—No amor, estoy bien así.
—Uy, me gusta cuando te pones así.
—Uy, a mi no me gusta estar contigo, cada quien su infierno, ¿no?
—No entiendo ¿por qué aún no me amas? —dijo Ximena lanzando un vaso de vidrio a la pared.
—Te dije que lo intentaría y sabes bien que lo hago.
—Lo dijiste, pero no haces nada, desde que Ashley y tú dejarón de verse te volviste frío, incluso más que antes, ya eres insoportable.
—Bueno Ximena, no tienes porque soportar a alguie como yo.
—No Lucier, no tengo, pero por amor uno hace cosas que jamás pensaría en hacer.
—Gracias amor, en serio intentaré aún más —ella se subió a la mesa y comenzó a quitarse la playera, me levanté, me quité mi saco y la tapé con el.
—¿Qué haces?
—No quiero que te vean.
—No tiene nada de malo que los demás vean lo que es tuyo —dijo provocándome.
—Vámonos a la casa —la bajé.
—¿O sino qué? —dijo retándome. Yo la tomé del cuello y la besé, ella regresó el beso, comenzó a desabotonarme mi playera.
—Aquí no, vámos a la casa —me tomó de la mano y al salir vimos al chofer, ella se subió y luego me subí yo, el chofer nos llevó a la casa, en cuanto cerré la puerta Ximena comenzó a besarme, yo la cargué y sin despegar nuestros labios la llevé a la cama, la acosté y con mis labios comencé a recorrer todo su cuerpo. Ella empezó a gemir.
—Ahí amor.... Mmmhmmm —yo seguí.
—Descansa amor, iré a la tienda a comprarte una nieve —le di un beso en la frente, me bañé y me cambié, Ximena se había quedado dormida, yo salí de casa y me dirigí hacia la tienda, cuando de pronto vi a un par de hombres asaltando a una mujer, al verla vi a mi princesa, estaba por dirigirme ahí y ayudarla, pero últimamente he estado viendo a todos como si fueran ella, seguí caminando, hasta que la escuché.
—¡Ayuda!
—¡¿Princesa?! —salí corriendo precipitadamente, me puse frente a ella.
—¿Lucí? —yo sonreí, se sintió tan bien.
—Hola Ashley, por favor tápate los ojos y volteate, necesito que hagas eso —ella sin pensarlo dos veces me hizo caso, me acerqué a los hombres y comencé a golpearlos, ellos me lanzaban golpes que con facilidad logré esquivar, no me tomó más de 2 minutos dejarlos inconsientes en el suelo, yo sentí como mi princesa moría de miedo, la abracé ella comenzó a llorar del miedo, con mi abrazo pude sentir como ella se tranquilizaba, en cuanto dejó de llorar la solté y me fuí.
—¡Luci espera! —yo la ignoré por completo y seguí caminando —.¡Que te detengas te dije! Nunca la había escuchado gritarme, sentí lo molesta que ella estaba conmigo.
—¿Qué quieres? —quería hablarle bonito, fingir que ya había superado todo pero ese Lucier ya murió, murió el Lucier que pensaba que podía ser bueno, que pensaba que podía merecer amor ahora solo queda él Lucier que no quiere sentir nada, él Lucier que ahora solo ignorará a su corazón, si es que llegué a tener uno, ahora no dejaré que me vuelvan a lastimar, y esta bien solo es cuestión de tiempo para que ella y el idiota se casen y ahora si, yo me iré y me iré para siempre.
—Nunca volviste, me dijiste que lo harías —dijo mientras tomaba mi mano.
—Dame una buena razón por la que debí de haber vuelto... —ella se quedó callada —.Ahí está, justo lo que pensé que dirías, nada, adiós.
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Lucier
Ciencia FicciónDrogas, sexo, una mujer distinta todas las mañanas, suena a la vida perfecta para cualquier hombre... bueno pues para el príncipe del infierno lo es. Pero eso termina cuando su padre le pide un último trabajo, atormentar a una chica ordinaria... o a...