Cap 53: Vaga Esperanza

552 27 8
                                    

Rodrigo
6 años después

Hubo un momento en la vida que viví con miedo. Tal vez hay momentos en que sigo sintiéndolo, tan pequeños y leves. Según María José era consta de aprender a vencerlos y creo... que lo he logrado durante todos estos años.

Mi psiquiatra me enseñó, apoyó y escuchó cuando lo necesite. He aprendido de a pocos a aceptar lo sucedido. Fue paciente conmigo, me recibió con una sonrisa cálida cada vez que la visitaba o sentía que perdía el control.

Estoy sanando.

Puedo sentir este dolor pero es llevadero.
Ahora puedo ir a ver a Ariana sin la necesidad de hundirme apenas piso el cementerio. Fue un proceso, la primera vez y valió la pena.

Por mi salud dejé de asistir a los aniversarios de la muerte de Ariana.
Sin embargo, no me rendí, solo vi que podía recordarla sin necesidad de ir y que me hagan sentir peor o culpable. Porque sé que hice lo que pude, la apoyé pero no podía calmar lo que a ella le atormentaba. Lamentablemente no muchos podemos vencer a nuestros monstruos o aprender de ellos.

Exactamente, mi inasistencia fue lo que hizo que me sorprendiera al ver a una Valeria más grande, echa toda una adolescente, al encontrarla frente a mí puerta.

Su visita fue inesperada, apenas había regresado para vacaciones después de dos años de universidad.

Al comienzo, pensé que vendría para desahogarse pero no lo hizo, el simple recuerdo era difícil y gratificante de pensar. Eso había sido un paso más que me había demostrado un gran cambio...

-¿Puedo pasar? - Sus ojos verdes me miraron nerviosos. Dudé un momento en aceptar pero luego suspiré. Si quería hablar de algo... mejor sería ahora.

-Claro, - me moví a un lado de la puerta y la cerré cuando entró.

Ambos nos sentamos uno al frente del otro en los muebles de la sala en la casa de mamá.

-Vine el año anterior. - Comenzó la conversación, sorprendiéndome. - Y bueno, me enteré que entraste a la universidad que deseabas. Felicidades, - traté de sonreír aunque no llego a mis ojos.

Lo que había dicho podía interpretarlo como un insulto o halago. La verdad en este punto ya no sabía en qué pensar acerca de su comportamiento de odio hacia mi.

Sin embargo, era una niña después de todo.

-El año anterior me quedé allá para avanzar en los cursos. - Conté. - Ahora vengo de vacaciones después de las prácticas.- Asintió - Gracias por... las felicitaciones. - Volvió a asentir.

El silencio fue incómodo despues de eso, hasta que ella habló:

-En realidad, no venía solo felicitarte. -Frunci el ceño. - Yo... eh - carraspeó su garganta, me miró algo insegura, - vengo a disculparme. No debí tratarte así. - La miré un rato sorprendido, procesando sus palabras.

Me esperaba todo menos eso.

Negué con la cabeza y le regalé una sonrisa de boca cerrada esperando calmar el ambiente tenso que se formó.

-Esta bien. No te preocupes, Valeria. Me alegra que hayas venido - una sonrisa se encorvó en sus labios.

-Gracias, Rodrigo. - Volví a negar. - En serio, yo... - arrugué el ceño sin comprender -, me enteré que nos defendiste, a mi hermana y a mi de ser tachadas por suicidas. - Su mirada decayó. - Gracias por eso. Se que era pequeña en ese entonces y hacía caso a lo que mis padres me decían, pero nunca voy a olvidar cómo ayudaste a Ariana. Gracias y disculpa otra vez mi comportamiento. Me tarde unos años en entender lo que sucedió; ahora solo quiero que ella descanse en paz.

Si las mentiras fueran las despedidas [Editanto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora