BESTIA

FAMA

Capítulo 26:

—Si la fama te consigue problemas, entonces no la quiero.

Prefirió correr a los brazos de su madre, tan cálidos, aquella caricia le provocó recordar su niñez y las veces cuando recibía un abrazo después de terminar las clases estudiantiles.

—Por favor perdóname mami— pronunció entre sollozos, sabe perfectamente del daño emocional que había causado y la fama que ahora tendría si volvía al colegio, los murmullos, los gestos y los chismes entre habladurías serían un tormento.

—¿Dónde estuviste este tiempo? ¿ Por qué te marchaste de esa manera Kagome?

«¿Cómo explicarle a mi madre que crucé el pozo?», pensó llena de tristeza. «¿A caso valdría la pena?»

Nunca ha poseído una comunicación directa con su madre, la mayoría de los sucesos que han ocurrido en su vida son un secreto silencioso.

—¿Vas a responder mis preguntas?

Su madre realmente quiere saber la verdad, pero Kagome probablemente no se atreva a hablar.

—Lo haré en su momento, mamá.

La mujer dió un suspiro agobiante, pero al menos sabía que su hija está viva y a su lado, aunque quisiera golpearla, no pude, aunque deseé crear un escenario de interrogación, también no lo haría porque corre el riesgo que vuelva a escapar.

—Hay que entrar a la casa, hace frío.

La muchacha obedeció, sostenida de la mano camino a un lado de su progenitora, con la creencia que probablemente había hecho una mala elección y esos pensamientos la frustran.

—Debes estar cansada, date un baño caliente y duerme un poco.

Su madre en definitiva es una mujer comprensiva, apoya a su hija de la mejor manera posible o al menos lo intenta.

Kagome acepto la orden directa  y subió a su cuarto. Devastada por el remordimiento entro al baño, abriendo el grifo de la bañera y espero a que se llenará. El pequeño lugar se inundó de vapor, era el momento de desvestir su inmaculado cuerpo, dejo caer las prendas y entro al agua, recostada para intentar relajarse, sin embargo no pudo.

«¿Qué voy hacer?»

Su cabeza es un manojo de preguntas, pero aquella es la que más le preocupa porque no tiene repuesta, o al menos no por ahora. Y nuevamente llegó el instinto del deseo por buscar la muerte, es el mejor método para ser libre. Cerro los ojos y se sumerge al agua que por el momento era mayormente tibia en busca de la asfixia por ahogamiento. Dejando entrar el agua a los pulmones, bastaría algunos minutos y ella moriría.

«No lo hagas», escucho una voz suplicante pero a la vez sería y fría.

Ella creyó que era una alucinación por el mismo efecto del desvanecimiento eterno así que ignoro aquellas palabras.

«¡No lo hagas!» volvió a insistir aquella voz grave  que no identifica con exactitud pero sin duda ya la había escuchado en algún lugar. «¡Te necesito, humana!». Concluyó

La curiosidad llega, esta vez se esfuerza por mantenerse con vida y sale del agua tosiendo, golpeando su pecho para inhalar un poco de aire. La taquicardia está presente. ¿Acaso lo que escucho se trataba de un fantasma? No encontró nada fuera de lo normal.

—¡Creo que me estoy volviendo loca— se dijo así misma, saliendo del agua, para colocar una bata que seque las gotas deslizantes de su anatomía. Salió del lugar y dirigió la mirada hacia el tocador sobre él, hay una taza de chocolate caliente con pequeños malvaviscos. La tomó entre sus manos y empezó a beber.

Cada probada le sabe a gloria, pues desde que cayó al pozo no había vuelto a probar un chocolate hecho por su madre. El sabor envuelve su boca y su garganta, es casi placentero.

«Tal vez sería correcto hablar con mamá y contarle todo lo sucedido, tal vez me crea». pensó llena de inseguridad, pero ¿Qué puede perder? Es su madre al fin de cuentas. Además sabe perfectamente que su progenitora posee efectos secundarios de la preocupación y el miedo por la ausencia de su hija, muy notables en el rostro descuidado.

Se armó de valor y fue en busca de su madre para hablar del pozo y su viaje en el tiempo...