son ideas suyas para pasar el tiempo.

Aún es de noche y su familia no está. Sus ojos se ven cansados y empieza a experimentar una terrible jaqueca por tanto buscar respuestas en sus interrogantes.

Después de todo aquellos días aprendió varias cosas. Por ejemplo que ella puede ser útil aunque lo duda en absoluto. No se siente la heroína de la historia. Pero también tiene lástima por esas personas, porque aunque la anciana era una desgraciada con ella muy en el fondo sabe que ya está cansada de vivir escondida y alerta por causa de la Bestia. Se ha pasado la juventud llena de desgracias y no quiere lo mismo suceda a su nieta. 

—¿Qué hago? Regreso aquel sitio y hago algo por esas personas o me quedó a esperar a mi mamá, aunque sé que este mundo no me gusta ni me hace feliz, aunque el otro está en la misma situación— su expresión se torno melancólico.
—También buscaba mi suicidio en aquel sitio. Me siento desdichada pero la Bestia y aquel hombre me motivan a continuar y no sé la causa de esa sensación.

Tal vez ya había encontrado un motivo para seguir viviendo. Y entonces encontró una respuesta se levantó del escalón y decidió volver a aquel sitio donde había caído y llegado a un lugar extraño, corrió rumbo aquel sitio con el corazón eufórico.

Sin embargo una voz conocida la detuvo.

—¿Kagome, hija mía eres tú?

Ella giró sobre sus talones y la miró directamente a los ojos.

—¡Hola madre!

Un sentimiento de remordimiento inundó su ser. No sabe si correr a sus brazos o ignorarla para saltar al pozo y dejar ese mundo, su hogar en el pasado. Como todo aquello que la ha hecho infeliz.

Y suspiro.

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