Si las mentiras fueran las despedidas [Editanto]

Cap 25: No es nada

El peso en mi pecho aumentaba en cada cortada. En cada mechón caído.

Mantenía mis ojos cerrados cuando deseaba creer que todo era falso.

Si, era un sueño. Una pesadilla más.

Esos dedos gordos delinearon cerca de mi clavícula hasta bajar al valle de mis pechos.

Mis manos sostuvieron fuertemente la bata blanca que tenía.

Solo es una pesadilla. Todo pasará. El infierno acabará cuando la luz vuelva.

Cuando la pequeña sonrisa del techo desaparezca.

Cuando las gotas de sangre debajo de mis ojos dejen de caer.

Sin embargo, nunca acabó.

El dolor continuo. Sus manos. Sus asquerosas manos me tocaron hasta que mis gritos dejaron de existir uniéndose con la locura de mis pensamientos.

Esto era un castigo.

Y quería huir, pero no podía.

Solo un error pequeño bastó para delatarme. No debí moverme. No debí siquiera respirar.

-Estas despierta, preciosa.

Abrí los ojos negando.

-No, no...

-Vaya, y yo que pensaba que me divertiría solo.

El mundo se volvió oscuro, el ruido dejó de existir cuando su mano me obligó a ingerir el polvo mágico. El vaso de agua cayó encima de mi bata.

Mi única protección dejó de existir. Mi alma me abandono y solo mi cuerpo estaba ahí.

Tirado en el suelo, usado.

♤

La mañana fue difícil de tratar.

Amanecer con miedo, donde tu cuerpo tiembla a tal punto en que no sabes que hacer para tranquilizarlo. Sentir el aire cortándose apenas la brisa choca contra tu piel. El miedo de que tu pesadilla sea realidad una vez más.

Estar sola en una mente tan destruida era una tortura. A veces estar bien era no sentir nada. Otras veces, querer no verte en un reflejo era la mejor salida de poder sobrevivir en tu propio cuerpo.

Mi infierno en vida.

¿Hace cuánto había dejado de soñar con él?

Tal vez no hace mucho pero... siempre había un día, semana o mes en que aparecía constantemente.

Habían pasado tan solo unos pocos días desde que Rodrigo se fue. Las pesadillas no eran muchas pero si habían algunas.