Cap 54: ¿Cuál es tu sueño?

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El viento corría junto a algunos ruidos de los pájaros que adormecían y relajaban por completo mi cuerpo.

Con las yemas de mis dedos apreté el pasto debajo mío y empecé a moverlos, imaginando unas teclas similares al piano.

Me agradaba este lugar, era tranquilo y podía concentrarme solo en sentir todo.

-¿Otra vez distraída? - Sus brazos envolvieron mi cintura mientras apoyaba su cabeza cerca de mi clavícula.

Lo miré de reojo y sonreí.

La brisa hizo que unos mechones se movieran en el aire por un momento, chocando en mi rostro.

Apoyé la parte trasera de mi cabeza en su pecho mientras él tarareaba una canción. Cerré los ojos por varios segundos hasta sentir sus dedos hicieron círculos en la parte desnuda de mi piel, cerca a mi estómago donde el top morado no tapaba debajo de mi chompa delgada.

Me moví un momento por las pequeñas cosquillas que sentí.

-Basta. - Dije sin resistirme a reír. - ¡Rodrigo!

Se detuvo un momento y luego continuó hasta que caí encima suyo, mientras él seguía haciendo cosquillas debajo mio, cerca de las costillas.

Traté de zafarme de su agarre hasta que empezamos a rodar en el pasto para quedar frente al uno del otro.

Él encima mío con una sonrisa, apoyando sus manos en el césped y mi rostro en el centro de ellos mientras que lo miraba junto a una sonrisa.

-¿Terminaste? - Su sonrisa se ensanchó.

-¿Quieres verlo? - rodeé los ojos.

-Claro que quiero verlo, extraño. Ahora, apártate y muestra.- Exigí.

Moví mi cuerpo para levantarme hasta que él, con una sonrisa parecida a lo traviesa, se quedó quieto.

-¿Qué se dice antes? - fruncí el ceño.

-¿Por favor? - Negó.

-Es otra cosa. - Pasó de mirar mis ojos a ver mis labios. Sonreí con la diversión recorriendo mi rostro.

-Creo que eso cuesta más. Pero, si es para que me lo muestres, entonces... - Suavemente eleve mis manos para agarrar sus mejillas y acercarme, hasta esperar el momento perfecto.

Cuando vi sus ojos cerrarse, esperé unos segundos y luego lo empujé a un lado. Corrí un poco para llegar a la manta que usamos como picnic. Me senté en ella y al frente de la pintura que él estaba haciendo, la observé un rato, mientras mis ojos se abrían de la emoción y sorpresa.

Escuché sus pasos contra el gras al costado mío, tomando asiento.

-¿Te gusta? - preguntó cerca de mi oído.

Me mantuve concentrada en la pintura, mis ojos sorprendidos voltearon a verlo y luego a la pintura.

Unos colores mezclados entre el azul, negro y rosado pálido fueron los principales en resaltar. Parecido a una foto, mi rostro estaba ahí, sonriente mientras tocaba un piano blanco. Pequeñas notas musicales me rodeaban junto a un chico que reconocí como él apoyado en el instrumento mientras me observaba.

-Es... - alcé mi mano para poder rozar la estructura aunque me detuve al ver que aún seguía fresca, - es hermoso, Rodrigo.

No recibí respuesta. Volteé para verlo y repetirlo por si no lo había oído, sin embargo, tan solo hacerlo lo vi con un pequeño ramo de flores rojas, en donde solo tres eran rosas blancas.

-¿Qué... ? - Negó con la cabeza manteniendo una sonrisa.

-He esperado dos meses para esto. - Arrugué el ceño confundida y más al escuchar su voz nerviosa.

Si las mentiras fueran las despedidas [Editanto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora