Tenía que regresar al instituto.
Si seguía de este modo, nunca lograría graduarme. Ya había perdido un año y no quería perder otro.
Habían pasado ya unas 3 semanas desde mi supuesto "accidente".
Lucía informó que me había autolesionado y que algunas de las heridas hechas eran para tratar de quitarme la vida. Obviamente muchos de los doctores dudaron de aquella declaración, era casi imposible que yo me hubiera hecho daño en zonas que mis manos y brazos no alcanzaban. Además muchas de las lesiones apuntaban a violencia doméstica.
Sin embargo, la policía no pudo investigar más, ya que me había cerrado en decir que lo había hecho yo misma, lo cual fue fácil de creer debido a que no era la primera vez que me encontraba inconsciente o ingresaba a una clínica de esta forma.
Algunas heridas eran pequeñas, como por ejemplo las de mi brazo. Pero las de mi espalda era otro caso.
Alrededor de ellas se vieron moretones y una que otra cortada pero no eran tan graves - según yo - ya que la mayoría eran relativamente pequeñas pero... profundas.
En fin, ¡HIERBA MALA NUNCA MUERE!
¿En serio?
¿Qué? suena bien, ¿a qué si?
Cómo digas...
Salí de la clínica por la tarde. Debido al descanso médico tenía libre estos dos días, pero en vez de ir al lugar donde me esperaba Lucía - lo cual no quería - prefería hacer tiempo e ir al cementerio a ver a mis padres. Mientras tanto le había escrito a Lucas sobre mi dada de alta y la recuperación para mi brazo, ya que me dolía al moverlo o flexionarla.
El problema en mi caminata no fueron la debilidad de mis piernas sino la de mi espalda. El dolor intenso y agudo que sentí al tan solo herguirme fue demasiado. Apenas fueron 2 semanas de la recuperación pero las heridas no estaban cerradas. Necesitaría más tiempo para sanar por completo, hasta el próximo "accidente".
Tomé algunos analgésicos que me habían recetado para el dolor junto a mis medicamentos del tratamiento que hacía desde que salí del Centro.
Esperé a que hiciera efecto pero me canse de esperar y con el dolor agudo en la espalda caminé hacia el cementerio.
La ruta hacía allí fue el mismo de siempre, ya con el tiempo he memorizado cada paso que he dado y cada vista o paisaje que me ha obsequiado mi caminata.
Los mismos árboles viejos y largos, el mismo camino de pista que con el tiempo se volvió usada más como una vereda que una pista... lo único diferente que solía variar era el clima, a veces hacía frío o nevaba, otra veces el calor estaba presente y era insoportable caminar un largo camino con aquella bola gigante de calor que te devoraba.
En un comienzo me resultó difícil andar de pie y caminar una gran distancia, no obstante, descubrí que la caminata con un poco de música podía cambiar esa perspectiva y en vez de maldecir, por cada segundo que mis pies daban un paso, podía relajarme y disipar, por un momento, los pensamientos de mi cabeza.
Lamentablemente para mi suerte no tenía nada de eso. Entonces me conformaría con las maldiciones y dolores que sentía en todo mi cuerpo y sobretodo en la espalda.
Cerré los ojos y suspiré tan fuerte que sentí, al inflar mis pulmones y recuperar el aire, el dolor y los latidos en mi espalda aumentar al punto de robarme un grito.
-No duele, todo va a pasar, Victoria.- traté de consolarme - Todo está bien.
Sonreí triste, arrugue la nariz y tomé una bocanada de aire para continuar.
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Si las mentiras fueran las despedidas [Editanto]
Romance♧ Ella sufrió un accidente que le cambió la vida. ♤ Él ha tratado de protegerla. ♧ Ella ha tratado de sobrevivir por él. ◇ Él la ha amado en secreto. ♧ Ella lo ha amado apenas lo conoció. ♤ Él amó sus sonrisas y defectos a penas la encontró. Mentira...