Al llegar a la casa de mi princesa la vi dormida, me metí a su habitación, me senté en la orilla de su cama y la observé, el simple hecho de verla me vuelve el príncipe más feliz del mundo, es algo que no se puede explicar, de alguna manera ella me hace sonreir, de pronto sentí como ella estaba a punto de levarse así que me teletransporté afuera de su ventana y desde ahí la vi, ella tomó algo de uno de sus cajones y se fue al baño, ahí lo entendí todo, nadie le esta haciendo daño a mi princesa y no esta enferma, simplemente ella estaba en su periodo, lo que yo estaba sintiendo eran los cólicos que ella estaba sintiendo, demonios ahora que los puedo sentir que molesto y doloroso tiene que ser para ellas, prometo cuidar a mi princesa y consentirla en esos días, y para el resto de las mujeres, mis respetos por tener que soportar estos dolores.
Fuí a mi casa y le preparé uno de los tés que curan todo, estos tés solo los conocemos en el paraíso, en cuanto lo tuve listo, me teletransporté a la casa de mi princesa, le dejé el termo en su escritorio y le dejé una nota que dice "Bébelo, te sentiras mejor... de tu madre" le puse eso para que ella pudiera sentir que su madre lo hizo y que pensara que su madre al prepararle algo significa que se siente mejor. Me quedé en la ventana viéndola descansar, después de horas viéndola dormir, decidí irme a mi casa ya que quiero no ser tan... raro al observarla dormir. Al llegar a mi casa me di un baño y luego me quedé dormido...
Al día siguiente.
—Buenos días joven Arcángel —dijo uno de mis mayordomos mientras me servía una taza de té.
—Buenos días Gil —me levanté, tomé la taza y me arreglé, bajé y mi chofer me estaba esperando, me subí a la camioneta, él cerró la puerta y nos fuimos.
—Buenos días jefe, ¿está nervioso por lo de hoy?
—¿Qué de hoy? —pregunté.
—Su evento de caridad.
—Ah eso —para ser honestos no me acordaba en lo mínimo de ese evento de caridad, pero bueno en fin, por suerte mi asistente se encargará de eso.
—Llegamos —me bajé, entré al edificio y me fui al salón de juntas importantes, al llegar ya estaban todos esperandome, tomé asiento y comence a discutir de negocios.
—Ya con la llegada del joven Lucier ahora si todos estan aquí, quiero decirles que tengo una idea para el nuevo club que queremos hacer, quiero meter mujeres que sepan moverse eso siempre atrae a los hombr...
—Esa idea no —interrumpí al socio que estaba hablando, todos se me quedarón viendo raro.
—¿Usted, NO quiere? —preguntó sorprendido.
—Excato, ¿algún problema? —dije demostrando que la autoridad era mía.
—Eh...no claro que no, pero es un club nocturno...
—Quiero cambiar la temática, ¿va a ser un club nocturno? Si, pero va a ser el club nocturno "El paraíso", será un club donde puedas ir a relajarte, va a ser para ambos sexos, el tema va a estar basado en el cielo, va hacer un lugar libre de alcohol y cualquier tipo de sustancias que ustedes y yo conocen MUY bien, y bueno creo que eso es todo —me levanté, pero antes de poder dar un paso, alguien me tomó del brazo, lo miré diretamente a los ojos pude sentir como eso le generaba miedo.
—No apruebo su idea —dijo él mientras pasaba un gran monto de salíva.
—El que va a poner las cosas soy yo, usted no es nadie para decirme que hacer y que no hacer con MI dinero —lo miré con odio, quería demotrar mi autoridad, comencé a generarle unas pequeñas visiones en su mente.
—Pero... —estaba a punto de decir algo, pero comencé a intensificar las visiones, las visiones que logro hacer son por parte de mi madre, es fácil el como funcionan, lo que debo hacer es que me meto en su cabeza y hago que vean y sientan lo que yo quiero que vean o sientan, incluso puedo hacerlas realidad y hacer que se queden ahí, pero en este momento no es para tanto, después de un rato me salí.
—¿Iba a decir algo Sr. Montes? —pregunté sabiendo la respuesta.
—N-no —sentí como me tenía miedo, no podía ni verme a los ojos.
—Bueno, ¿alguien más? —pregunté, todos se congelarón, nadie podía ni siquiera mirarme a los ojos —.Bueno excelente junta, supongo que es todo por el día de hoy, gracias por asistir —me fui de ahí, al salir tomé unas cosas que había olvidado, mi chofer me esperaba así que solo me subí y me llevó directo a mi casa.
—Hemos llegado —Ali me abrió la puerta y fui a la nevera por un poco de nieve, después fui a mi oficina y me senté, mientras comía nieve realizaba algunas cosas, después de estar ahí un rato, me levanté y fui a arreglar unas cosas que tenía que terminar ya que pronto sería lo de la película, en el camino me encontré un grupo de personas, traté de evadirlos pero me fue imposible, comenzarón a pedirme fotos, no piensen mal, claro que me gusta tomarme fotos con mis fans y así, pero después de hacerlo ya desde hace años comienza a cansar un poco, al terminar llegarón unas patrullas, iban realmente rápido, al ver que se estacionarón en donde trabaja Ashley me preocupé, salí corriendo de donde me encontraba, al llegar había un cuerpo en la entrada, el edificio se estaba incendiando, no podía sentir nada de Ashley, lo cual me ponía nervioso, ya que no logro saber si ella está adentro e inconsiente o si no esta en el edificio, precipitadamente me acerqué a un policía.
—¿Saben si hay alguien ahí? —pregunté asustado, esperando que la respuesta fuera un no.
—Por lo que sabemos hay tres personas, dos mujeres y un hombre, pero no podemos hacer nada hasta que lleguen los bomberos.
—¡Mi princesa! —entré y comence a buscarla, realmente para mí no es nada, técnicamente así está el infierno, solo que el infierno tiene menos humo y más temperatura, pero por primera vez estoy feliz que el fuego no sea tan caliente.
—¡Joven regrese! —gritó un policía, yo lo ignoré.
—¡Ash, princesa ¿Dónde estas?! —gritaba una y otra vez asustado, nunca había sentido tanto miedo de perder a alguien, ni siquiera me interesa el hecho de que si ella muere también muero yo, simplemente no quiero que nada le pase a ella, no puedo perderla.
—¡Ayuda! —me teletransporté a donde venía el sonido, al llegar vi que era un hombre.
—¿A visto a Ashley? —él simplemente comenzo a tocer.
—Ella... ella estaba en el sótano —me teletransporté al sótano y la vi, estaba tirada, rápidamente la cargué y nos teletransporté a un hospital.
—¡Ayuda, alguien, ayúdeme por favor! —pronto llegarón con una camilla, la acosté ahí y se la llevarón, yo me quedé a su lado.
—Señor espere aquí —me dijo una enfermera mientras me tomaba del brazo para evitar que yo los siguiera.
—No no no, yo soy médico.
—Si claro un chico de 16 años es un doctor.
—Tengo 19.
—Si ajá y yo soy dueña de todo el mundo, espere aquí —me metí en su mente.
—Le dije que necesito entrar, y soy doctor, en este momento pudiera demostrarle todo lo que estudié sobre medicina, pero mi princesa me necesita a lado de ella, así que o me deja pasar o usted y yo tendremos una conversación totalmente diferente y el ambiente será mucho más escalofriante y estará tan caliente en ese lugar que va suplicar por volver.
—Adelante, pase por favor —cuando entré, me pusé un traje de enfermero, ya que es más creíble decir que soy solo un enfermero que esta en guardia a decir que soy médico, al entrar ella estaba acostada en la camilla, al ver la máquina vi que su ritmo cardiaco estaba un poco acelerado, pero estaba estable, todos salieron y yo me quedé ahí con ella, después de unos minutos la movieron a un cuarto diferente, donde ya podría recibir visitas, así que me salí, me quité la ropa de enfermero y fui a la sala, me registre y entré, cuando entré vi que estaban sacando a Ashley en la camilla.
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Lucier
Science FictionDrogas, sexo, una mujer distinta todas las mañanas, suena a la vida perfecta para cualquier hombre... bueno pues para el príncipe del infierno lo es. Pero eso termina cuando su padre le pide un último trabajo, atormentar a una chica ordinaria... o a...