LAS TIERRAS DEL ESTE Y DEL OESTE

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Capítulo 10

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Capítulo 10

Desde tiempos muy antiguos ha existido el racismo, clasismo y la división y separación territorial

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Desde tiempos muy antiguos ha existido el racismo, clasismo y la división y separación territorial.
Siendo las culpables que entre razas existan disputas para crear un límite entre la convivencia y el odio. Siendo culpables de un sentimiento de desprecio hacia el prójimo y las tierras. El poder es el veneno más claro cuando una civilización está al borde de la destrucción, siempre habrá la riqueza y la pobreza. Llenando la existencia de buscar la supervivencia y la supremasia. Quienes nos gobiernan tienen sus propios intereses y la mayoría de las ocasiones son malos elementos para la gobernatura. Existen aquellos que buscan el bien para su pueblo pero sus decisiones no son las correctas la mayoría de las veces.
Kagome está cansada de encontrarse en el mismo sitio así que se atrevió a explorar, con ayuda de la pequeña Rin quienes jugaban corrían por todas partes, felices hasta llegar a los límites del este y oeste.

La pequeña niña lo sabía, ese lugar era el último que podían pasar.

—¡Detente!— grito asustada.

La chica se detuvo inmediatamente pensó que se están acercando a la guardia de la Bestia y eso le aterró.

—¿Qué es lo que ocurre Rin?

—¡Estamos en los límites!— sostuvo la mano de la mujer para evitar que siguiera caminando.
—¡Estamos entre los límites.

—¿De qué?

—Este y oeste...

Kagome no comprendía a aquello que se refería, nunca se imagino que en esa época también existiera racismo, clasismo y mucho más. Sólo en Tokyo se veían esas cosas. Ella aún así tiene la inquietud de acercarse a lo desconocido siendo tentada por la curiosidad.

—¿Límites de qué?

—De lo permitido y lo que no.

—¡Explícate!.

—No podemos entrar a las tierras del este. Es un sitio prohibido...

Kagome odia las divisiones raciales, pero aún así tenía curiosidad por saber porque existe una división en esta época cuando todo se veía tan unido y todos tienen un enemigo en común.  La Bestia.

Se colocó en un árbol viejo y grande llamado el "Abeto de las eras" es aquel punto que divide cada reino.

Dió un suspiro y miro hacia el cielo vacío de nubes y aire fresco le cala hasta los huesos, el invierno pronto llegaría.

Rin se sentó a un lado acariciando el pasto seco, rasposo al tacto. Las flores están algo marchitas, pero en si nada florece en el oeste, y la Bestia es la culpable que hasta las estaciones del año sean tristes.

—Los aldeanos del este, son afortunados— dijo la niña con nostalgia. —Ellos no tienen porqué lidiar con la Bestia.

Kagome seguía sin comprender la situación. A lo que la pequeña lo noto y empezó a contarle sobre aquella división de territorio y pueblos.
—Te contaré lo que sé— dijo la niña. —Las divisiones de territorios existen desde siglos atrás cuando existía dos reinos y ambos vivían en abundancia, ambos gobernados por un rey. Kirinmaru del este e Inu no Taisho del oeste. Nada faltaba, el lujo y la riqueza existia para ambos reinos, hasta que todo cambio para el oeste.

—¿Qué pasó después?

La mujer de la otra era la escucha con mucha atención, no le gustaban las clases de historia en la escuela, eran aburridas y algo tediosas, pero ahora es muy diferente. Vivirlo en carne propia es una experiencia algo extraña porque ella vive y vivió y forma parte de dos épocas totalmente distintas. Y ambas con sus pros y contras, con su delincuencia y su tranquilidad. Con su poder y su fracaso. Con sus gobernantes. Pero con la única excepción que la Bestia en Tokyo no existe. Y no es nombrada en los libros de historia, sólo en poemas antiguos que cualquiera puede considerar ficticios. Pero ahora ella sabe que es real.

Rin continúo hablando con cierto tono de melancolía, hacia bastante pausa en sus palabras para evitar el llanto.

El este y el oeste tuvieron conflicto.

—¿Por qué razón?

—No lo sé— encogió los hombros.
—Solo sé que después de aquél acontecimiento, todo se desmoronó en mil pedacitos.

—Tu abuela tal vez sepa algo...

—No, ella sabe lo mismo que yo.

—Alguien lo sabrá...

—Nadie te lo dirá, lo consideran un tema de tabús por el miedo que le tienen a la Bestia.

Pero la humana no se quedaría con esa poca de información en su cabeza, de alguna manera su mente le ordena que debe averiguarlo. Se lo dictaba su corazón.

«¿Por qué tengo esta sensación de  curiosidad ante tales hechos que la anciana y la niña desconocen?».

Tan absorbida por sus pensamientos que ni siquiera escucho que la niña le hablaba.

—¡Deberíamos irnos! Se nos va a oscurecer y la Bestia podría aparecer en cualquier momento.

—Cierto...

El atardecer llega en su camino de manera rápida. La luna llena ha desaparecido, esta vez ha iniciado la fase menguante gibosa decresiente.

Sin saber que en su andar la Bestia sigilosamente las vigila con un deseo excesivo de probar su sangre, el osico y entre sus comisuras se resbala su saliva algo viscosa y venenosa.

Piensa atacar en cualquier momento.

Y Sesshomaru tiene miedo.

La humana puede morir hoy.

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